“Arturo Vidal jugó un partido normal en la ida en Santiago. Apenas le dio un pase a Carlos Palacios a diez metros y este marcó el gol. Muy buena asistencia, pero nada más. En Chile hay un vidalmanía por las dos Copas América ganadas en 2015 y 2016 y por los equipos donde jugó, pero vino aquí a retirarse. No es un jugador que me llame la atención como entrenador. En su momento, dije que iba a ser el puto amo de Colo Colo por su regreso, pero no lo es”. De esta manera se presenta Leonardo Véliz Díaz, el Pollo, uno de los máximos referentes del Colo Colo subcampeón de la Copa Libertadores 73.
Aquel elenco trasandino fue, por mucho, uno de los mejores que el Cacique produjo en su historia. “Perdimos con Independiente de Avellaneda que nos cantaba ‘la copa se mira y no se toca’. Fueron tres finales. Empatamos dos y perdimos la última por 2-1. Tuvimos al árbitro brasileño Arppi Filho enceguecido en que Colo Colo no debía ganar la copa. Ese equipo mereció ser campeón”, recuerda el ex delantero de 79 años.
Más allá de su paso por los Albos, el Pollo Véliz debutó en la selección chilena bajo la dirección de Luis Álamos, en un amistoso frente a la Unión Soviética en 1966. Luego, jugó en dos Eliminatorias e integró el seleccionado chileno que participó de Alemania 74, donde disputó los tres encuentros, dos como titular. Después, participó en las Copas América de 1975 y 1979, y le anotó un gol a Venezuela en esta última, donde Chile fue subcampeón.
Tras su retiro, en 1982, Véliz se dedicó a entrenar, y desde 1991 se hizo cargo de la Sub-17 de su país. Fue subcampeón en el Sudamericano de Colombia y clasificó por primera vez al Mundial de la categoría que se jugó en Japón, donde conquistó el tercer lugar. Por último, en 1995 dirigió a La Roja Sub 20, que era integrada por una base similar de jugadores, y clasificó nuevamente a una Copa del Mundo juvenil, esta vez disputada en Qatar.
Por su pasado en Colo Colo, el Pollo Véliz es voz autorizada para hablar sobre el presente del club y la revancha que se le viene frente a River Plate por los cuartos de final de la Libertadores. “Por haberle ganado a Boca llega con un envión psicológico muy importante. En cinco días, superó a su máximo rival en su casa y podría eliminar a Colo Colo, pasar a las semifinales y convertirse en uno de los mejores cuatro de Sudamérica. Entonces, Colo Colo deberá luchar contra eso. Pero el fútbol trae sorpresas y podría pasar cualquier cosa”, remarca en diálogo con Infobae.
– ¿Qué es de su vida, Leonardo?
– Estoy retirado del fútbol. Solamente me encuentro haciendo capacitaciones como entrenador del fútbol amateur. Pero más que nada enfocado en las juveniles. Estoy viviendo en Viña del Mar, y trabajando por Valparaíso.
– ¿Previamente estuvo como director técnico en las divisiones inferiores de Colo Colo?
– Sí. Comencé trabajando como entrenador en la escuela de fútbol de Colo Colo para luego partir a la Federación de Fútbol de Chile, donde me hice cargo de las divisiones menores. Yo quería comenzar desde abajo ni bien me recibí de director técnico. Luego pasé a Everton de Viña del Mar que jugaba la segunda división chilena. Pasé por Santiago Wanders y concluí mi carrera en la Unión Española de Primera División. Allí viví una decepción humana de ciertos futbolistas que hicieron que dejé de entrenar en la máxima categoría. Al final, le dije a mi mujer “prefiero ganar menos plata, pero trabajar tranquilo fuera del fútbol profesional”. Así que me dediqué a los juveniles y estoy escribiendo un libro en el que cuento mis buenas y malas experiencias.
– ¿Alguna vez tuvo la oportunidad de dirigir la Primera de Colo Colo?
– Cuando salimos terceros en el Mundial Sub 17 de 1993, detrás de Ghana y Nigeria, que fueron muy tramposos por incorporar juveniles que tenían entre 21 y 22 años con demasiada diferencia en cuanto a la velocidad, potencia y resistencia de los futbolistas, surgió la posibilidad de dirigir a Colo Colo, pero no quise agarrar, y al final dirigí a la Selección Sub 20 en Qatar 96. Luego, ya no se dio la posibilidad ni tampoco le puse empeño.
