La pesadilla de Juan Orlando Hernández, el ex presidente de Honduras recién condenado por delitos de narcotráfico, aún no termina. La misma corte de Nueva York donde un jurado lo encontró culpable de importar cocaína a Estados Unidos acaba de recibir a otro extraditado hondureño, el líder de la pandilla MS13 David Elías Campbell, alias Viejo Dan, con quien Hernández y sus cómplices se aliaron para trasegar cocaína y eliminar adversarios. Todo indica que este nuevo caso desvelará más detalles sobre la empresa criminal del ex presidente.
Campbell fue detenido en noviembre de 2023 por la policía hondureña en la frontera con la vecina Nicaragua, a donde el líder pandillero había huido meses antes. El 9 de abril pasado, Honduras hizo efectiva una solicitud de extradición hecha por la corte del distrito este de Nueva York, donde Campbell y otros cuatro miembros de la MS13 son acusados de ser parte de una conspiración criminal para importar cocaína a los Estados Unidos y de conspirar para tener y portar armas largas de fuego, los mismos delitos por los que la corte neoyorquina condenó a Juan Orlando Hernández el 8 de marzo de 2024.
Uno de los fiscales en el caso contra Campbell y los demás pandilleros es David Robles, quien fue miembro del equipo acusador del gobierno estadounidense en el juicio al ex presidente Hernández. Robles fue, de hecho, el abogado que hizo la argumentación inicial ante el jurado en el caso contra JOH, como se conoce al ex mandatario hondureño por sus iniciales.
Otro de los pandilleros nombrados en el caso contra Campbell, que es un expediente distinto al de Hernández, es Yunal Andoni Archaga Carías, también conocido como Alexander Mendoza y de alias “Porky”, de quien los fiscales estadounidenses dicen que fue el principal líder de la MS13 en Honduras durante buena parte de la década pasada.
Porky, aseguran las autoridades estadounidenses en el escrito de acusación presentado a la corte neoyorquina el 9 de abril de 2024, estaba a cargo de transportar toneladas de cocaína, propia o de otros narcotraficantes en Honduras. Era, además, el jefe de los sicarios de la MS13, a los cuales ofrecía como ejecutores de asesinatos encargados por otras organizaciones de narcos, como la que lideraba el ex presidente Hernández.
“Archaga Carías ofrecía a miembros de la MS13 a cambio de pagos a otras organizaciones de narcotráfico como sicarios. En ese rol, los miembros de la MS13 cometieron numerosos asesinatos por contratos para narcotraficantes que movían cocaína desde Honduras hacia Estados Unidos”, dice la acusación presentada por el fiscal Robles en nombre del Departamento de Justicia (DOJ en inglés) y anexada al expediente criminal número 00321-GHW, del que Infobae tiene una copia.
Una investigación de la justicia hondureña, truncada durante los años en que Juan Orlando Hernández estuvo en el poder, arrojó indicios sobre uno de los asesinatos planificados y ejecutados por Porky, el de Nery Orlando López Sanabria, también conocido como Magdaleno Meza, un narcotraficante que en su momento fue socio de JOH y de su hermano, el ex diputado Juan Antonio “Tony” Hernández. Meza fue detenido en el norte de Honduras en junio de 2018 por un retén policial que decomisó tres vehículos. En uno de esos carros, agentes del Ministerio Público (MPH) descubrieron en un compartimento escondido libretas contables en los que aparecían los nombres e iniciales de los hermanos Hernández asociados con cantidades de dinero.
A Meza lo asesinó en noviembre de 2021 un comando formado por varios hombres que entró sin mayores problemas a la cárcel de máxima seguridad conocida como El Pozo, en el occidente de Honduras. Al menos dos documentos de la inteligencia policial hondureña a los que Infobae tuvo acceso señalan a Porky como el autor intelectual de aquel asesinato.
Todo lo que sabía el narco al que mataron los pandilleros
Magdaleno Meza, también llamado Nery López, no era un narco cualquiera. Su rol en el bajo mundo del narcotráfico hondureño estuvo atado a la operación criminal de Tony Hernández, el hermano del ex presidente, quien de acuerdo con los testimonios de narcotraficantes confesos escuchados en el juicio a JOH era el nexo entre las organizaciones que movían droga al Cartel de Sinaloa y el poder político hondureño.
Fabio Lobo, hijo del ex presidente Porfirio “Pepe” Lobo, el antecesor de JOH, fue narcotraficante y está condenado a pasar las próximas dos décadas de su vida en una prisión estadounidense por sus delitos. Fabio fue uno de los testigos más importantes en el juicio a Hernández por los detalles que dio sobre las relaciones entre la política y el crimen organizado en su país.
