A un mes de que Miguel Alejandro Cuello (33) fuera asesinado de un balazo después de haber concurrido a la cancha para ver un partido de Talleres, la Policía de Córdoba detuvo al presunto autor del crimen. Sin embargo, las autoridades destacaron que habría un segundo sospechoso que todavía estaría prófugo.
La aprehensión ocurrió el viernes por la mañana luego de que el fiscal Horacio Vázquez ordenara que el sospechoso Mario Daniel Monje (29), conocido como “el Cara de nafta”, fuera detenido en el marco de la investigación que encabeza por el asesinato del instalador de aires acondicionados.
Una vez que el señalado fuera puesto a disposición de la Justicia, el representante del Ministerio Público resolvió imputarlo por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego. De la misma manera, los investigadores señalaron que el hombre cuenta con varios antecedentes policiales y que sería parte de la banda con la que se enfrentaron los amigos de la víctima.
De acuerdo con la secuencia que reconstruyó ElDocetv, el pasado 19 de febrero Cuello había asistido a la cancha en compañía de un grupo de amigos. Después de que se cumplieran los 90 minutos, se retiró junto a los integrantes de una de las facciones que participaron de una balacera ocurrida entre los barrios Villa Martínez y Las Violetas, situados en la zona oeste de la Ciudad de Córdoba.
La víctima no formaba parte del grupo, pero sí habría sido parte uno de sus amigos. Por este motivo, la hipótesis que cobró mayor fuerza por el momento sostiene que “al ser conocido de la banda antagónica de los otros empezaron el tiroteo” y los dos sospechosos habrían decidido atacar al técnico de aires.
De esta manera, el autor del crimen apuntó contra la parte superior de la víctima, por lo que consiguió que la bala le impactara a la altura de la nuca y que el proyectil saliera por su cara. En ese instante, el hombre quedó inconsciente y su primo decidió trasladarlo hacia el Hospital Eva Perón.
Luego de que Cuello fuera recibido por el personal médico, notificaron que su estado era crítico y, pese a los intentos por reanimarlo, el colocador de aires acondicionados murió. Horas más tarde, se supo por el testimonio que dio una de sus tías que estaba casado y era padre de dos hijos.
“Era un chico querido por todo el mundo, trabajador. Dejó a una mujer con dos niños. Totalmente sano, no tiene antecedentes”, remarcó su familiar. El crimen generó indignación en los allegados de la víctima a tal punto que varios de ellos intentaron hacer justicia por mano propia y balearon las casas de los acusados.
Asimismo, señalaron que el ataque impulsó a los sospechosos a fugarse de sus casas, lo que dificultó que los investigadores dieran con el paradero de ambos.
“Desde un primer momento hemos tenido sindicados a los autores. Se ordenó la captura inmediatamente pero por la venganza privada que intentó hacer la familia del fallecido no se pudo lograr en ese momento”, precisó un vocero judicial al ser consultado por la detención.
En cuanto al segundo sospechoso, las autoridades plantearon que habría actuado en el rol de “coautor del homicidio”. Por esta razón, la Justicia expidió una orden de captura en su contra. Según los datos obtenidos por La Voz del Interior, el acusado habría planteado la posibilidad de entregarse a las autoridades, aunque las fuentes policiales desmintieron que esto haya ocurrido.
Por otro lado, dos familiares de la víctima también fueron detenidos a mediados de marzo por presuntamente haber participado de la patota que arremetió contra las viviendas de los sospechosos. No obstante, fueron imputados por el delito de abuso de armas y los investigadores buscarán que continúen privados de la libertad.