Cuando Sydney Sweeney fue convocada para trabajar en Euphoria su sueño finalmente tomaba forma. Su firme deseo por dedicarse a la actuación le significó un enorme sacrificio y, teniendo en cuenta que su familia vivía Washington, los viajes constantes a Los Angeles para los casting tuvieron un impacto concreto en la economía familiar. La actriz se refirió a ese aspecto poco conocido de su juventud y a cómo repercutió en la relación entre sus padres.
En una nota con la revista Glamour, Sweeney contó que en su pueblo, amigos de su familia le pedían que no fuera más a Los Angeles con su papá en busca de una carrera profesional porque eso “estaba destrozando a la familia”. Y aunque todos le aseguraban que era momento de encontrar “un trabajo de verdad”, ella insistió, hasta que logró el éxito, aunque a un precio muy alto.
En el transcurso de la entrevista, ella aseguró: “Hubo un momento en el que ya no quería volver a casa, porque me entristecía sentir que había fallado. Pero yo sabía que no podía fracasar, porque a un nivel general, mi familia lo había perdido todo. Mis padres terminaron divorciándose. Y haya o no tenido que ver eso con mi llegada a este lugar, definitivamente para mí aceleró un proceso. Así que yo sabía que tenía que triunfar de alguna forma para que nada hubiera sido en vano”.
En lo referido a su camino personal, Sweeney es muy clara en su mirada. “Durante veinte años fui esta persona. Y no fue hasta hace cinco años que mi vida cambió y creció. Casi toda mi existencia, fui una persona completamente normal. Solo que nadie lo veía porque no era famosa” aseguró la actriz, que luego agregó: “Y es raro cuando la gente me dice que soy exitosa o que logré mi objetivo, porque no se siente así ya que hay mucho más. Yo creo que apenas arañé la superficie de lo que quería hacer con mi vida”.
Más adelante, la protagonista de Con todos menos contigo concluyó: “Vengo de una familia en la que vi a mis padres perderlo todo y eso me aterra. Ese miedo siempre estará instalado en mí. Soy una gran ahorradora y no ando gastando plata por ahí. Me gusta invertir en cosas como en propiedades. Me gusta pensar, y ojalá sea así, que tomo decisiones inteligentes con el dinero que gano. Pero jamás creo que llegaré al punto de sentirme tranquila. Soy una mujer independiente que trabaja realmente duro. Yo logré y compré las cosas por mi cuenta y puedo proveerme a mí misma y a mi familia”.
Un sueño cumplido
Hace pocos meses, Sydney adquirió una lujosa mansión de millones de dólares en los Cayos de Florida, en Estados Unidos. La famosa actriz se une así a una tendencia creciente de estrellas de Hollywood que eligen este destino como su nuevo hogar con el objetivo de encontrar paz, tranquilidad y conectar con la naturaleza sin ser molestados por los paparazzi y la prensa.
La propiedad recién adquirida por Sweeney está valuada en 13,5 millones de dólares, según publicó Fox Business, y abarca 2500 metros cuadrados frente al mar. Además, la residencia tiene seis dormitorios, seis baños, una pileta infinita con bar ideal para hacer fiestas, un embarcadero privado, una bodega con capacidad para 520 botellas, ascensor, sala para hacer yoga y gimnasia, sala de juegos y más amenities que la transforman en una propiedad única.
Su lujosa mansión no era el anhelo de su vida. En una extensa entrevista publicada por The Hollywood Reporter, Sweeney se refirió a su verdadero sueño: el de recuperar la casa en la que transcurrió su infancia, donde también vivieron sus bisabuelos, sus abuelos y nació su madre. Luego, en declaraciones con The Kelly Clarkson Show, con orgullo explicó: “Mi bisabuela tenía una hermosa casa… Mi abuela nació en ella y mi mamá también. Y luego, a medida que los niños crecieron, construyeron otra casa en el mismo lote. Pero cuando mi bisabuelo falleció y mi bisabuela envejeció, simplemente no pudieron conservarla más… Eran muchos gastos para mi madre”.
Su deseo, contó, siempre fue recuperarla. Y con ese objetivo en mente, la actriz asumió cada uno de los trabajos que le fueron surgiendo dentro de Hollywood. Y finalmente lo consiguió: “Llamé a los propietarios y les dije: ‘Quiero volver a comprar la casa de mi bisabuela’. Y pude concretarlo. Mi abuelo todavía vive en la casa de al lado, así que ahora somos vecinos”.