Cuando se producen elecciones y asumen nuevos gobiernos, éstos siempre vienen acompañados de cambios de funcionarios aún cuando sea el mismo signo político el que haya triunfado. Y en el área de Seguridad Deportiva se verificó esa tendencia en las dos jurisdicciones con mayor presencia de equipos y barrabravas. En el Aprevide que tiene a su cargo todo lo que ocurre en la Provincia de Buenos Aires salió Eduardo Aparicio e ingresó como nuevo jefe Guillermo Cimadevilla quien era hasta la semana pasada el secretario general de la Fiscalía General del Polo Judicial Avellaneda-Lanús y que además fue el secretario de la fiscal Soledad Garibaldi que trabajó el caso de los abusos de chicos de Inferiores del club Independiente, que terminó con varias condenas a 10 y 12 años de prisión. Hombre del fútbol, intervino también en innumerables casos de violencia barra desde la Justicia, sobre todo en los últimos cuatro años. Mientras que en la Ciudad de Buenos Aires el nuevo Director de Seguridad Deportiva tiene un apellido que resalta apenas se lo nombra: se trata de Juan Manuel Castrilli, de 44 años, hijo nada más ni nada menos que de Javier Castrilli, quizá el árbitro más famoso y polémico que haya tenido alguna vez nuestro país. Apenas el cronista le marca este detalle, Castrilli, que ya venía trabajando en esta área durante la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y bajo el mando de Guillermo Madero y ahora fue avalado por el gobierno de Jorge Macri, sonríe y contesta: “No reniego de mi apellido y muchísimo menos de mi viejo. La escala de valores que la gente le conoció en la cancha es la misma que me legó para la vida y el trabajo”.
-Pero sabés que tu papá divide aguas. Una mitad del país lo amaba y otra lo odiaba. De hecho se ganó el mote de “El Sheriff”.
-Esa es una imagen distorsionada. Mi viejo es un hombre firme en sus convicciones que siempre se manejó bajo el lema de “por fuera de la ley, nada”. Pero era una persona de diálogo. Yo trabajo hace 22 años en Seguridad Deportiva, empecé con él en Provincia de Buenos Aires cuando lo convocaron bajo la presidencia de Eduardo Duhalde y con Felipe Solá como gobernador, y cualquiera te puede confirmar lo que te estoy diciendo.
-Pero no debe ser fácil haber crecido siendo el hijo de Castrilli.
-Y, pasamos de todo, jaja. Pero yo lo acompañaba a la cancha desde chiquito y te puedo asegurar que la mayoría lo quería y le pedía fotos. En mi colegio alguno podía decirme algo por algún fallo pero en persona él explicaba todo y se hacía querer. Yo jugué en Inferiores en Ferro y Argentinos Juniors y venía siempre a verme y nunca vivimos una situación complicada. Porque podía equivocarse en un penal o en una tarjeta roja pero sabían que era incorruptible.
-Pero en la cancha la habrás pasado mal alguna vez.
-Y, recuerdo partidos complicados, como el River-Newell’s de 1992 donde le echó cinco jugadores a River (NdR: El Millonario terminó con seis futbolistas y perdió 5 a 0) y estábamos con mi mamá y mi abuelo. Yo tenía 12 años y fue duro. O el Vélez –Boca del Clausura 96 que ganó el equipo de Liniers 5 a 1, mi viejo echó a tres jugadores de Boca, La Doce empezó a romper el alambrado cuando cobró un penal en contra y se desmadró todo y yo estaba solo en la platea. Pero ya sabía qué hacer: la rutina con mi papá era salir de casa, ir a la comisaría, dejar el auto y de ahí nos llevaban a la cancha. Cuando terminaba el partido yo bajaba al vestuario y salía con él otra vez a la comisaría. Pero él siempre me decía: “Si hay lío no vengas al vestuario porque se va a poner pesado, andá directo a la comisaría”. Y la verdad es que casi siempre terminaba yendo a esperarlo a la comisaría!
-¿Ese partido no queda en la historia porque echa a Maradona y éste le pide explicaciones y cómo no se las da empieza a gritarle a cámara “estás muerto, háblame”?
-Sí, ese mismo. Yo en la cancha esa situación no la viví, recién la vi a la noche por la televisión y me quería matar, porque Diego era mi ídolo futbolístico. Y le pregunté a mi viejo por qué no le había contestado y me dijo que no lo hizo porque Maradona lo único que quería era provocarlo para sacarlo de su eje, y él no se podía permitir eso. Para papá la ley vale para todos igual, seas Maradona o un anónimo. Y esa premisa que me inculcó es la que llevo adelante ahora. Seas barra o plateísta vip, si cometés un delito o contravención no vas a entrar más a la cancha.
-¿Y la política no condiciona esa mirada con sus arreglos con los barras?
-Si sabés cuál es el rumbo, no. Además tengo el respaldo total del ministro de Seguridad, Waldo Wolff, y del Secretario, Diego Kravetz. Por eso les estoy agradecido. Yo como te decía empecé a laburar en 2002 en esta tarea con mi viejo. El a partir de su relación con Gustavo Beliz trabajó con Duhalde, Néstor Kirchner, tenía relación antes con Menem y cada vez que le impedían ir contra los violentos, daba un portazo y se iba. Porque vos no podés transar si el objetivo es tener estadios seguros. Yo lo acompañé en todo su trayecto y después trabajé en Nación hasta 2021 y bajo el mando de Madero hicimos Tribuna Segura, que fue un programa revolucionario para aplicar en forma efectiva el derecho de admisión y que hoy en CABA tenga una base de datos de 11.000 infractores a la ley del Deporte. Y esa es una política de Estado que se continúa y que demuestra que es la forma en la que hay que trabajar. Tras la pandemia pasé al ámbito de la Ciudad y modificamos la forma de ingreso a los estadios. Preguntale a los hinchas de River y Boca si no se entra mucho mejor a la cancha hoy que antes. Me acuerdo que cuando Argentina festejó el título en el amistoso contra Panamá nos decían que iba a ser un caos, que el plantel no iba a poder llegar, y trabajamos en conjunto con Nación y Provincia y salió todo perfecto. Y queremos seguir por esa senda. El desafío es continuar transformando los estadios en lugares seguros y sacar de la cancha a todo aquel que cometa un delito o una contravención. En este tema trabajamos codo a codo con la Fiscalía de Delitos en Eventos Masivos. Pero ojo, la idea no es prohibir, sino acompañar a los clubes para que el espectáculo sea una fiesta.
-Pero el desafío mayor es la vuelta del público visitante. Y mientras en otras jurisdicciones hay encuentros con ambas parcialidades, ustedes no lo permiten en la Ciudad.
-No es así. Acá por las instancias finales de la Copa de la Liga jugamos Argentinos-Tigre y Racing-Tigre en Huracán y sin ningún inconveniente. Pero es un tema que primero deben resolver la AFA y los clubes. Si ellos deciden que debe volver el público visitante en todos los encuentros, lo analizaremos y daremos respuesta. Estamos lejos de ser un palo en la rueda pero primero el mundo del fútbol tiene que definir qué quiere en la materia y recién ahí ponernos a conversar.