El Banco Central dispuso que a lo largo de 2024 todas las entidades financieras podrán distribuir utilidades hasta un 60% del total correspondiente según las normas vigentes, en 6 cuotas mensuales y siempre que cuenten con la autorización previa de la autoridad monetaria. Al mismo tiempo, la distribución de utilidades dispuesta por el Directorio del BCRA será a nivel local y no se autorizará que los bancos de capital extranjero puedan girarlas a sus casas matrices del exterior. La restricción normativa que impide esa transferencia, otra variante del cepo cambiario, seguirá vigente por el momento, según confirmaron a Infobae fuentes del BCRA.
La decisión mejora las condiciones de los bancos para acceder a sus ganancias en relación al ejercicio anterior en que se habilitó un 40% pero no dejó conformes a todos. “Es más que el año pasado, pero es menos de lo que esperaban los bancos”, resumió una fuente del sector financiero. En los bancos destacan que la gran mayoría tiene cumplidas de sobra todas las exigencias de capital, solvencia y liquidez, por lo que desde ese punto de vista la distribución podría haber sido mayor.
“Mientras siga el cepo, habrá que poner creatividad para darle destino a las utilidades. Nadie quiere quedarse con los pesos”, señalaron en un banco extranjero. Al estar impedidos de girar sus ganancias a sus casas matrices, muchos bancos buscan “vías indirectas” para sacar esas divisas del país o bien deciden capitalizarse por otras vías. En los años de cepo más estricto, varias entidades renovaron sus edificios corporativos para invertir ese dinero “encepado”.
La decisión del BCRA no dejó conformes a todos. “Es más que el año pasado, pero es menos de lo que esperaban los bancos”, resumió una fuente del sector financiero
Por lo bajo, varias entidades se quejan de que no hubo ninguna negociación para fijar el porcentaje. Un año atrás, en marzo de 2023, el panorama era distinto. El Central había habilitado entonces a los bancos a repartir un 40% de las utilidades entre sus accionistas, en una decisión que coincidió con el canje de deuda en pesos que llevó los vencimientos de 2023 a 2024 (y que este año, con otro canje, fueron corridos entre 2025 y 2028). También entonces se permitió el pago en “6 cuotas iguales, mensuales y consecutivas”, tal como se hizo ahora.
La novedad que puso el BCRA para este año, para frenar el efecto de la inflación, es que el cómputo de las utilidades deberá “realizarse en moneda homogénea entre la fecha de la asamblea y del pago de cada una de las cuotas”. Esto implica una secuencia en la que los bancos determinarán las utilidades una vez que cierren su balance, luego pedirán autorización al BCRA, y luego de recibirla podrán distribuir la primera cuota. A partir de allí, las cuotas siguientes podrán ir ajustándose por inflación.
También se dispuso que la distribución de resultados “deberá ser consistente con lo que se informe en el Régimen Informativo ‘Plan de negocios y proyecciones e informe de autoevaluación del capital’”. De esa forma, el BCRA evaluará si el monto a distribuir se condice con el plan de negocios de cada entidad debe presentarle al inicio del ejercicio.
Un año rentable
Los bancos lograron el año pasado una tasa de ganancia nominal mayor que en los ejercicios anteriores. Según el Informe sobre Bancos del BCRA de diciembre, “el sistema financiero cerró 2023 con niveles de rentabilidad superiores a los verificados en los años previos”.
La entidad que preside Santiago Bausili precisó que en 2023 “el conjunto de entidades financieras acumuló resultados totales integrales en moneda homogénea equivalentes a 5,4% del activo (ROA) y 27,6% del patrimonio neto (ROE)”, datos ajustados por inflación.
Según el Banco Central, “el crecimiento interanual del ROA fue explicado fundamentalmente por un mayor margen financiero, efecto compensado parcialmente por un incremento de las pérdidas por exposición a partidas monetarias y egresos tanto impositivo como administrativo”. El margen financiero de las entidades pasó del 12,1% en 2021 al 17% en 2022 y al 30,8% en 2023.
Hasta el año pasado, la ganancia de los bancos estaba centrada en tener un rendimiento en base a los pasivos remunerados del BCRA superior a la tasa regulada que debían pagarle a sus depositantes. Este año, ese escenario cambió por completo. La política de tasas llevada adelante por la actual gestión del Central y la licuación de sus pasivos llevó a los bancos a pagarle al público una tasa mayor que la que reciben por los pases.