Fue como una broma entre amigos. Subir un video solo para recordar con una sonrisa un momento que fue complicado por un accidente en el Rally Argentino y a más de 180 km/h. Sin imaginarlo, el piloto Ricardo Martinoglio y el navegante Claudio Muciachio dieron la vuelta al mundo gracias a unas imágenes que fueron furor y se hicieron tendencia en las redes sociales. Detrás de ese incidente que también mostró los valores de la lealtad deportiva con un compañero, hay una historia de amigos que revelearon cómo siguieron adelante pese al percance.
El hecho fue en la primera fecha del Campeonato Argentino de Rally de 2023 disputada en General Madariaga en el denominado Rally Pagos del Tuyú, en el que Muciachio se equivocó en la lectura de la hoja de ruta y llevó al error en la conducción de Martinoglio, cuya maniobra terminó en un vuelco. El famoso “¡cómo a fondo, Claudio!”, que Ricardo le reprochó a su compañero, en pocos segundos se convirtió en un ejemplo de contención, cuando lo tomó de la mano y le preguntó cómo estaba. Infobae habló con ambos para conocer la historia detrás de ese video que superó las fronteras.
“Este sábado estábamos hablando con Claudio y le dije ‘¿subimos el video?’. Fue porque sí, sin buscar nada y al rato explotó en las redes sociales”, afirma Richard, como se lo conoce a Martinoglio.
“Me hicieron la pregunta y por la parte cómica del choque, está bien. Pero mucha gente se sorprendía porque uno se preocupe más por el ser humano que por el auto, cuando debería ser normal. Es decir, chocaste, ¿qué vas a ver? ¿Si se te chocó el auto o cómo está la persona que está al lado tuyo? Lo tomo con naturalidad y por suerte hay muchos chicos que están en la escuela de karting en el Interior, que rescato que a ellos les sirve de mucho. Que hay fierros que se rompen y que hay que priorizar a la persona que tenés al lado, y una vez que estábamos los dos dados vuelta, lo importante es continuar y de hecho al otro día corrimos. Así es la vida y eso es lo que haríamos en cualquier momento, con o sin cámara”, subraya el responsable de una empresa importadora de una conocida marcas de herramientas.
En el rally el piloto y el navegante viven un matrimonio y Martinoglio explica que “es fundamental el navegante y cuando él me dijo ‘izquierda a fondo’, yo ni vi la curva y dije ‘bueno, ciego, es izquierda a fondo e iba ahí’. Él leyó mal algo porque yo le pregunté y cuando me repitió ahí se equivocó de renglón y eso fue lo que pasó. Es como un matrimonio en el cual hay que creer a ciegas y creo que es más que un matrimonio, porque cuando pasan estas cosas se divorcian y nosotros seguimos corriendo porque entendimos que fue un error y porque somos amigos”.
“Claudio es un amigo laburante de San Nicolás. Hace cuatro años que corremos juntos y nos llevamos muy bien. Tenés que tener un vínculo estrecho de confianza y seguridad con la persona que va arriba. Viajamos juntos, hacemos cursos sobre este deporte y tratamos de aprender”, indica respecto del vínculo con Muciachio. Ambos son cuartos en el campeonato de la clase RC4 que se nutre de Peugeot 208.
Sobre la maniobra que terminó en el vuelco, describe que “cuando él me dice ‘izquierda a fondo, empiezo a doblar y veo que tengo una pared de ramas y arbustos adelante y me di cuenta de que no era para doblar a fondo y empiezo con todas las puteadas ahí. Agarro el volante, tratando de salvarlo (al auto) y empezamos a dar dos vueltas y media y quedamos patas para arriba. Nunca tuvimos miedo y se puede ver en el video. Doblamos a 180 km/h en una curva en la que tenés que doblar a 40 km/h. El auto, totalmente nuevo, y lo estrenábamos en esa carrera. Nos emparcharon el auto, me preguntaron en una nota qué se rompió y respondí ‘lo más fácil es que te diga qué no se rompió’. Lo vimos muy sencillo de arriba”.
Pese al momento de tensión y la adrenalina por el choque, lo destacable de Martinoglio fue su contención hacia su compañero, al que tomó de su mano y le preguntó de inmediato cómo estaba. “Mi hija es psicóloga y me dice ‘pasaron 15 segundos entre la puteada hasta ese momento. Una persona tarda en reaccionar mucho más’. La verdad es que son cosas que uno las hace sin pensar y totalmente naturales. Es más, Claudio y yo no sabemos a veces cómo se prenden las cámaras del auto porque somos cero tecnología. Todo es muy raro y muy loco. Ojalá estas cosas sirvan para priorizar la parte humana sobre la monetaria y lo digo desde un lugar que, no porque yo tengo resuelto el tema económico en mi vida, sino desde personas que no lo tienen y me enseñaron a destacar lo humano”.
