Me enamoré. Cuando escuché que alguien había acuñado la frase “el dinero tiene un sentido reverencial o sensual”, me encantó. Esa interpretación de la moneda me dio curiosidad y quise saber más. Y en ese camino me encontré con la publicación Lecciones de ética y economía para América Latina, de la historiadora Ángeles Castro Montero y con el libro Españoles en el Diario La Prensa (2012), publicado por Editorial Bergerac, de la Fundación Ortega y Gasset de Argentina, coordinado por la misma doctora en historia por la Universidad Torcuato di Tella.
De inmediato contacté a Castro Montero, cuya tesis doctoral se vincula directamente con este concepto tan optimista del dinero. Siempre sentí que tenía que haber algo más que una idea culposa, esquiva o frívola de los papeles fiduciarios que todos necesitamos intercambiar para sobrevivir. Algo que lo definiera más allá de su mala fama. Y llegó el día.
En conversación con Infobae Cultura la profesora titular ordinaria de Historia y directora del Centro de Pensamiento Español en la Argentina, de la Fundación Ortega y Gasset, cuenta de donde viene todo esto de escribir sobre los destinos que tenían los dineros de las personas ricas en Londres y Estados Unidos- en el 1900- y los que deberían haber tenido según la opinión del periodista español Ramiro de Maetzu.
En sus columnas tocaba un punto crucial: la responsabilidad social del dinero de los más ricos. La crítica estaba orientada a promover un cambio en el destino que las clases acomodadas de la época le daban a las fortunas. Algo así como ,por ejemplo- invertir en el desarrollo y la promoción de la cultura, a través de la educación, el arte, la literatura, el periodismo, la música, el teatro y el cine. Un mundo así sería Disney. Pero vamos de a poco .
El derroche: un movimiento sensual
Maetzu tenía 31 años cuando empezó a escribir desde Londres para el diario argentino La Prensa. Y escribía acerca de lo que veía en aquella sociedad. Lo hizo aproximadamente durante 15 años. “Dedicaría sus columnas -explica la historiadora- a ampliar, clarificar y acuñar un concepto fácilmente aceptable y llevado a la práctica: el sentido reverencial del dinero. Esta expresión condensaba en una fórmula simple la religiosidad con el capitalismo y pretendía dar un significado positivo, encomiable, de respeto a esas ganancias que se invertían en producir bienes y servicios materiales y espirituales para el progreso de los semejantes. El sentido reverencial del dinero tenía su cara opuesta: el sentido sensual, la riqueza que se derrochaba en lujo. Esta idea, de fácil asimilación gozaba también de la ventaja de convertirse en una alternativa eficaz al avance del comunismo.”
Es en el primer capítulo del libro Españoles en el Diario La Prensa, donde Montero estudia y analiza las columnas y artículos del periodista español de La Prensa, radicado en Inglaterra. Y realiza un recorrido por las ideas de Maetzu, durante el período en el que fue corresponsal extranjero allí. Según la cita textual, el corresponsal pudo observar in situ “(…) la exaltación de lo fastuoso que desplegaban las clases altas y la posibilidad de nuevos sectores sociales al acceso de bienes y a la disponibilidad de tiempo libre en Inglaterra (…)”.
Sus crónicas periodísticas, asegura la doctora en Historia, “revelan que, detrás de ellas, se encuentran, la finalidad y la responsabilidad de las elites ante el dinero, donde lo privado se vincula inevitablemente con lo público, una idea vertebral que atraviesa las ideas del periodista del siglo 19″.
En este sentido, la académica aclara que : “(…) al censurar desde su púlpito de tinta y papel a las nuevas elites económicas británicas, entregadas al consumo ostentoso y a nuevos comportamientos más laxos que en los tiempos victorianos, exhortándolas a dedicar su tiempo libre y su dinero a tareas culturales e intelectuales, que redundaran en beneficio de la comunidad, Maetzu hablaba, con ese recurso indirecto, a sus lectores del diario La Prensa en Argentina”. Un tiro por elevación, ponele.
Para Montero, el llamado insistente de Maetzu tenía un objetivo: modificar aceleradamente “la tabla de valores” que predominaba en Estados Unidos (y en consecuencia el de sus lectores argentinos), en cuyo primer lugar se hallaba el derroche y el lujo que complicaba el crecimiento: su deber como intelectual era motivar a reemplazarla por otra escala donde el valor principal fuera el aumento de la producción por ahorro e inversión.
La autora profundiza la idea de Maetzu y explica que, según la mirada del periodista español, los capitalistas que no se comprometían en mejorar la relación con los obreros y su capacidad de ahorro, favorecían la difusión del marxismo y la revolución.
Esas cabezas rectoras incluían a los empresarios, pero principalmente a los colegas de Maetzu, los intelectuales, que tenían una responsabilidad, a través de los medios, de modificar mentalidades: “Creo que si los intelectuales se dieran cuenta de esta urgente necesidad de crear capitales propios- escribió el periodista -, su patriotismo les induciría la necesidad de predicar con la palabra y el ejemplo, el indispensable cambio en la mentalidad de cada país, cambio que, por otra parte, se está realizando por sí solo. Lo que hace falta, por de pronto, es acelerarlo”.
Maeztu tenía sus cátedras periodísticas, pero ambicionaba también llevar la discusión de las ventajas de la aplicación del sentido moral del dinero y su aclimatación regional a las aulas: “estas ideas tienen que pasar por la universidad”, advirtió.
Epílogo
En épocas donde “no hay plata” y “no hay plata depende para qué”, destacar el camino recorrido y la visión de Ramiro de Maetzu puede ser iluminador. Hay que rescatar a este buen hombre que intentó – a través de sus artículos periodísticos- pasar su mensaje, bajar línea y generar debate en la opinión pública de la época.
Equivocado o no, al menos hizo algo más que hablar o hacer pavadas. Hizo algo que trascendió y hoy nos permite leer y repensar en tiempos turbulentos. Me hubiera encantado viajar en el tiempo, conocerlo y hablar con él. Sobre todo, preguntarle cuál sería su opinión del mundo actual. Porque me parece que Maetzu la vio venir, ¿no? Y vos: ¿de qué lado del dinero estás? ¿Reverencial o sensual? Yo? , miti, miti.