El jueves, mientras Javier Milei confirmaba en X que se reuniría con Elon Musk, el tuit oficial del bloque de diputados de La Libertad Avanza (LLA) que anunciaba que Gabriel Bornoroni sería su nuevo titular se colmaba de respuestas críticas. Llamativamente, de cuentas de libertarios “verificados”, que pedían un cese de las hostilidades internas, cuestionaban a la hermana del Presidente, Karina Milei, apuntada como responsable de los ruidos entre dirigentes violetas, e incluso respaldaban a Oscar Zago, el dirigente más recientemente alcanzado por el rayo censurador de Karina.
Los altos mandos del espacio de Javier Milei prestan especial atención a las opiniones que se vuelcan en las redes. A diferencia de los reparos del círculo rojo que, dicen, los tienen sin cuidado, esos millones de comentarios les sirven a diario como termómetro de la opinión pública. Juran, incansables, que la militancia virtual tiene respaldo en sujetos reales, y que no se trata de “trolls”, esas cuentas falsas que se manejan de a millones desde unas pocas computadoras costeadas por la dirigencia para moldear la opinión pública. De hecho, la usina oficial de creación de contenidos que funciona en el ex Salón de las Mujeres de la Casa Rosada, renombrado “de los Próceres”, también monitorea reacciones en ese ámbito intangible.
Apartados adrede de los micrófonos, mandos medios de la dirigencia mascullan frases de preocupación y critican a la Secretaria de la Presidencia por su manejos “despóticos” y “totalitarios”. Sospechan que la desaprobación que se cristaliza en las bases violetas se esparce también entre los -mucho más- numerosos adherentes que les permitieron llegar al poder, pero que están menos comprometidos y suelen desencantarse más fácilmente. “Nuestra premisa desde el principio era no comportarnos como casta. Es exactamente lo opuesto de lo que estamos haciendo”, se quejó un armador de la primera línea.
El jefe de la comisión de Presupuesto y amigo de Milei, José Luis Espert, compartió esa preocupación abiertamente el viernes, aunque con el debido tacto: “La gente no nos quiere ver haciendo esto, pero estoy seguro de que se va a solucionar”, dijo en una entrevista por TV. El arreglo no parece cercano: mientras se decían esas palabras, el reemplazado Zago seguía atrincherado en el despacho del Palacio del Congreso que le correspondería al nuevo presidente de la bancada -que no casualmente responde a Karina Milei-, y había colocado un cartel improvisado con una foto de Arturo Frondizi en la puerta.
Otros comportamientos dignos de la “casta” inquietan a los libertarios puros. Los nombramientos en el interior de referentes cercanos a los diputados nacionales “menemistas” generan incomodidad entre los detractores de Karina Milei, que acusan a su asesor, Eduardo “Lule” Menem, de repartir cargos en los lugares que dejaron vacantes gracias a los despidos políticos en ANSES a cambio de lealtad en el Congreso. “Si no era por esas prebendas, no votaban casi todos en contra de Zago. Están usando esos lugares como favores políticos, es un escándalo”, contó un diputado que pidió reserva de su identidad.
En las provincias crecen los enfrentamientos entre dirigentes locales por el armado excluyente de la funcionaria y el dúo de riojanos, y hay denuncias sobre designaciones políticas de personas sin idoneidad alguna por doquier. “Estamos actuando como La Cámpora”, se alarmó un armador que sigue la cuenta de las polémicas que se reflejan en los medios del interior.
