En una sociedad donde hablar de salud anal sigue siendo un tabú, el Dr. Lucas Quelin, proctólogo especializado, nos ofrece una mirada esclarecedora y sin prejuicios sobre la importancia del cuidado del colon, recto y ano. En una charla sin prejuicios con Realidades, el Dr. Quelin desmitifica la figura del proctólogo, subrayando que la consulta no es exclusiva para hombres, ni debe asociarse únicamente a problemas graves o a prácticas sexuales.
Con un enfoque empático y una visión integral, aborda temas que suelen generar incomodidad, como la sexualidad asociada a la salud anal, la importancia de romper estigmas en torno a las visitas al proctólogo, y los mitos que rodean prácticas como el tacto rectal.
El especialista nos recuerda que cuidar nuestra salud anal es fundamental para prevenir enfermedades y mejorar nuestra calidad de vida.
Con su enfoque empático y su compromiso por visibilizar la diversidad sexual y de género, Quelin nos invita a ver la consulta proctológica no como un motivo de vergüenza, sino como un acto de autocuidado y prevención indispensable para vivir una vida plena y saludable.
— Para los que no sabemos sobre todo lo que abarca la función de un proctólogo… ¿Qué es ser un proctólogo?
— Es el médico que se encarga de cuidar la salud del colon, del recto y del ano, es una especialidad, una subespecialidad, que requiere mucha formación, más de 12 años. De hecho, primero tenemos una formación como médico, después como cirujano y luego como cirujano subespecialista en esta área: colon, recto y ano.
— ¿Quiénes son sus pacientes?
— Cualquier persona que tenga ano puede ser mi paciente.
— Generalmente se asocia la visita al proctólogo solo a los hombres, ¿es así?
— No, ese es uno de los mitos más frecuentes, una de las dudas más frecuentes, y todas las personas tienen que ir al proctólogo, tengan la identidad que tengan, tengan el sexo biológico que tengan, cualquier persona que tenga ano tiene que ir al proctólogo.
— ¿ Para qué va una persona al proctólogo?
— Uno va al proctólogo porque tiene alguna molestia, algún síntoma, algo que se puede traducir tal vez en una enfermedad; o puede pasar que uno va al proctólogo para control, para chequeos.
— La importancia de hacerse chequeos… ¿qué enfermedades se previenen en el caso del proctólogo?
— La más conocida es el cáncer colon rectal, que es el estudio preventivo que hacemos a partir de los 45 años, se llama colonoscopia; eso es muy importante porque el cáncer de colon es el segundo cáncer más frecuente en la Argentina. Entonces, a partir de los 45 años, una vez, por lo menos hay que ir al proctólogo o al cirujano colorrectal para hacer colonoscopias, ese es el primer hito.
Después, también hacemos prevención del VPH que es el virus del papiloma humano; que eso arrancamos a los 35 años, eso tampoco está tan difundido. El proctólogo abarca muchas áreas, como el estilo de vida, enfermedades frecuentes o cosas cotidianas como la sexualidad.
— ¿Cuáles son las consultas más frecuentes?
— Las consultas más frecuentes tienen que ver con dos síntomas que son los que más pudor o vergüenza generan, todo lo que esté relacionado al ano siempre nos dio vergüenza, nos dio pudor, da estigma, son esas cosas de las que no se hablan…
— ¿Por qué?
— Porque socialmente ir al proctólogo es algo que está muy estigmatizado, si vas al proctólogo quiere decir que es algo malo, y la realidad es que si partimos de la base de que todos tenemos ano, todos deberíamos ir al proctólogo. En cuanto a las consultas más frecuentes: dolor, sangrado, que enseguida piensan que son hemorroides, como que es lo más frecuente que le puede pasar a una persona, pero también hay otras causas y está bueno ir desmenuzándolas.
— ¿Qué otras causas hay?
— Un 60 % de las consultas, sobre todo en la pandemia y el año pasado con las elecciones, tienen que ver con la fisura anal, que es como una lastimadura, como si fuera una llaga, una úlcera, a nivel del ano, en la parte más baja, y que genera mucho dolor y sangrado, que encima imaginate el estigma, porque yo te doy una receta que dice “fisura anal”. Entonces en seguida la gente piensa “tengo el ano roto” y eso es algo que hay que trabajar y explicar muy bien porque esto sucede en contexto de constipación, diarrea, ansiedad, estrés, por cómo nos alimentamos, lo que comemos, el mate, el café, hay muchos factores que intervienen, así que fisura te diría que es uno de los más frecuentes.
“El cáncer de colon es el segundo cáncer más frecuente en la Argentina”.
— Ante el diagnóstico “fisura anal”, ¿cuál es el tratamiento a seguir?