En 2013, cuando Juan Orlando Hernández estaba en plena campaña para convertirse en presidente de Honduras, Fabio Lobo se reunió con Tony Hernández en una casa en Tegucigalpa, la capital del país. Mientras conversaban sobre la política local, Tony pidió a Fabio que lo acompañara a una gasolinera en las afueras de la ciudad. Irían, le dijo, a encontrarse con un socio. Viajaron en un todoterreno de Tony. Ambos hombres iban armados.
Al llegar a la gasolinera, entraron a la tienda de conveniencia y compraron un bocadillo. Al salir del local, volvieron al todoterreno, dentro del cual esperaron unos 10 minutos hasta que llegó otro vehículo del que se bajó un hombre al que Fabio no conocía. Tony se lo presentó como Wilson. Luego, Fabio Lobo se daría cuenta que Wilson era, en realidad, Magdaleno Meza.
Aquella tarde de 2013, Meza entregó a Tony Hernández un maletín deportivo cargado de dinero de acuerdo con el testimonio que Fabio Lobo dio en la corte neoyorquina durante el juicio a Juan Orlando Hernández, que culminó a principios del pasado marzo. Dentro de la maleta había USD 4 millones según dijo Tony. Era, aseguró el hermano del expresidente, un envío del clan de Los Valle Valle, uno de los grupos de narcotráfico más poderosos de Honduras entonces; era una contribución para la campaña política.
Cuando casi media década después, en 2019, Magdaleno Meza, el enviado de los Valle, fue asesinado por órdenes del líder pandillero conocido como Porky en la cárcel de máxima seguridad de Honduras, Tony Hernández ya había sido capturado en Estados Unidos y la corte federal basada en Nueva York se disponía a iniciar los procedimientos judiciales contra el expresidente.
Un ex oficial de alto rango que investigó al Porky durante casi una década, y quien conversó con Infobae desde el anonimato por seguridad, aseguró que las investigaciones hechas por equipos especiales de la policía hondureña determinaron que fue el líder pandillero el que ordenó el asesinato de Meza. “Quien mató a Magdaleno fue Ricardo, alias El Burro de la MS13, que ahora está en máxima seguridad en (la cárcel) de Támara, después sacaron en libertad al Porky. Lo hicieron por orden de arriba y a cambio le dieron la libertad al Porky”, dijo.
Cuando se supone que planificó el asesinato de Magdaleno Meza, el Porky cumplía una condena de 20 años prisión por varios delitos en la cárcel conocida como Támara, una de las más grandes de Honduras. El 13 de febrero de 2020, mientras asistía con apenas vigilancia a un trámite judicial en un tribunal de El Progreso, a unos 100 kilómetros de la prisión en que estaba recluido, un comando tipo militar lo liberó con un ataque que costó la vida a cuatro policías.
Un informe de la investigación policial que se abriría luego, al que Infobae tuvo acceso, detalla que la operación para la fuga de Archaga Carías, el Porky, había sido planificada al detalle, y que contó con la colaboración de varios agentes del Estado. Según esos datos, el 12 de febrero de 2020, un día antes de la fuga, una fiscal viajó a El Progreso desde San Pedro Sula, la capital industrial al norte del país, a entregar un documento judicial a un funcionario de prisiones. El documento era un citatorio para que Archaga se presentara en el tribunal de El Progreso a las 8 de la mañana del día siguiente. Nadie, en el juzgado, sabía de la llegada de El Porky.
Después de la fuga no habido noticias sobre el paradero del Porky. Hay dos versiones: que está muerto y que huyó hacia la vecina Nicaragua y desde ahí sigue dirigiendo a la MS13 de Honduras. Lo cierto es que, para fugarse, el pandillero siempre ha contado con ayuda “de arriba”.
Leandro Osorio, un coronel de la policía hondureña que fue jefe de la dirección de inteligencia policial, recuerda que Porky, el señalado de asesinar a un testigo clave contra los Hernández, solía salir bien librado cada vez que lo capturaban.
Una de las primeras veces que Archaga Carías logró evadir la justicia fue el último día de 2015, cuando, gracias a un permiso especial otorgado por autoridades penitenciarias, el pandillero pudo salir de la cárcel en la que estaba recluido entonces luego de que una mega investigación de la fiscalía, llamada Operación Avalancha, lo relacionara con las finanzas de la MS13. Fue el coronel Osorio quien lo detuvo en una clínica de San Pedro Sula.
Avalancha, la investigación de 2015, determinó entre otras cosas que Archaga Carías y su colega David Elías Campbell, el pandillero extraditado a Nueva York hace unos días, habían montado una operación de lavado de dinero que incluía a varias empresas fachada y negocios pequeños. Ambos pandilleros eran socios en esas compañías según información registral hondureña en poder de Infobae.
