La investigación del brutal crimen del encargado de una estancia en la localidad santafecina de Venado Tuerto avanza sobre la hipótesis de un robo millonario, aunque no fue establecido el monto. En busca de los autores analizan cámaras de seguridad y esperan conocer la ubicación del celular de la víctima, que no apareció en la escena, indicaron fuentes del caso a Infobae.
De acuerdo a las fuentes, el homicidio de Daniel Malacalza, de 66 años, fue descubierto por su esposa, este domingo, cerca de las 14, en “El Chamuelle”, la estancia que ambos cuidaban, ubicada cerca del límite con Carmen.
Según pudo saber este medio, el campo tendría, en total, unas mil hectáreas. Sus dueños, además, poseerían tierras en San Luis, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. Malacalza realizaba ventas agrícolas ganaderas con el aval del administrador y guardaba el dinero en la casa hasta que iban a buscarla. También escondía sus ahorros en diferentes lugares de la casa.
Creen los detectives que los ladrones que lo atacaron buscaban efectivo producto de una venta de novillos. Aunque se habla de unos 9 millones de pesos, este dato no fue confirmado porque, hasta el momento, el dueño de los animales negó haber entregado dinero por la transacción.
Las fuentes detallaron que el capataz murió desangrado, a raíz de un disparo en el abdomen, que impacta en su columna. También recibió un tiro en la pierna y una puntada en la espalda, mientras que los peritos notaron escoriaciones en su mano derecha.
Sobre el ataque, señalaron que podría haber sido sorprendido en el exterior de la vivienda, de la que salió medio desnudo en medias, al escuchar ruidos. En ese momento, lo habrían abordado, golpeado y disparado, ante la resistencia de la víctima. Incluso, encontraron su boina fuera de la propiedad y una planta rota.
Luego, lo habrían arrastrado al interior y sentado en una silla en unas de las habitaciones. En ese lugar, lo habrían atado. En la escena fueron secuestrados precintos. Sospechan que el capataz cortó sus ataduras y cerró la puerta de la casa, para evitar que los delincuentes regresaran.
Además del botín millonario, los homicidas se llevaron seis armas y unos 30 cuchillos, entre ellos, algunos de oro y plata.
El crimen fue descubierto por la esposa de Malacalza, quien, según declaró, se alertó porque el capataz debía pasar a buscarla el día anterior a la casa de su hermana. Pero no apareció. Tampoco respondía los llamados.
Por ese motivo, decidió ir al lugar con un allegado. Notaron que la Ford Ranger color gris de su esposo estaba del lado de adentro en posición de salida. El vehículo estaba vacío, con la llave puesta. Los investigadores deducen que los ladrones quisieron escaparse en la camioneta y no pudieron porque la tranquera estaba cerrada.
La mujer y su acompañante se dirigieron a la casa, ubicada a unos 800 metros del ingreso principal.
Al llegar, la puerta estaba trabada y nadie respondía. Tras forzar la entrada, ingresaron y se toparon con sangre y vieron todo revuelto. En una habitación, encontraron a la víctima tendida en la cama boca arriba, con mucha sangre.
Según declaró su esposa, faltaban una escopeta, carabinas y revólveres, el celular de su esposo y una importante suma de dinero que sería producto de una venta de ganado.
La médica policial que examinó el cuerpo determinó que presentaba una herida de arma de fuego en su abdomen, con orificio de entrada, herida cortante con presunta arma blanca en zona lumbar baja lateral derecha, signos de defensa en mano derecha: excoriaciones y una herida cortante.
Por su lado, efectivos de Científica secuestraron en la escena del hallazgo del cuerpo, precintos y varios cartuchos de distintos calibres sin utilizar.
En el lugar del hecho, además, trabajó personal policial de Comando Radioeléctrico, de la Comisaría 2° y 14° de Venado Tuerto y de la Policía de Investigaciones (PDI). El fiscal a cargo de la causa es Eduardo Lago,
Por otro lado, el trabajo en la escena habría arrojado algunos indicios o líneas investigativas en las que el fiscal intentará avanzar para dar con los autores del crimen. Al mismo tiempo, los detectives intentan establecer si existió algún informante que haya aportado datos del dinero que tenía en su poder el administrador de la estancia.