— Es muy importante saber que una de las cosas que más genera miedo y tabú, y que por eso a veces las personas no quieren venir a la consulta, es el tacto rectal, el examen proctológico. Cuando tenés que verlo —porque el ano hay que verlo—, para el colon y el recto hay estudios como la colonoscopia, pero el ano hay que verlo, hay que tactarlo, hay que palparlo. Eso es algo que hacemos en el consultorio, por supuesto con el consentimiento del paciente; es algo que no tiene que doler. En base a eso, uno determina cómo está ese ano, pero es importante saber que preguntamos cosas sobre el estilo de vida: la alimentación, cómo descansás, cómo estás haciendo actividad física…
— Doctor, hace foco en que los proctólogos también abordan el estilo de vida, eso se debe a que la mayoría de la gente asocia al proctólogo a lo sexual, ¿es correcto?
— Lo sexual 100 % nos atraviesa por completo, porque durante mucho tiempo se creyó que solamente el ano cumplía una función defecatoria y se le perdió o se dejó de ver que en realidad el ano tiene una función sexual, con lo cual, una de las cosas que yo siempre trato de mostrar es la importancia y el cuidado de la salud sexual asociado a la salud anal.
— Hablemos del ano, ¿cuál es su función?
— El ano funciona para defecar, por supuesto, que es lo que tradicional y biológicamente conocemos, pero además es paratener estimulación o prácticas anales asociadas a la sexualidad, y eso es algo que sucede y es muy frecuente. En mi consultorio se ve un montón, yo me formé en sexualidad, que no es lo más común, porque nuestra especialidad es muy paternalista, muy patriarcal, muy estereotipada.
— ¿Por qué da vergüenza o miedo hacerse el tacto rectal?
— Sucede fundamentalmente en hombres, sobre todo en hombres que vienen de una cultura más patriarcal o alguna masculinidad donde llegar al tacto rectal es como perder la virginidad o se genera siempre esa cuestión de que la masculinidad se acaba cuando el tacto rectal llega. El tacto rectal es una maniobra que no tiene una connotación sexual cuando se hace en el plano del consultorio, eso es importante aclararlo, porque muchas veces muchos hombres no llegan a la consulta porque dicen “si me hacen un tacto entonces voy a ser gay” o “si te hacen un tacto después te queda gustando”, y eso no es así.
“La práctica del sexo anal no significa que seas gay; simplemente significa que disfrutás de prácticas anales”
— ¿Eso sucede actualmente en las consultas?
— Sí, si me preguntás y obviamente cuando salga esta nota los comentarios van a ir por ahí. Muchas veces cuando en un grupo de amigos varones, sobre todo hetero CIS, digan: “che, fuiste al proctólogo?”, te van a decir: “uh, te hicieron el tacto ¿y? ¿te gustó? ¿cuántas falanges?”. Eso pasa todo el tiempo, se generan muchos mitos en base a eso y eso hace que las personas se alejen de la consulta, porque si vos vas ahí es porque te pasa algo.
— Como profesional, ¿cómo maneja estos tabúes o prejuicios?
— La realidad es que trabajo un montón desde mis redes. Me dedico a hacer activismo de la salud sexual y de la salud anal, entonces las personas que tal vez me vienen a ver a mí puntualmente ya conocen mi forma de trabajar, o van a la consulta de su médico a través de algo que aprendieron en mis redes, con lo cual eso está buenísimo porque se genera un cambio. Imaginate estar viviendo todo el tiempo con un síntoma como “me duele el ano”, “me pica el ano”, “me sangra el ano”. Son síntomas que son invalidantes y muy molestos en lo cotidiano, y que en general siempre tienen tratamiento, porque siempre asociamos que lo que le pasa al ano es algo muy grave, ya que es un punto muy sensible. Tal vez las mujeres están más acostumbradas porque van al ginecólogo, o las personas con vulva van al ginecólogo, entonces lo tienen recontra naturalizado, pero cuando a los hombres les toca, por ahí, ir al proctólogo, genera eso. La realidad es que el momento del examen son tres o cuatro minutos; no es algo demasiado extenso.
— Uno va al proctólogo a hacerse controles y, generalmente, ¿con qué se encuentra?
— Siempre chequeamos el estado de las hemorroides, que son venas normales que todos tenemos, para verificar si hay inflamación, prolapso de esas venas, si sangran, cómo está el esfínter, y si hay una fisura. Por supuesto, a veces podemos detectar si hay un tumor de ano o un tumor de recto, que no es lo más frecuente, pero puede suceder que en el examen lo encontremos. También podemos detectar verrugas que pueden aparecer por el VPH, el virus del papiloma humano, que tiene una prevalencia del 80 %; imaginate que de 10 personas, 8 pueden tener VPH. Son las verruguitas que están a nivel perianal o dentro del ano, que podemos encontrar en el examen físico. Por eso, hay que estar alerta y atento, porque se pueden identificar muchas cosas, que uno también va encontrando en función de la historia clínica del paciente.