No fue hasta el juicio en Nueva York a Juan Orlando Hernández, sin embargo, que los nexos entre Porky, Campbell, la MS13 y el expresidente quedaron en evidencia.
La mujer que ató los hilos
Los fiscales estadounidenses que acusaron a Hernández en Nueva York llevaron ante el jurado a una testigo a la que presentaron como Andrea Santos, ex compañera de vida de Yunal Archaga Carías, alias El Porky, también conocido como Alexander Mendoza.
Santos explicó en la corte varios audios de conversaciones telefónicas que Porky sostuvo con Campbell y otros pandilleros, que ella escuchó y en las que los líderes de la MS13 hablaron de los tratos que tenían con funcionarios cercanos al ex presidente Hernández para el tráfico de cocaína y la protección que la pandilla daba a los cargamentos. En aquellas pláticas, Porky y Campbell también hablaron, con nombre y apellido de Juan Orlando Hernández.
Una de las llamadas, que la fiscalía introdujo al juicio, etiquetada como prueba GX403, ocurrió el 5 de junio de 2015, meses antes de que Porky fuese capturado como parte de la Operación Avalancha. Para entonces la fiscalía hondureña ya tenía intervenido el teléfono del pandillero. En ese audio, Porky dice a su interlocutor, una pandillera no identificada, que él creía que el gobierno de Hernández duraría poco porque las autoridades estadounidenses, según aseguró el líder de la MS13, habían tenido acceso a información sobre otra llamada en la que Juan Carlos “Tigre” Bonilla, quien fue jefe de la Policía Nacional durante la presidencia de JOH, había aceptado que su jefe recibió “millones de dólares” de un narcotraficante llamado Héctor Emilio Fernández Rosa, conocido como Don H.
Desde el estrado de la corte neoyorquina, Andrea Santos, la expareja de Porky, relató que ella lo había conocido en 2004 y que vivió con él al menos un año en 2012 y que había mantenido, después de eso, contactos intermitentes. En la casa que compartían, Santos escuchó llamadas en las que su pareja hablaba del rol de la MS13 en una empresa de narcotráfico en la que incluía a Hernández y al Tigre Bonilla. Sobre el exjefe policial, Porky incluso dijo que era proveedor de la droga que la MS13 vendía en los mercados de menudeo en Honduras.
En una ocasión, Santos fue testigo de una conversación directa entre Bonilla y Porky, en la que el pandillero responsabilizó al policía de haber perdido un alijo de droga y amenazó con matarlo. En una llamada posterior, sin embargo, Bonilla ofreció hacerse cargo de las pérdidas económicas y el asunto quedó saldado.
Lo dicho por Andrea Santos sobre la relación entre la MS13 y la operación de narcotráfico liderada por Juan Orlando Hernández fue confirmado por otro de los testigos de la fiscalía en el juicio.
Devis Leonel Rivera Maradiaga, quien testificó contra el expresidente a finales de febrero pasado, era líder de Los Cachiros, otra de las bandas de narcotráfico con las que Hernández se alió. Rivera dijo que la MS13 daba protección a las avionetas que aterrizaban cargadas de droga en las montañas y selvas del noreste hondureño, algunas de las cuales transportaban cocaína que era propiedad de Tony Hernández, el hermano del expresidente.
A Porky, Rivera Maradiaga lo conoció en 2004, cuando el pandillero era un sicario que no había terminado de ascender a los puestos máximos de liderazgo en la MS13. El Cachiro encargó a Porky asesinar a Koqui Ramos, un narcotraficante al que Rivera culpaba por la muerte de su hermano.
Mientras la misma corte de Nueva York se prepara para conocer el testimonio de David Elías Campbell, el socio de Porky que acaba de ser extraditado a Estados Unidos por el caso de narcotráfico que involucra también a otros líderes de la MS13, el expresidente Juan Orlando Hernández, ya condenado por liderar una empresa de narcotráfico en la que también participaron estos pandilleros, se resiste a aceptar el destino que le impuso el jurado que lo condenó.
A finales de marzo pasado, Renato Stabile, uno de los abogados de Hernández, pidió al tribunal en el que fue condenado su cliente que el juicio se repita. El argumento de Stabile es que una funcionaria de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, la DEA, a la que la fiscalía presentó como testigo experta, dio datos inexactos sobre el trasiego de cocaína en Honduras. El abogado ya había hecho esa petición el 8 de marzo, el día en que Hernández fue condenado; el tribunal la rechazó de inmediato. Sobre la nueva petición la corte dará respuesta en los próximos días, pero, por lo actuado hasta ahora, parece probable que Kevin Castel, titular del juzgado, revierta su decisión de rechazar la petición de la defensa. El 26 de junio de 2024, Juan Orlando Hernández escuchará, durante la lectura de su sentencia, cuántos años del resto de su vida pasará en una cárcel estadounidense.