Resulta ocioso insistir que El Salvador y Costa Rica no aplicaron como sparrings de razonable exigencia. Siempre resultará más conveniente enfrentar a rivales de mayor envergadura pues ello permitiría una mejor evaluación. Sobre todo teniendo en cuenta las pocas fechas en el año con las cuales la FIFA libera a las selecciones para disputar partidos amistosos. No deja de ser ésta una de las principales causas que desvelan al entrenador Scaloni. Y de allí sus permanentes reclamos. Otras demandas del DT son parte de dilemas personales. Alguna de ellas las dejó trascender luego del histórico triunfo ante Brasil en el Maracaná cuando insinúo no saber cual sería su futuro “toda vez que la vara de la selección estaba muy alta y se venía la renovación de piezas hasta aquí irreemplazables”. Lectura: Messi y Di María sobre todos pero – se puede interpretar- también algunos defensores y por qué no, un buen arquero suplente… A esa altura – 22 de noviembre del año pasado – Scaloni lució molesto en la habitual conferencia de prensa después del histórico triunfo: 1-0 en el Maracaná y la caída de un invicto en Eliminatorias de 80 años. Ese día y antes del encuentro había ocurrido el lamentable hecho de una represión policial a los hinchas argentinos en el sector donde también se hallaban familiares de los jugadores. Fue cuando Messi retiró al equipo del campo de juego con el propósito de ayudar a poner fin a tan reprochable actitud. Pero la orden de Messi fue tan espontánea que mientras los jugadores se retiraban, Scaloni y su staff quedaban junto al banco como marginados de cualquier decisión. No es difícil interpretar que las declaraciones del D.T estuvieron bajo emoción y que aquella gota, como suele ocurrir, fuera la que rebalsó el vaso de los desencuentros de antigua data.
Pero estos amistosos contra El Salvador y Costa Rica en los Estados Unidos nos devolvieron una imagen de armonía convivencial tan propia de la Selección. Y aunque los rivales fueron inferiores en el fútbol importa más saber cuál es el piso – para jugadores y equipos- antes de imaginar dónde está el techo. Sobre todo cuando hablamos sobre una selección campeona del mundo. Y es por ello que nos vuelve a ilusionar lo que ya le conocemos más esos jóvenes que se agregan y reaseguran la continuidad de un futuro igualmente glorioso.
Frente a la próxima Copa América a iniciarse el 20 de junio nuestra selección nacional podrá ofrecer a Messi –ojalá que sea en su mejor forma- y a Di María como segunda estrella. Messi y Di María son un sello distintivo que los competidores no tienen. Ellos dos no alcanzarían sin una base cada vez más sólida como la que constituyen el Dibu Martínez, los centrales Romero y Otamendi, los laterales Molina y Tagliafico, los volantes De Paul, Alexis Mac Allister, Paredes, Lo Celso, Enzo Fernández y los delanteros Lautaro Martínez y Julián Alvarez…Esta base de titulares – que además tiene a un multifuncional necesario como Nico González- es una prodigiosa vendimia futbolística pues todos atraviesan grandes momentos y por eso cumpliendo excelentes actuaciones en sus equipos. Y Messi –el bonus distintivo- que obviamente habrá de recuperarse pues conociendo su compromiso con la Selección –siempre prioritario- llegará o intentará llegar de la mejor manera posible a la Copa.
¿Es sólo esto lo que entusiasma? ¿Se trata nada más que contar con la mayoría de los campeones de Qatar? Y la respuesta es no. Lo que enciende el entusiasmo y la esperanza es todo aquello que asoma detrás de estos campeones. Hay unos jugadores maravillosos en el futuro inmediato y en el futuro a mediano plazo. En la fáctico ya vimos a Alejandro Garnacho del Manchester United, a Valentín Carboni (Monza), al Coloradito Barco (Brigthon), cada uno de ellos recién tiene 19 años. Y hay más prospectos de 19 que aguardan y que ya han sumado experiencia desde las selecciones juveniles al tiempo que se afirman en sus clubes. Por ejemplo: Nicolás Paz (Real Madrid), Facundo Buonanote ( Brighton ), Luka Romero (Almería), entre otros.
Por cierto que hay muchos más. Mencionaremos sólo a algunos: Román Vega (defensor central, 20), que ya hizo una experiencia en el Barcelona Athletic y Marco Di Césare (22), quien llegó a Racing tras destacarse en Argentinos, Máximo Perrone (volante retrasado , 21 de Las Palmas, con un paso por el Manchester City), Federico Redondo (Inter Miami, 21). Juan Sforza (Vasco de Gama, 22), entre tantos. Por cierto que habrá que seguir buscando sin apuro reemplazantes para el Dibu Martínez pues por ahora siguen siendo Armani, Gerónimo Rulli (Ajax) y el recientemente convocado Walter Benítez (PSV Eindhoven de la Eredivisie de los Países Bajos). No pareciera un problema de inminente búsqueda encontrar al suplente del Dibu pues los jóvenes arqueros –Leandro Brey de Boca por ejemplo- deberán transitar un largo camino aún para llegar a la selección mayor.
Ante tan alentador panorama podríamos suponer que aquello que tanto le preocupaba a Scaloni a fines de noviembre del año pasado ha quedado superado toda vez que el salto generacional se está dando con naturalidad. La propia inercia de los hechos colabora como para evitar desplazamientos cruentos o convocatorias apresuradas. Y es que además, nunca en la historia de nuestro fútbol hubo tanta cantidad de jugadores consolidados como figuras, capitanes y hasta líderes en sus equipos, fundamentalmente europeos. A lo largo de las diferentes décadas siempre tuvimos un par de cracks pero jamás tantos cracks jugando simultáneamente. Y Scaloni continúa realizando un magnífico trabajo de captación, seguimiento y evaluación. Tarea de la que participan todos los miembros de las diferentes categorías.
La Copa América y los Juegos Olímpicos –sub 23 con 3 refuerzos de mayores- le darán a Scaloni la tranquilidad suficiente para ver que el futuro será la continuidad del presente. Hay varios Benjamines Domínguez ( 20 años, GyELP) y algunos Aarones Anselmino (18 años, Boca Jr). Y si mira a más largo plazo hallará un reaseguro ilimitado. La nómina de esos jugadores que dirigen Javier Mascherano –Sub 20 – y Diego Placente – sub 17- es tan extensa que me permitiré mencionar apenas un ejemplo más de cada una como símbolos del prodigioso futuro de nuestro fútbol. En River juega aún el Diablito Claudio Echeverri comprado por el Manchester City y tiene 18 años… No es todo: también en River actúa Franco Mastantuono –16 años- quien resultará un jugador de época, de esos monstruos que aparecen de tanto en tanto y resiembran de belleza la maravilla del juego.
Si el dilema de Scaloni era el post Messi “agravado” por la decisión de Di María de retirarse de la Selección después de la Copa América, tal duda quedó respondida por los cracks en plenitud con los que cuenta y contará para el Mundial 2026 y los chicos que se vienen. Un milagro del prodigioso fútbol argentino cuya gloria sigue asegurada.