También hacen ruido los despidos en las primeras líneas de la administración nacional, que ya se cuentan por decenas. En la Casa Rosada perdieron la cuenta de los desplazados en las empresas, los organismos y los ministeris. El clima de miedo que genera Karina Milei entre los altos mandos del Estado ayuda a mantener ordenada la tropa, pero también paraliza la gestión. “Hay mucha desconfianza. Nadie actúa por temor a que lo vuelen”, dijo un funcionario, que señaló también las dificultades que se generan volver a ocupar los lugares que se dejan vacantes como forma de castigo. Mauricio Macri le planteó a Santiago Caputo el problema de la gestión el miércoles, durante el desayuno que compartieron en su casa de Accassuso. Pero el consultor y mano derecha del primer mandatario respondió con la evasiva habitual, firme en evitar un desembarco de PRO en el Gobierno.
A pesar del fuerte ruido en el avispero libertario, Javier Milei no hizo un solo comentario político para ordenar a la tropa en su red social de cabecera. Enfocado en su agenda con la comunidad judía de Estados Unidos, su encuentro con el dueño de Tesla y su promocionado vuelo como copiloto en un F16 en Dinamarca -que terminó suspendiéndose ayer por su regreso anticipado-, Milei se mantuvo al margen del escándalo en el nivel legislativo de la coalición que dirige y que tiene ramificaciones directas en el Ejecutivo.
“Es muy chiquita la pelea en Diputados para que se meta el Presidente”, justificó, sobre el final de la ajetreada semana hábil, uno de los hombres que lo acompañan a diario. “La gente está pensando en cómo llegar a fin de mes, no les importan absolutamente nada estas peleas menores”, agregó, mientras se multiplicaban los pedidos para que pusiera orden. Y negó que las internas puedan afectar la votación de la ley Bases. “No se van a atrever a votar en contra”, deslizó, en referencia a los tres diputados que se escindieron de LLA y crearon un bloque nuevo denominado MID en honor al partido que conduce Zago.
No está claro si el jefe de Estado está al tanto sobre esas discusiones, sobre la dinámica prebendaria en el interior, y sobre los problemas en la gestión, o elige mirar hacia otro lado. Hace un mes debió dar marcha atrás con el aumento de las dietas de los legisladores y en el Gobierno que, dijo, ignoraba. “Javier no tiene idea, no le interesan esas cosas. Pero si se entera puede calentarse”, dijo un operador libertario.
Entre los comentarios críticos de las internas que circulan en X, muchos autores dicen identificarse con Victoria Villarruel, que mantiene un enfrentamiento con la hermana del Presidente. Pero en entorno de la vice negaron cualquier intervención y dijeron que ni siquiera tendrían los fondos para promover acciones en las redes. “Los vemos, pero probablemente estén usando la figura de Victoria para ir contra Karina, ella no quiere saber nada con enfrentarse”, dijo un senador.
Con todo, sigue vigente entre los libertarios el fantasma de una relación secreta entre Villarruel y Macri. “Victoria es Mauricio”, dijo, convencido y sin pelos en la lengua, un armador central del poder libertario. Tras los rumores sobre un encuentro entre los dos, que en el entorno de la Vicepresidenta negaron tajantemente, la designación como representante máximo del Senado en la comisión Bicameral de Inteligencia a un referente de PRO, Enrique Martín Goerling Lara, volvió a generar serias suspicacias esta semana. “¿Cómo le vas a entregar una de las comisiones más sensibles al tipo que usaba los servicios para investigar hasta a los propios?”, se indignó un legislador.
Un aliado de la presidenta del Senado retrucó: “En todo caso, la alianza es de Milei con Macri, su asesor estuvo reunido con él anteayer, ¿qué otras pruebas se necesitan?”, la defendió. Y recordó la dificultad que enfrenta Villarruel para hacer funcionar el Congreso sin ayuda de los aliados, frente a las trabas que pone el kirchnerismo. Es el mismo argumento que usaron para desentenderse de las acusaciones sobre una supuesta doble agenda tras la caída del DNU en el Senado.
En la Casa Rosada se mostraron prescindentes. “No vamos a usar la AFI como otros gobiernos. Pueden pedir todos los informes que quieran, prácticamente no va a funcionar”, dijo un hombre del círculo íntimo de Milei.