El secretario de relaciones parlamentarias, Omar De Marchi, junto a Javier Milei
El Gobierno tiene depositada gran parte de su energía en Ley Ómnibus que debate por estos días Diputados. No obstante, la Casa Rosada comenzó a explorar en las últimas horas algunos escenarios posibles para mantener con vida la hoy trabada Boleta Única de Papel en el Senado, incluso, con la posibilidad del regreso del proyecto a la Cámara baja en segunda revisión.
La iniciativa fue aprobada en Diputados en junio de 2022. Luego, el cristinismo la durmió en el Senado durante un año y medio hasta que el oficialismo libertario y la oposición no kirchnerista reanudaron su discusión en las actuales sesiones extraordinarias, que finalizarán a fines del corriente mes.
El miércoles pasado, tras fallas en la estrategia legislativa, el conglomerado en cuestión logró un dictamen de mayoría que avala el texto de Diputados. Sin embargo, un despacho de minoría de Mónica Silva (Juntos Somos Río Negro), más las firmas del misionero renovador Carlos Arce y del interbloque cristinista dejó una proyección de 36 votos para ambos casos.
La resolución en el plenario de comisiones se convirtió en un problema para este tipo de ley, que necesita la mayoría absoluta de 37 votos por ser cuestión electoral. Por ende, no puede ser desempatada por la titular del Senado, Victoria Villarruel, quien reemplaza a Javier Milei al frente del Ejecutivo hasta pasado mañana. Ayer, por caso, recibió en la Cámara alta al embajador de la República de la India en Argentina, Dinesh Bhatia.
El Gobierno busca destrabar la discusión en el Senado (Luciano Ingaramo / Comunicación/)
Bajo este panorama, el Gobierno delegó parte de la ingeniería legislativa en el secretario de relaciones parlamentarias -enlace del Ejecutivo con el Congreso-, Omar De Marchi, activo estos días por la tironeada Ley Ómnibus. De hecho, esta iniciativa podría convertirse en la llave para destrabar la Boleta Única. También está el riesgo de un nuevo golpe.
El oficialismo da por perdida a Silva, que presentó el dictamen de minoría. En Diputados, Juntos Río Negro apoyó el proyecto, aunque cualquier tipo de decisión trascendental en el Congreso corre por cuenta del gobernador, Alberto Weretilneck, quien tuvo idas y vueltas con el macrismo y el cristinismo, ya sea como mandatario o senador, según el caso.
La lupa del Ejecutivo está en los misioneros Arce y Sonia Rojas Decut. El primero acompañó el despacho de Silva. La segunda no forma parte de las comisiones que trataron la Boleta Única, por lo que el Gobierno deberá convencer con la Ley Ómnibus al verdadero mandamás de la provincia y ex gobernador, Carlos Rovira. La actualidad es compleja en ese sentido, pese a que es la apuesta principal del oficialismo. Además, el oficialismo aún precisa blindar a la neuquina Lucila Crexell, quien firmó en disidencia el despacho de mayoría.
El ex gobernador de Misiones Carlos Rovira
Si las tratativas no llegaran a buen puerto, La Libertad Avanza deberá tomar una decisión para ir al recinto y un empate se convertiría en derrota. Seguido a ello, se votaría el dictamen de minoría de Silva que, por ejemplo, cambia el sistema cordobés por el santafecino -una boleta por cada categoría- y sugiere quitar la opción de “lista completa”.
El oficialismo y la oposición no kirchnerista tendrán que estar atentos si quisieran acompañar el tema para mantenerlo con vida: si gran parte del pleno del Senado aprobara la ley con cambios para que regrese a Diputados, lo haría con dos tercios y será imposible que la Cámara baja pueda insistir en su versión original, ya que el kirchnerismo cuenta allí con poco más de 100 votos. Detalles a tener en cuenta por los estrategas, en especial, por los movimientos que podría realizar el cristinismo para complicar aún más la boleta única.
Según confiaron desde el oficialismo a Infobae, los números revisados por despachos oficialistas del Congreso y la Casa Rosada ante un eventual retorno de la ley a Diputados apuntarían a un margen optimista de entre 140 y 150 votos en su mejor caso.
Qué dice el proyecto
La iniciativa avalada en la Cámara baja se basa en el modelo cordobés, que establece una papeleta completa para todas las categorías en disputa: presidente y vice, diputados, senadores y legisladores del Parlasur, según corresponda para los últimos dos casos. En cuanto a los distritos con elecciones locales atadas, el texto permitirá la aplicación de ambos sistemas o el mismo, aunque en urnas diferentes para las dos ocasiones.
Para las provincias que tengan más de cinco candidatos por lista -Buenos Aires, Capital Federal y Córdoba, por ejemplo- habrá afiches con todos los nombres en el cuarto oscuro. Otro punto importante es que, para las PASO, no estará la posibilidad de votar la lista completa. Si el partido no participa en alguna de las categorías de cargos a elegir, en el espacio correspondiente se incluirá la inscripción “No presenta candidato”.
En tanto, los lugares de cada alianza serán sorteados para las PASO mientras que, para las Generales, el orden será de acuerdo a los porcentajes obtenidos en las primarias. Otra particularidad que tiene el sistema cordobés y que no se contempló en Diputados es que, en la provincia que comanda el peronista Martín Llaryora, se especifica la mutación progresiva del papel a la tecnología.