— ¿A qué más le temen sus pacientes?
— Siempre el miedo es que haya algo malo, nadie quiere que le digan “tenés una infección de transmisión sexual”, nadie quiere que le digan “tenés cáncer”, pero esas son cosas que pueden pasar. Yo lo entiendo y la empatía tiene que ver con entender que vos no querés atravesar esa situación, pero no estamos exentos de que la pases si no venís a la consulta. Siempre un diagnóstico temprano, sea la enfermedad que sea, te va a permitir agarrarlo de entrada y tener más opciones terapéuticas.
— ¿La gente se automedica mucho por no ir al proctólogo?
— Sí, se automedica muchísimo, hoy hay mucha venta libre de productos que tienen muy baja eficacia, por eso son de venta libre, está lleno de comerciales de gags, latiguillos que para el marketing son buenísimos, como “me late el ano” o “tengo el ano estresado”, esos están siempre, entonces las personas van a la farmacia y se les vende algo y terminan gastando un montón de plata en medicamentos… Pero, después te vienen a ver ya habiendo comprado el medicamento de venta libre, ya usaron la pomadita, ya hicieron la recomendación de un familiar, algún vecino, un amigo, y después llegan a la consulta, entonces hay que trabajar en agotar esas instancias para tener un tratamiento más específico y dirigido.
— Contó que es especialista en sexualidad, ¿cuáles son los prejuicios a la hora del sexo anal?
— Hay muchos prejuicios. Uno, ya lo comenté, “si tengo sexo anal soy gay”, “si tengo una pareja hetero CIS, un hombre, una mujer, y tengo una práctica anal ¿qué quiere decir? ¿entonces que el hombre es gay?”. Siempre asociar una práctica sexual a lo que a uno le gusta o definirlo a estas etiquetas ha hecho mucho daño, con lo cual trato de decirles siempre a mis pacientes que si vos tenés sexo anal no significa que seas gay, simplemente significa que disfrutás de prácticas anales. Los hombres o las personas con pene que tienen próstata pueden encontrar un punto muy placentero, similar a lo que sucede en el glande o en el clítoris, donde hay muchas terminales nerviosas que pueden llevar al orgasmo y esto genera muchísima incomodidad en algunas personas que todavía no exploraron.
Algo que también es recontra temido y que siempre consultan es: ¿qué puede pasar con la materia fecal?, viste que de chiquito nos dijeron “la caca es mala”, todo lo que está asociado a la materia fecal es malo, y crecimos con ese concepto, que a nivel sexual trae muchas barreras.
— ¿Qué barreras, por ejemplo?
— Y por ejemplo una persona no quiere tener una práctica sexual porque si no se hace un enema previo, piensa que “puede tener un accidente”, cuando es lo esperable, por supuesto que no es algo que quiero que pase, pero puede pasar…
Por eso es muy importante charlar con la persona con la cual te vinculás, porque a veces ni siquiera es tu pareja de toda la vida, capaz que es un vínculo sexual, alguien con el que te ves y tenés relaciones ocasionales; tienen que ser empáticas y que haya responsabilidad.
“Asociar una práctica sexual a lo que a uno le gusta o definirlo con etiquetas ha hecho mucho daño”
— Hablamos de cuidados, ¿qué cuidados hay que tener a la hora del sexo anal?
— Principalmente el uso de preservativo, en todas las prácticas sexuales anales; el uso de lubricantes, porque el ano no se lubrica solo, el ano necesita de lubricantes externos. Hay muy poquitas marcas en Argentina que hayan desarrollado lubricantes anales, no son los mismos lubricantes que se usan para la vulva o la vagina.
El ano necesita tiempo para ser dilatado, el ano tiene un esfínter, un aparto esfinteriano, que necesita que se estimule y se dilate.
— ¿El ano se puede romper?
— El ano no se puede romper y eso es un gran mito. Todos hemos escuchado las frases: “Tengo el ano roto” o “se me rompió el ano” o “te voy a romper el orto”, eso sucede desde la calentura o desde el erotismo, pero ¿por qué lo vamos a romper? Si no hay nada que se pueda romper, es una frase que está construida, obviamente desde el machismo, desde el elemento de poder de decir “acá soy el que pone, el que llega con el pene y te va a estimular y te va a romper”, pero ni te voy a romper, ni te voy a hacer. Otra frase super hecha es: “Te voy a hacer el…”, no lo vas a hacer porque en realidad hecho ya está desde que naciste, eso se quedó como un mandato, como una cuestión desde el machismo, y sucede no solamente en parejas heterosexuales, sino en parejas homosexuales también. En el mundo homosexual, muchas veces, entre hombres también suceden machismos en las relaciones, una cuestión de que la persona que estimula o que penetra es la persona dominante y que a la vez decide cuándo la otra persona es penetrada, sucede en muchos vínculos que tienen que ver con el poder y es interesante para desarmarlos.
