A Alejandra Oliveras -más conocida como la Locomotora-, la vida la puso a prueba en reiteradas oportunidades, desde su infancia, en la que atravesó momentos de pobreza en donde ni siquiera tenía para comer, hasta su adolescencia, en la que se convirtió en madre junto a un hombre violento que la maltrataba física y emocionalmente.
Tal vez fue eso lo que hizo que dentro de ella se encendiera una locomotora con ganas de poner en marcha el motor y lograr salir de tanto dolor para así comenzar a materializar todo lo obtenido al día de hoy: seis veces campeona del mundo, con un récord Guinness, extremadamente querida por la gente y futura figura de calle Corrientes.
La locomotora nació el 20 de marzo de 1978 en la provincia de Jujuy. Dice sentirse identificada con su signo Piscis, por considerarse pasional, de corazón noble, con gran fortaleza interior y una buscadora incansable de la felicidad.
― ¿Cómo fue tu infancia, cuando aún no sabías que ibas a ser La Locomotora?
― Yo vengo de una familia muy humilde. Vengo de la miseria, la pobreza y el hambre… Vengo de no tener zapatillas, de andar en alpargatas, de comer polenta todos los días y anhelar un asado. Eso fue lo que me hizo soñar con que algún día lo iba a tener todo. Algún día iba a tener una casa, un par de zapatillas que iban a ser de color blancas, que de hecho lo fueron… A mi me faltó todo, pero nunca amor. Vos podes ser multimillonario, pero si no tenés amor, estás vacío.
― ¿Qué le dirías a esa nena hoy?
― Que siga luchando… que tiene una vida maravillosa que la está esperando. Yo creo que esa nena era La Locomotora, siempre fue La Locomotora. Por eso llegué a donde llegué hoy.
― En algún momento de tus niñez o adolescencia ¿ya pensabas en esta posibilidad de ser boxeadora?
― La única certeza que tenía cuando era chiquita es que yo había nacido para ser feliz. La vida me golpeó bastante y sin embargo siempre me paré y decidí cómo enfrentar cada problema… Siempre supe que tenía una fuerza dentro mío.
La primera piña fuera y dentro del ring
Alejandra inició sus entrenamientos de boxeo y defensa personal cuando apenas tenía 14 años y sin la convicción inicial de ser boxeadora profesional, sino más bien para defenderse de su pareja. “Yo tuve que aprender a defenderme de esa persona que me pegaba, que era el padre de mi hijo. Cuando él se iba de casa yo me la pasaba entrenando en el cuarto. Me ponía fuerte física y mentalmente, y recuerdo que la última discusión me levantó la mano y atinó a pegarle a nuestro bebé. Eso no se lo perdoné y sin dudarlo le pegué una piña y me fui”, recuerda en diálogo con Infobae.
Confiesa que en ese momento sintió que volvió a nacer. Empoderada frente a la vida esa adolescente empezaba a pensar en su futuro, en sus sueños y en aquellos proyectos que quería materializar.
Con el paso de los años, a sus 17, se planteó la posibilidad de practicar el boxeo como deporte. De manera abierta lo comentó en un programa de radio local y un oyente que era ex boxeador, la invitó a disputarse una pelea barrial contra otra vecina interesada en el desafío.
“Me acuerdo que me preparé para ese día y mis ganas de subirme al ring eran enormes. Los sueños siempre empiezan siendo chiquititos, pero se transforman en algo gigante… ni más ni menos que 6 títulos mundiales”, cuenta orgullosa.
Asegura que el haber podido llegar a donde llegó fue gracias a su capacidad de perseverancia y lucha frente a la adversidad: “El que lucha, gana. Es lo que yo le quiero demostrar a las personas. Si vos estás gorda y querés adelgazar, luchá, esforzate, tené disciplina y sacrificio. Así se logra absolutamente todo”.
De esta forma logró consagrarse como deportista de élite, ganar múltiples premios, cinturones y batallas, además de obtener aquello que según dice, es lo que más valora: el cariño y reconocimiento de la gente.
“Mi mensaje es real. Es una historia de verdad… quiere decir que si yo pude, vos podes. Mientras más grande sea el desafío, más grande es la gloria. Vos no elegís las cosas que te pasan en la vida, pero si elegís qué hacer con ella”, asegura acerca de una de las frases motivacionales que resuenan en sus redes sociales donde acumula más de 1 millón de seguidores.
Todos los días Alejandra decide transmitir un mensaje de aliento en Instagram, un video que motiva a cada seguidor a superarse, a confiar en si mismo y a intentar “luchar por su sueños”. Es tanto el vínculo que generó con ellos, que hoy en día, al cruzarla en la calle, la frenan para pedirle un consejo. “Ale, me estoy separando porque mi marido me gorreó; Ale no sé como hacer para bajar de peso; Ale me peleé con mi amigo por tal motivo´. Me piden consejos y a todos se lo doy desde el corazón”, explica y cuenta que a raíz de ello fue que empezó a estudiar psicología en la Universidad de Morón, con el fin de adquirir herramientas para poder aconsejar de manera profesional a cada persona que se le acerca.
