Al menos con los agentes del mercado, es decir, bancos, fondos de inversión, operadores y analistas, el Gobierno logra con relativo éxito sostener las expectativas positivas. Si bien desde el propio Gobierno, particularmente de boca del presidente Javier Milei, se empezó a instalar la idea de que el equipo económico podría eliminar el cúmulo de restricciones cambiarias que impiden el normal flujo de capitales hacia mitad de año, en la medida que se acerca la fecha, son los propios funcionarios los que comienzan a desandar la idea.
Eso es lo que viene ocurriendo en cada encuentro de enviados del exterior -y eventualmente también con inversores locales-, en los cuales los funcionarios transmiten extrema cautela respecto del levantamiento del cepo. También en público el propio ministro de Economía, Luis Caputo, admitió hace pocos días que no va a “apurar” ninguna medida. Esos mensajes, a contramano de la ansiedad que venía creciendo en el mercado alentando las suba de bonos y acciones, fueron también bien recibidos y, lejos de desinflarse, los precios de los activos argentinos se sostienen en los niveles más altos de los últimos años. Los bonos de la deuda de referencia, por caso, ya cotizan con comodidad por encima del 50% de paridad y, en algunos casos, del 55 por ciento.
Estos valores no tendrían, en principio, fuertes motivos para caer. Es lo que marca un informe reciente del JP Morgan para sus clientes, en el que mantuvo la ponderación de los títulos argentinos y sostuvo que “los bonos se pueden consolidar en los niveles de precios establecidos”, a lo que sumó que prevén se sostengan al menos hasta julio. Para esa fecha, en el banco de inversión esperan conocer novedades respecto de los controles de capitales aunque no necesariamente el anuncio de su eliminación. Sin embargo, JP Morgan sí le puso fecha de vencimiento al plazo que el mercado le está otorgando al Gobierno para levantar el cepo: hasta fin de año. No más.
“Habrá más medidas conjuntamente con el FMI para levantar los controles de capitales. Es clave en segunda mitad del año encarar salidas del cepo y controles de capitales para garantizar el acceso a mercados de capitales en enero 2025 con asistencia directa del FMI”, afirmó.
“Salvo financiamiento externo, pensamos que la unificación cambiaria no será en el segundo trimestre”, advirtieron desde la consultora 1816
De hecho, la intervención del Fondo Monetario en el proceso aparece como un factor decisivo no solo para uno de los principales bancos de Wall Street sino también para los observadores locales. Y es, de hecho, la variable que podría adelantar los plazos aunque queda cada vez más claro que en el organismo no existe ningún apuro por ampliar el crédito para la Argentina. De hecho, está en el país el director del Departamento para el Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, quien participará de un foro de debate económico pero no se esperan avances demasiado concretos en ese sentido del encuentro que, en paralelo, mantendrá con el ministro de Economía Luis Caputo.
“Salvo financiamiento externo, pensamos que la unificación cambiaria no será en el segundo trimestre”, advirtieron desde la consultora 1816, una de las más seguidas por empresarios e inversores. De acuerdo a esa mirada, existen al menos dos condicionantes relevantes para poder levantar las restricciones antes del fin del semestre. El primero de ellos, el más evidente de todos: la falta de dólares. Si bien en poco más de un mes, las reservas netas del Banco Central podrían ingresar en terreno positivo, lo cierto es la cifra de acumulación de divisas por parte de la autoridad monetaria es prácticamente la misma que se acumuló en nueva deuda por pago de importaciones en virtud del calendario establecido en diciembre último.
El segundo factor, en tanto, es consecuencia directa de las regulaciones vigentes. Según señaló la consultora, todavía existe en el mercado una demanda de activos locales artificial, forzada precisamente por las regulaciones vigentes. Eso podría representar un riesgo para la estrategia de normalización cambiaria. “Los mercados de deuda sugieren que, si bien no hay un stock grande de agregados, sí hay una demanda no genuina de otros activos locales (por ejemplo, por parte de importadores) que debería desaparecer si se libera todo”, sostuvo.