– Es uno de los jugadores históricos que salieron subcampeones con Colo Colo en la Copa Libertadores ´73 tras la derrota contra Independiente. ¿Integró el mejor equipo del Cacique de su historia?
– Sí, está dentro de los mejores equipos de la historia de Colo Colo. Perdimos la final de esa copa con los Diablos Rojos de Avellaneda, que nos cantaban “la copa se mira y no se toca”. Fueron tres partidos. Empatamos en dos y perdimos 2-1 en el tercero. Tuvimos un árbitro brasileño, Arppi Filho, enceguecido en que Colo Colo no debía ganar la copa. Ese equipo mereció ser campeón. También, el equipo de 1991, que la ganó con Mirko Jozic como entrenador contra Olimpia en el Monumental de Santiago, los dos fueron los mejores de la historia.
– ¿El Colo Colo de Jorge Almirón se parece en algo al que integró en 1973?
– No, para nada. El nuestro fue un equipo con mucha técnica y con jugadores de mucha jerarquía como Carlos Caszely. Yo tenía mucha velocidad y había un muy buen jugador como Francisco Valdés. Hoy, tiene buenos jugadores como el argentino Javier Correa y el paraguayo Guillermo Paiva, pero le hace falta un número 10. Nosotros teníamos a Valdes, que jugaba parecido a Ricardo Bochini, de lo mejor del fútbol sudamericano.
– ¿De cara a la revancha contra River Plate, observa bien parado al Cacique para visitar el Monumental?
– En el fútbol de hoy en día puede pasar cualquier cosa. River en la mismísima Bombonera le ganó a Boca con un equipo alternativo, pero sufrió un gol con la mano al último minuto de juego y podía haber terminado empatado. Frente a Colo Colo volverán Germán Pezzella, Marcos Acuña y será un partido muy complicado para Colo Colo, además de un escenario donde River se hace fuerte jugando allí. Y por haberle ganado a Boca, llega con un envión psicológico muy importante. En cinco días, le ganó al máximo rival en su casa y podría eliminar a Colo Colo por la Libertadores y pasar a las semifinales, y convertirse en uno de los mejores cuatro de Sudamérica.
– ¿Arturo Vidal es hoy el mejor jugador de Colo Colo?
– Yo voy de frente, digo lo que pienso, como mi primer libro “Sin amagues”. Cuando Colo Colo se interesó en Arturo Vidal, dije que traían a un jugador en extinción por la cantidad de lesiones sufridas. En Flamengo no jugó prácticamente nada. En Barcelona lo llevaron por una transacción comercial, nomas, y jugó muy poco. En el Inter de Milán con Alexis Sánchez tampoco jugó nada. Vidal es un jugador que se vive del recuerdo, de las dos Copas América que se ganaron con Chile, además de lo que hizo en la Juventus y en el Bayer Múnich. Eso es hoy Vidal. Lo tienen definido como un gran jugador y los entrenadores lo consideran importante en el medio campo para barrer y destruir el foul táctico. Tiene una personalidad avasallante, pero eso se traspasa al otro límite que es la soberbia.
– ¿Cómo le cayó lo que dijo el otro día, que tiene “más títulos que todos los jugadores del plantel de River”?
– A mi no se me ocurriría decir algo así. Eso es de soberbio, de prácticamente tener dos neuronas. Un jugador no puede decir eso, incita a la violencia que exacerba a la hinchada rival. Y los chilenos, somos más odiosos en estos días por ese tipo de declaraciones. Hoy, Vidal es un jugador normal que llegó a Chile producto de un exacerbado marketing, donde hay que vender camisetas y se inclina ante la línea editorial de un diario o la televisión. Eso vende, y yo no lo soporto. Es más, su vida privada no ha sido ejemplificadora y todo el mundo lo sabe. En la actualidad, Vidal está metido en las redes sociales. No ha sido relevante en un Colo Colo que está en el torneo local debajo de la Universidad de Chile, y en muchos partidos no pudo jugar por diferentes lesiones. No me vengan a decir que es un jugador importante para jugar frente a River Plate. Para los compañeros tal vez sea motivante y gratificante, pero que no vengan a decir que es excepcional porque no lo es. En mi paladar futbolístico, no es así.
– ¿El futbolista más importante hoy es Carlos Palacios?