De todas maneras, el don de motivar a otros es algo que le salió de manera innata toda la vida. Y es que Alejandra tuvo que ser su propia motivación en los peores momentos. “A mi me hubiese encantado que me digan ´vos podés´. Esto que soy hoy se da porque primero me tuve que motivar a mí”, relata lo que la llevó a ser quien es.
En la misma línea continuó: “Si yo pude lograr tantas cosas… salí de la pobreza, salí de la violencia y salí de la discriminación del boxeo… porque ser boxeadora hace 20 años atrás eras un travesti, un puto. Me decían de todo menos mujer, y yo aguanté y seguí adelante. Entonces digo, definitivamente es posible. Si yo puedo, vos también podes”.
La última pelea de su vida
― ¿Qué sentiste el día que te retiraste?
― Yo sabía que era mi última pelea ese día. Yo lo decidí y se lo prometí a mi madre, que está en el cielo y nunca quiso que boxeara porque tenía miedo que me maten. Recuerdo que esa última pelea la disfruté desde el minuto cero hasta que la noqueé. Te juro que viví cada segundo que pasaba sabiendo que iba a ser mi última vez arriba de un ring. Creo que esa es la forma en la que deberíamos vivir la vida.
― ¿Extrañás?
― La verdad es que sí. Extraño la rutina… correr a las 04:00 de la mañana, hacer dieta de manera estricta y con un propósito. Se extraña el pesaje. Hoy ya no tengo esos desafíos, hoy entreno porque quiero verme y sentirme bien.
― ¿Dónde atesorás los 6 cinturones que ganaste?
― Los 6 cinturones el viernes 9 de febrero fueron llevados a la Fundación Eira para su exhibición. Es una fundación para chicos que salen de las adicciones. Allí me entregaron el premio ya que soy la primera mujer en ingresar al Salón de la Fama del Boxeo Sudamericano. Vinieron desde Caracas a entregármelo.
En cuanto a los títulos, hoy por hoy los tengo conmigo, pero quisiera exponerlos en un museo acá en Buenos Aires. Quiero que la gente tenga la posibilidad de ver esos seis títulos mundiales porque solo los ven por televisión.
―¿Y si no eras boxeadora, que hubieras sido?
― Justiciera. No sé si abogada, profesora, asistente social… una profesión que esté de la mano de la justicia, la igualdad y la enseñanza. Yo soy una persona que odia la mentira, las injusticias y lucho contra ello. Deseo que el mundo sea mejor. Mira, te voy a contar el cuento de la abejita… Un bosque se estaba incendiando y una abejita al notarlo, empezó recoger con su boquita un poco de agua de un lago, para así ir de a poco apagando las llamas. Todos los animales se le cagaron de risa. Le decían: qué te pensás vos, ¿qué con una gotita vas a apagar el fuego? La abejita con mucha altura le contestó, ´Tal vez no apague el incendio con una gotita, pero yo ya puse mi parte´. En este mundo es lo mismo… Si cada uno pusiera su parte, todo sería totalmente distinto.
Una nueva locomotora: de boxeadora a actriz e influencer
― ¿En qué etapa de tu vida estás hoy?
― En una maravillosa. El hecho de estar viva para mí es un milagro. Tengo 45 años, estoy viva, tengo salud, tengo mis hijos sanos y tengo trabajo. ¿Qué más le puedo pedir a la vida? Cada día es uno nuevo y muy distinto al anterior. No dejo de sorprenderme.
― ¿Cómo es un día tuyo?
― Todos son diferentes. Un día me toca dar charla motivacional en una escuela de Salta, otro día en una empresa de Córdoba… Capaz hay otro día que me llaman para grabar una publicidad arriba de un techo, o en el medio del campo. A veces voy en avión y otras en mi camioneta. Yo no tengo un trabajo fijo. Esta es la vida que tengo hoy y yo elijo que hacer. Todo el tiempo me surgen cosas nuevas que nunca en mi vida imaginé.
― ¿Qué fue lo último que te surgió que no podes creer?
― Voy a hacer teatro el año que viene. Pardo Producciones ya me contrató. Te adelanto algo… Vamos a poner un ring en el escenario. No puedo decir nada más.
― Y para cerrar, quisiera saber cuál es tu mayor sueño
― Además de conocer a Tyson, que sin dudas dejo que me muerda la oreja, sueño con hacer mi película, la historia de mi vida. Quiero a través de mi historia ayudar a muchísimas personas que creen que la vida es una mierda o que la vida es para sufrir. Te puede tocar lo peor, pero de vos depende como actuar frente a ello. Y por eso quiero hacer la película… para ayudar al mundo.