“A mí me enseñaron que hay que ser buena gente”, dice Daniela Mori (58) en diálogo con Infobae. En sus más de cuatro décadas de carrera, la cantante no ha sabido ganarse ni un solo enemigo. Y eso que el ambiente artístico en el que se maneja, está marcado por los egos y la envidia… Pero ella, simplemente, se hizo querer. Y por eso ahora, que acaba de debutar con Rock of Ages en el Teatro Lola Membrives, obra que produce junto a sus hijas Daniela (40) y Linda (30), no deja de recibir muestras de cariño tanto de sus colegas, como de sus amigos y del público.
—Sé que para usted es muy emotivo que sus hijas la acompañen en este proyecto…
—Es que me acompañaron toda la vida. Eran muy chiquitas cuando yo estaba en un escenario y se tenían que quedar a un costado esperándome. Pero estuvieron siempre con mamá. Y por eso digo que son mis dos mejores canciones. Así que estoy feliz de hacer esta obra con la colaboración de ellas.
—¿Cómo surgió la idea de encarar este musical?
—Dani ya hacía rato que estaba trabajando en la producción de musicales con grandes staffs. Y hace un par de años me dijo que no sabía que le gustaba tanto producir y que quería seguir con eso. La cosa es que justo se presentó la oportunidad con el director Gabriel López, que es su amigo desde hace veinte años, de hacer algo propio. Y ella sugirió hacerlo conmigo. Así que, en febrero de este año, vinieron a mi casa de Escobar a hacerme la propuesta.
—¿Y?
—Yo decía: “¿Qué hacemos? ¿Nos metemos en este viaje de producir entre familia y amigos?”. Y decidimos ir para adelante. Justo se dio con este musical de Broadway que tiene temas de los años ‘80, que a mí me encantan. Y, obviamente, tuvimos que cumplir con ciertas exigencias. Pero pudimos conseguir los derechos para hacerlo en este teatro, por cuatro miércoles en principio. Así que mi hija viajó a Nueva York para cerrar el contrato, nos pusimos a trabajar y acá estamos. Felices.
—Sorprendió ver en el estreno a la familia del Presidente Javier Milei, su ex novio…
—¡Sí! Yo, por el respeto que les tengo, por ahí no cuento que los veo seguido. Pero así es. Nosotros tenemos una relación muy especial. Yo estuve de novia con Javier un año y pico, entre 2018 y 2019. Pero después quedamos como amigos. Y yo seguí mi vinculo de amistad también con su hermana Karina y sus padres, Alicia y Norberto. A tal punto, que ellos me dicen que somos familia. Te voy a contar algo.
—La escucho.
—Mi mamá se llamaba Alicia, igual que la madre de Javier. Y, cuando ella se agarró un covid intrahospitalario, todos ellos me ayudaron mucho en el proceso. Lamentablemente, a raíz de eso mi madre se fue de este mundo….Y a mí me quedó un vacío, porque ella todas las mañanas y todas la noches me llamaba o me mandaba un mensaje para saludarme. “¡Buen día hijita”, “Buenas noches, ¿cómo fue tu día?”, “¡Qué descanses hijita!”…Yo estaba acostumbrada a esa rutina.
—Entiendo.
—Entonces la mamá de Milei me dijo: “Dani, yo no voy a poder ocupar nunca el lugar de tu madre, pero si te puedo prometer que mientras yo tenga vida no te va a faltar nunca ni un ‘buenos días’ ni un ‘buenas noches’”.
—¿Cumplió?
—Sí. Todos los días me escribe o me llama, a la mañana y a la noche. O me manda gifts que se encarga de buscar especialmente. Y yo siempre le contesto. Pocas veces le gano de mano y le mando algo yo antes, pero esto es así a diario.
—Es llamativo siendo que su relación con el actual Presidente se terminó hace cinco años…
—Creo que tiene que ver con el hecho de que nosotros quedamos muy bien. Tuvimos una relación muy madura, porque los dos ya éramos personas grandes. Y, si bien tomamos caminos diferentes, nos seguimos queriendo como si fuéramos familia y continuamos con un vínculo muy lindo de amistad.
—Usted siempre destacó que él la ayudó mucho cuando su hija mayor tuvo un problema de salud, ¿verdad?
—Por supuesto. Dani tuvo que atravesar una quimioterapia…Y eso fue justo cuando nosotros estábamos de novios, así que Javier fue la persona que me acompañó. Pero también tengo que destacar a Karina. Ella tiene un perfil muy bajo, pero yo la adoro. Y la realidad es que, a la par de su hermano, estuvo todo el tiempo pendiente. ¡Hasta me traía comida que ella misma hacía al Hospital Italiano, donde yo pasaba la mayor parte de las horas del día! También me compraba velas violetas para trasmutar la energía. