Minutos después de las 9, la sede de la Embajada de Brasil en Argentina abrió sus puertas para una foto simbólica. El embajador Julio Bitelli recibió al comando de campaña de María Corina Machado, líder de la oposición venezolana, para recibir una carta en la que le exigen al presidente Lula Da Silva que interceda ante el régimen de Nicolás Maduro para garantizar el salvoconducto de los seis dirigentes asilados en la Embajada argentina en Caracas, y para condenar las violaciones a los derechos humanos en Venezuela.
En un gesto de pragmatismo político, Bitelli recibió a Adriana Márquez, jefa del comando de campaña de María Corina Machado en Argentina, y Richard Blanco, diputado venezolano. Como contó Infobae, los dirigentes habían solicitado el encuentro con el objetivo de requerir que Lula interceda ante el régimen chavista para torcer la voluntad de Maduro.
“Nos fue muy bien. Fue muy receptivo el embajador e hizo énfasis en la entrega de la solicitud a Brasil”, reveló a este medio un testigo de la reunión. El cónclave se extendió durante poco más de 40 minutos y los dirigentes venezolanos remitieron al diplomático una misiva dirigida al Planalto.
“Solicitamos, realizar las gestiones necesarias para que se emitan urgentemente los salvoconductos de los seis perseguidos políticos de la oposición, quienes se encuentran asilados en la residencia oficial de Argentina en Caracas, hoy protegida por el gobierno de Brasil, de conformidad con lo establecido en la Convención de Caracas sobre Asilo Diplomático y demás normas del Derecho Internacional”, exigió el comando de campaña de Machado.
Se trata del grupo de dirigentes venezolanos que desde marzo están bajo resguardo en la Embajada de Argentina en Caracas, que eran perseguidos por el régimen de Maduro. Son militantes íntimos de la líder opositora, al punto de que está su jefa de campaña, Magalí Meda. Los otros cinco militantes de Vlz son Pedro Urruchurtu Noselli, Humberto Villalobos, Claudia Macero, Omar González y Fernando Martínez.
“En Venezuela se han instaurado prácticas de terrorismo de Estad”, denuncia la carta de los dirigentes venezolanos y agrega: “Estas prácticas son ejecutadas a través de la instrumentalización política de los servicios de inteligencia del Estado venezolano, grupos paraestatales y el sistema de justicia contra los disidentes, ya sea una disidencia real o solo una percepción de los órganos del Estado”.
El comando de campaña de Machado en Argentina gestiona desde hace días ese encuentro. Mientras tanto, habían convocado a la movilización que sucederá hoy mismos, también desde las 9, frente a la Embajada carioca. La líder venezolana tiene excelente relación con el Gobierno de Javier Milei, especialmente con Patricia Bullrich, a quien conoce desde hace años. En tanto que su equipo cultiva un buen vínculo con la canciller Diana Mondino. Esos nexos habrían contribuido a facilitar la reunión de hoy con Bitelli.
El régimen de Maduro ejecutó el fin de semana un asedio a la embajada argentina en Caracas. Fue una forma de presionar a Lula para que sus representantes abandonen la sede diplomática que tienen bajo custodia. El operativo no dio resultado y el hostigamiento se atenuó cuando se conoció que Edmundo González Urrutia, ex candidato a presidente de Machado, se había ido exiliado a España.
El asedio de Maduro a la embajada argentina comenzó con la decisión de revocar el “beneplácito” otorgado a Brasilia para ejercer la representación de los intereses de Argentina y sus nacionales en territorio venezolano. Brasil se amparó en la Convención de Viena y rechazó esa exigencia. La Cancillería, a través de Diana Mondino y su equipo, articuló comunicaciones con Itamaraty para garantizar el cuidado de la sede diplomática nacional en la capital venezolana.
Por eso la visita del comando de Machado en Argentina a la Embajada de Brasil en Buenos Aires cobró relevancia. Lula conoce que Brasil es el hegemón regional bajo los ojos del mundo. Río de Janeiro albergará en noviembre la cumbre de presidentes del G20. Será el escenario sobre el que el Planalto buscará impulsar una posible candidatura a integrar el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como miembro permanente. Articula con China y Rusia, sus socios estratégicos, para allanar ese camino.
El operativo depende de múltiples variables, incluso algunas que Brasil no controla, y será dificultoso. No obstante, Lula aplica un sutil pragmatismo. Asume que no puede levantarle la mano al líder chavista tras el fraude en las elecciones del 28 de julio. Por eso, salió a exigir que Caracas exhiba las actas. Sin embargo, junto con Colombia y México, no aplicó una condena clara a la situación de Venezuela.
Con este complejo ajedrez geopolítico de fondo, los delegados de Corina Machado estamparán hoy una postal con el representante de Lula en Argentina.