– Sí, el más determinante es él porque tiene una técnica exquisita. Es irregular, pero no es una joya. Lo prestaron a Vasco de Gama en Brasil y no relució. Solo ha tenido destellos de una joya, pero sí es el más importante del equipo porque puede hacer un gol de tiro libre, dar un buen pase, es insistidor, tiene inventiva que no tiene Vidal u otros jugadores de Colo Colo.
– ¿El elenco de Almirón está en condiciones de ganarle al River de Gallardo?
– Sí, pero hay otros factores que van a influir. El 1-1 no es ninguna ventaja para Colo Colo prácticamente. En el Monumental de River es muy difícil jugar, como también en La Bombonera, con ese público y esa hinchada. Para Colo Colo, será muy difícil. Si acá (en Chile) nos complicó en la salida, en la circulación de la pelota, allá creo que será peor. ¿Cuál es el hándicap para Colo Colo? Que ha descansado luego de haber enfrentado a River, equipo que el fin de semana pasado visitó a Boca en un partido extenuante. Juegan muchas cosas a favor del dueño de casa. El equipo chileno tendrá que estar al 100 por ciento y Almirón deberá decirles a los jugadores que la concentración plena le exigirá estar al mil por ciento en las pelotas en movimientos como en las detenidas, porque el que pestañea, pierde. Además, será un desafío para Colo Colo ver como aguanta la presión del conjunto rival.
– ¿Coincide con Ricardo Gareca que Vidal no está para integrar la selección chilena?
– Absolutamente de acuerdo, Vidal no está para la selección chilena. Gareca debe tener mayor información interna sobre que Arturo es un jugador que se sale muy rápido de sus carriles. Y por ahí puede ser un elemento mal sano para convivir en el camarín. Gareca pensó muy bien en eso y sabe con quienes puede contar para retomar esta selección que no le ha ido muy bien en los dos partidos, uno contra Argentina y otro con Bolivia, con magra producción para estar prácticamente penúltimo en la tabla de posiciones.
– ¿Le gusta lo que propone Gareca como DT de la selección de Chile?
– Cuando hablaban de los candidatos a tomar el cargo de entrenador, había muchas cuerdas para un sólo trombo. Y cuando dijeron Gareca, me acordé de su paso por la selección peruana. Recurrió a jugadores no tantos de renombres y eligió a otros sin tanta experiencia. A algunos connotados los dejo fuera de la lista. Y así le dio un estilo a la selección peruana. Acá en Chile hizo lo mismo. Arrancó con una gira por Europa que le ganó a Alemania, perdió 3-2 frente a Francia en un partido muy estrecho. Luego, le ganó a Paraguay y dijimos “este es el estilo Gareca”. Luego, en la Copa América 24 nos fue muy mal y luego por Eliminatorias Sudamericanas ante Perú fue desastroso. Creo que en los procesos y considero que todavía se le puede dar una nuevo oportunidad, porque matemáticamente todavía tiene chances de clasificar al Mundial en el séptimo lugar.
– ¿Quedar afuera sería otro fracaso de la selección chilena?
– Sí, estamos tocando fondo y sería hundirse cada vez más. Hoy, el fútbol chileno tocó fondo, de fracaso en fracaso, y si pierde Colo Colo contra River, sería otro fracaso a nivel internacional y el futbol chileno ya debería anclar la razón a la realidad. Esa razón es la de trabajar de una vez por todas dándole importancia a las divisiones menores, a las inferiores para volver a tener un proceso que pueda sacar jugadores como los Iván Zamorano, Marcelo Salas y Alexis Sánchez. Para eso, hay que trabajar cultivando la base en provecho de la elite.
– Hizo un poco de todo en su vida. Fue futbolista, político, entrenador, escritor. ¿Cómo se repartió el tiempo para todo eso?
– Cuando uno tiene pasión por las cosas, puede llegar a hacer todo lo que se propone. Trabajé en las inferiores para llegar a ser jugador profesional. Me interesó la política. Después, llegó la posibilidad de ser concejal porque uno a través del fútbol puede cambiar el sistema político. Me presenté como candidato a diputado, pero no salí porque se necesitaba mucho dinero. Ahora, me dediqué a entrenar, a capacitar entrenadores y a escribir en un diario y libros. Uno se tiene que hacer un tiempo para lo que desea, y no debe desperdiciar un segundo en lo que quiere hacer, porque el reloj pasa y ese segundo es irrecuperable.