(Desde Montevideo, Uruguay) – La inauguración de una planta de procesamiento de cáñamo medicinal en Salto ilusionaba al gobierno de Luis Lacalle Pou. En septiembre de 2020, el presidente uruguayo creía que tener las instalaciones más grandes de la región, con casi 5.000 metros cuadrados edificados, era una muestra de que el país tenía que apostar por este tipo de emprendimientos. Pero los planes no salieron como estaban pensados.
A casi tres años de la presentación, la planta procesadora de cannabis medicinal Boreal cerró, de forma imprevista, su inversión en Uruguay y despidió a los trabajadores por WhatsApp. Entre 2020 y 2023, su actividad disminuyó zafra a zafra, contrario a las proyecciones de la empresa.
Fue el empresario uruguayo Gonzalo Aguiar quien desarrolló el proyecto tras ganarse la confianza de inversores canadienses. Cuando vivió en Canadá, les mostró sus dotes de emprendedor y la capacidad que tendría para desarrollar un proyecto comercial en Uruguay, un lugar en el que podrían tener beneficios impositivos.
Pero poco después de ganarse esa confianza, comenzaron sus mentiras: Aguiar le puso a los canadienses varias excusas para justificar que no podía enviar el dinero al exterior. Los inversores le iniciaron una demanda por estafa que estaba siendo investigada por Fiscalía cuando la historia tuvo un giro inesperado: Aguiar fue asesinado a balazos por su ex pareja en Punta del Este.
Mientras la investigación avanza en dos fiscalías, la empresa Boreal puso a la venta la planta de cannabis medicinal con el objetivo de saldar las deudas generadas a partir de la maniobra que derivó en el cierre de la firma, el despido de los trabajadores y la denuncia por estafa, informó El Observador.
La principal deuda es con los proveedores de la obra, pero también están los trabajadores que no cobraron el despido. Antes de la Semana de Turismo, los exempleados de Boreal llegaron a un acuerdo con el síndico de la empresa para cobrar una parte de lo que reclamaban pero ese pago se concretará si la planta efectivamente se vende.
“Van a cobrar una cifra menor a la que reclamaban pero mayor a la liquidación que planteaba la empresa”, dijo Pablo Perna, el abogado de los trabajadores, a ese diario uruguayo.
El pasivo de la empresa asciende a casi USD 3 millones al tiempo que los activos son de un poco menos de USD 7 millones.
El llamado a interesados incluye un campo de 94 hectáreas, 500 metros cuadrados de edificaciones, herramientas, maquinaria y stock de mercadería. La presentación de las ofertas está abierta hasta el 23 de mayo.
El abogado de los trabajadores explicó que el acuerdo es que las ofertas por la empresa no pueden ser menores al 50% de lo que está tasado el activo. Esto implica, por tanto, que no pueden ser inferiores a USD 3,5 millones, una cifra que permitiría saldar todas las deudas.
La planta de cannabis se construyó en tiempo récord. En 2019 ya estaba casi pronta y a principios de 2020 los inversionistas canadienses viajaron y quedaron encantados con la obra. En cuotas, le habían entregado USD 27 millones a Aguiar para que terminara la infraestructura y comenzara con la producción de cannabis medicinal.
Los primeros resultados le dieron el respaldo al empresario para pedirle más dinero a los inversionistas, pero luego Aguiar comenzó a alegar problemas regulatorios para no pagar los dividendos. Meses más tarde, presentó documentos falsos del banco estatal República que señalaban que la empresa había generado utilizados por 90 millones de euros, una cifra exagerada para los pocos meses de producción.
La planta de Boreal costó USD 10,5 millones, unos USD 17 millones menos que la que le dieron los canadienses a Aguiar. La diferencia fue enviada a cuentas bancarias ubicadas en paraísos fiscales a través de un cambio uruguayo y también se utilizó para comprar casas lujosas y autos de alta gama.
Estos elementos forman parte de la investigación de dos fiscales, que analizan si hubo apropiación indebida, estafa y falsificación de documentos.