Si hay un lugar que encarna el terror cinematográfico es Haddonfield, en Illinois, el ficticio y escalofriante escenario de la legendaria franquicia de terror Halloween. Este pequeño pueblo, que debutó en la pantalla grande en 1978 con la primera entrega de la saga dirigida por John Carpenter, fue testigo de innumerables asesinatos y convirtió a Michael Myers en un ícono del mal.
A lo largo de 11 de las 13 películas de la serie, Haddonfield sirvió como el telón de fondo para sembrar pánico en las tranquilas. Pero, ¿cómo surgió este lugar y en qué parte de Illinois se ubicaría si fuera real?
Orígenes de una ciudad ficticia
El nacimiento de Haddonfield está intrínsecamente ligado a la mente creativa de John Carpenter, quien se inspiró en sus vivencias durante su infancia en Bowling Green, Kentucky. Aunque no sea un lugar real, la tranquilidad engañosa de Haddonfield refleja el típico suburbio estadounidense, y es precisamente esa normalidad la que lo hace tan aterrador. La imagen de sus calles cubiertas de hojas de otoño y sus casas perfectas crea un contraste inquietante cuando Michael Myers aparece para desatar el caos.
Terror en lo cotidiano
La idea de un asesino implacable que acecha en un vecindario aparentemente seguro surgió en gran parte de la experiencia de Carpenter cuando, durante una visita a un manicomio con su clase de psicología, se encontró con un paciente cuya expresión le transmitió una sensación de maldad pura. Ese encuentro le dejó una impresión tan profunda que se convertiría en la base de Michael Myers, el monstruoso protagonista de la saga.
Además, según informan desde Queen City News, el nombre de Haddonfield fue aportado por Debra Hill, productora y coescritora de Halloween, quien era la pareja de Carpenter en ese momento. Hill, nacida en Haddonfield, Nueva Jersey, decidió bautizar al pueblo ficticio en homenaje a su ciudad natal. Así, un pequeño pueblo suburbano se transformó en el escenario del terror puro.
Lo que hace que Haddonfield sea tan icónico no es solo el horror de los crímenes de Michael Myers, sino la familiaridad del lugar. Antes de Halloween, el cine de terror solía desarrollarse en lugares remotos o claramente ajenos al día a día, como castillos, bosques tenebrosos o moteles extraños. Sin embargo, Carpenter rompió con esa tradición al llevar el terror a los suburbios, recordando a los espectadores que el mal puede acechar en cualquier rincón de su vida cotidiana.
En las películas de Halloween, las casas con cercas blancas, los colegios secundarios y los parques otoñales parecen tan comunes que la aparición de Myers se vuelve aún más perturbadora. La vulnerabilidad de los personajes y la aparente seguridad de Haddonfield son elementos que mantuvieron a los fans de la franquicia pegados a la pantalla durante casi cinco décadas.
Casi 50 años después de su primera aparición en pantalla, Haddonfield sigue siendo un lugar de referencia en la cultura pop. Aunque es un pueblo ficticio, su impacto en el género de terror es innegable.
La franquicia Halloween no solo aterrorizó a varias generaciones, sino que redefinió la forma en que concebimos el miedo en entornos cotidianos. Y aunque Haddonfield no figure en ningún mapa, sus calles y casas permanecerán grabadas en la mente de los fanáticos del cine de terror por siempre.