El video dio la vuelta al mundo y Richard revela “me escribió un ingeniero mío que está en Europa, que está en un equipo de rally. Me escribió el domingo y me dijo ‘me desperté con diez mensajes de gente de acá de Europa mostrándome el video este. No lo puedo creer’. Yo creo en todo lo que es el marketing, pero todo esto lo veo tan natural. Tengo una empresa con 150 personas que tienen libertad para equivocarse y aprender y lo mismo me pasa en el rally. Nadie se equivoca a propósito”.
Tiene 57 años, vive en Castelar (zona Oeste del Gran Buenos Aires) y comenzó a correr hace seis temporadas. “Empecé muy tarde y hasta hace un par de años no podía subirme ni a una bicicleta por cuestiones económicas. Es un cable tierra para mí, ya que en mi empresa vivo muy presionado con mi trabajo”, confiesa.
Pero se tiene fe para lo que viene en el Rally Argentino, donde corren en la clase RC4. “Este fin de semana terminamos cuartos. Claudio y yo somos los veteranos. Les damos pelea pilotos más chicos. Arranqué el Rally Federal y fue gracias a un amigo que me invitó a ver una carrera y me terminé subiendo a un auto”, asegura.
Aquella vez, luego del vuelco, Richard bancó a su compañero y esa lealtad se construyó en los caminos. Lograron ser un binomio exitoso. “Claudio ya navegaba y le sacó jugo a los adoquines porque hemos ganado carreras del Rally Mar y Sierras (una categoría importante de nivel zonal), yo siendo novato, y peleamos campeonatos”, concluye.
El propio Muciachio también recuerda aquel vuelco y devela qué pasó: “Lo vivo del costado del humor y tratando de aprender y de que no vuelva a pasar. Eso es la parte final de una serie de errores que uno comete. Hay una serie de circunstancias que hace que cometa el error final, que es dar vuelta la hoja antes de tiempo y cantar una referencia que estaba más adelante, y que justo los dos datos precedentes eran iguales al de una curva anterior. Lo que hace todo más humanos es que al fin y al cabo todos podemos cometer un error”.
“Es muy loco que cientos de miles de personas hayan mirado el video y encima después de un año. Porque errores en el rally yo te puedo cantar 200 que han cometido los pilotos y los navegantes. En este caso lo que sobredimensionó todo esto fue la categoría, que es a nivel nacional”, cuenta el comisionista de 55 años oriundo de San Nicolás. “El automovilismo es mi pasión y siempre desde chico quise participar, pero yo soy un laburante”, aclara.
“El video lo volví a ver solo una vez para ver dónde había sido mi error y por qué había ocurrido. Una vez que lo encontré, ya está. Uno se tiene que hacer responsable de lo que hace. Cuando sos un triunfador no sos el mejor y cuando sos un perdedor no sos el peor”, asevera.
El rally tiene la particularidad de que los competidores no tienen margen de falla a diferencia de las carreras en un autódromo, donde las vías de escapes permiten que un auto se despiste y hasta pueda seguir en carrera. Por eso en el ambiente hay quienes afirman que los pilotos de rally tienen una sensibilidad mayor al volante que los corredores de la pista. Al correr en caminos abiertos, el navegante cumple un papel vital y Claudio explica los motivos. “Terminamos siendo los ojos del piloto y le vas cantando todo lo que viene adelante. Si tiene un salto, una recta, una curva, qué hay del otro lado, si hay un puente. Todo lo que hay en la ruta el navegante lo tiene descripto en la hoja de ruta. También tenemos que ir entregando en tiempo y forma en distintos puntos los tiempos determinados y exactos en los primes de velocidad. Si el piloto no cree en el navegante ciento por ciento y viceversa, estás complicado en un auto de rally”.
“Ricardo llegó al equipo en el que yo estaba y necesitaba un navegante con experiencia y me subí yo”, recuerda sobre cómo comenzaron a correr juntos. La buena relación lleva a que su hijo en ocasiones sea el navegante de Richard y apunta una divertida anécdota: “Fue en una carrera en la que yo estaba con otro piloto dos autos adelante y Ricardo corrió con mi hijo Tiziano y se le rompió la caja. Al llegar al prime 1 (tramo cronometrado), nos insultó a mí, al otro piloto, a mi hijo, a todos. Al rato nos estábamos riendo de eso. El mundo del rally es muy particular. Los viernes a la noche cenamos todos con la gente del equipo y pasás cuatro días juntos”.
La próxima fecha se llevará a cabo del 12 al 14 de abril en Jesús María y será el primer evento del año en Córdoba, la meca del rally en la Argentina. Allí Ricardo Martinoglio y Claudio Muciachio irán por más. Son el fiel exponente del “matrimonio” que caracteriza a este deporte, con códigos arriba y debajo de los autos, más allá de un resultado.