Figura indiscutida de La Scaloneta, Julián Álvarez quiere continuar escribiendo su legado en el Atlético de Madrid. El goleador campeón del mundo en Qatar 2022 avanza constantemente sin mirar para atrás. En el pasado quedaron sus conversaciones con Pep Guardiola en el Manchester City y las enseñanzas que recibió de Marcelo Gallardo en River Plate. Sin embargo, pocos conocen que su destino futbolístico pudo ser otro al que forjó a base del sacrificio y la perseverancia.
La Araña, apodo que recibió por parte de su hermano mayor debido a que “parecía que tenía más de una pierna” a la hora de moverse con la pelota, llamó la atención de los especialistas desde pequeño, como cuando estuvo a prueba en el Real Madrid y no se sumó a las canteras del Merengue a causa de las políticas internas de la Casa Blanca (no incorporaban a menores de 13 años para sus divisiones juveniles).
El cazatalentos Piero Foglia, alertado por un árbitro, quedó deslumbrado con el chico y consiguió una prueba en la entidad española. “Participó de algunos campeonatos, incluso fue goleador. Pero como era menor, el Real Madrid no podía fichar chicos de esa edad”, le explicó a este sitio Ricardo Varas, su primer entrenador. La única alternativa era mudar a toda su familia, algo que finalmente no sucedió.
En su regreso al país, varios equipos de Primera División pusieron sus ojos en él. Probó suerte en Boca y Argentinos Juniors -llegó a estar en la pensión del club-, pero su gran anhelo era vestir la camiseta del Millonario. “Tuvo la posibilidad de ir a Boca, pero él quería ir a River. Se lo podés preguntar a cualquiera. Cuando a Maradona le preguntaron por su sueño, él dijo que era jugar en la Selección. Bueno, con él era algo parecido. Él soñaba con ir a River. Él es hincha de River. Eso lo resume todo”, comentó Claudio Gorgerino, intendente de Calchín.
En la misma sintonía, Antonio Caro, quien también se dedicaba a apostar por las promesas del fútbol argentino, reveló recientemente que vivió una etapa con la estrella del Colchonero durante su infancia. “Estuvo viviendo en casa durante dos meses. Lo llevé a Banfield y a Talleres de Córdoba, pero en ninguno de los clubes pudieron llegar a un acuerdo con él”, reveló el empresario en dialogo con la radio FMQ. Por ese entonces, Julián ya era un adolescente que hambre de gloria, pero las autoridades de la T, ni las del Taladro, lograron acordar el vínculo con la familia del goleador.
Su amor por la pelota fue un flechazo a primera vista. A los dos años, cuando la pelota era casi tan grande como él, acompañaba a sus hermanos Rafael y Agustín. Un año y medio más tarde se sumó de manera oficial a la escuelita de fútbol del Club Atlético Calchín, que casualmente tiene el mismo diseño de camiseta y prácticamente el mismo escudo que River Plate.
A fines de 2015 su ansiada oportunidad llegó. Empleados que respondían a la entidad de Núñez fueron a Embalse Río Tercero a probar jugadores y quedaron enamorados por el juego del delantero. Al año siguiente, la carrera del atacante se convirtió en meteórica, siendo partícipe recurrente de las distintas selecciones juveniles de Argentina -fue sparring de la Mayor en el Mundial de Rusia 2018 y disputó el Mundial Sub 20 de Polonia– y bajo la lupa minuciosa de Marcelo Gallardo.
Napoleón vio en el cordobés un joven con un potencial para hacer historia grande, tanto en el club como en el mundo del fútbol. Una clara demostración de la fe que le tuvo fue ponerlo en la histórica final ante Boca en el Santiago Bernabéu de Madrid (también participó en la definición del año siguiente ante Flamengo). El resto, ya es historia conocida. Gloria y eternidad para uno de los héroes de Medio Oriente.