— ¿Qué cuidados debe tener el ano en la vida diaria?
— La higiene. En nuestro país tenemos bidet y sucede que las personas se dividen, yo digo, en dos grandes grupos: team bidet y el que no usa bidet, pero a veces las personas que utilizan bidet generan mucha irritación, generan mucha dermatitis, puede generar exceso de humedad; entonces hay que saber cómo utilizarlo.
— ¿Bidet sí o bidet no?
— No es que sea malo el bidet, el bidet lo podés utilizar, pero que no sea una dependencia, si hoy tenés ganas de ir al baño y no vas en la oficina porque no hay bidet, entonces ya no está tan bueno porque te frena, o si no voy porque este fin de semana voy a la casa de mi pareja y mi pareja no tiene bidet entonces este fin de semana no defequé hasta la semana que viene.
Otra de las cosas fundamentales en el cuidado del ano tiene que ver con la alimentación, el mate y el café que están tan arraigados en nuestra cultura, muchas veces son irritantes para el ano y entonces uno tiene que evaluar cuánta cantidad, de qué forma, cuántas veces al día, cuántas veces en la semana… Uno va acumulando cosas, como el mate, el café, los picantes, el estrés y la ansiedad, todo nos afecta; personas que apenas pueden pagar el alquiler y están todo el día con preocupaciones, por ejemplo, eso genera que haya una contracción permanente a nivel anal. Hoy estamos sentados sobre nuestro propio ano ¿y qué estamos haciendo? ¿es una contracción o estamos relajando? Y eso es algo que hay que elaborarlo y trabajarlo porque es importante.
— Durante la charla no mencionó la palabra próstata ,¿qué es la próstata? ¿para qué sirve?
— Hay una gran confusión. Muchas veces se piensa que el proctólogo atiende la próstata porque “procto” viene de “recto”, y las palabras son muy similares fonéticamente y en la escritura, entonces se cree que “procto” viene de “próstata”. La realidad es que trabajamos en la vecindad; la próstata es una glándula que en general controlan los especialistas en urología, los urólogos y urólogas. Y aunque a través del tacto rectal también se puede examinar la próstata, en general es algo que controlan los urólogos.
“La próstata es una glándula que, en general, es controlada por especialistas en urología: urólogos y urólogas”.
— ¿Dónde está la próstata, doctor?
— La próstata la tenemos desde el ano hacia adentro, o hacia arriba, a dos o cuatro centímetros del margen anal, como hacia los testículos.
— Cuando le preguntan por su profesión y responde » proctólogo” ¿cuál es la mirada de la sociedad?
— Abren los ojos grandes, te miran las manos, es algo que sucede mucho… Por ejemplo, si voy a una fiesta, un evento y comento que soy proctólogo en seguida se corta la charla, porque genera incomodidad, pero bueno, yo soy uno de los grandes trabajadores para que la proctología llegue a todos lados, es como una especialidad oscura y muy estigmatizada, pero yo trato de buscarle el lado positivo.
Actualmente estoy escribiendo un libro sobre educación anal para que podamos tener información segura, de calidad, que la información llegue a todos lados. Hay muchos libros de clítoris, muchos libros con el pene pero el ano ni se nombra, entonces todo lo que no se nombra no existe, por lo que yo estoy trabajando en eso.
“Si voy a una fiesta o un evento y comento que soy proctólogo, enseguida se corta la charla porque genera incomodidad”.
— Para finalizar, ¿qué mensaje le gustaría dejar a la gente o que le gustaría que sepan de usted?
—Primero, ir al proctólogo para saber cómo está tu salud. Así como uno chequea la salud ginecológica, odontológica o cardiovascular, tenés que saber cómo está tu ano y tu aparato digestivo. Eso, por un lado.
Segundo, porque hay enfermedades que son prevenibles y tratables, y que tienen la potencialidad de ser más graves si no se detectan a tiempo, entonces es importante que se acerquen y puedan obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado.
Tercero, para disfrutar de una sexualidad plena. En mi realidad, día a día, la sexualidad forma parte de lo cotidiano, entonces, la utilices o no, la practiques o no, tener información es fundamental.
Y cuarto, porque la proctología está buenísima. A mí me permitió conocer y aprender un montón de cosas, y difundir un montón de conocimientos. Hay especialidades que tal vez no tengan tanto encanto, como te decía, la cirugía plástica o la odontología. Viste que cuando alguien va a la televisión, enseguida dicen: “Bueno, voy a nombrar a mi dermatóloga, a mi odontólogo”. Bueno, pueden nombrar al proctólogo también, porque ano tenemos todos, y es importante que lo cuidemos.
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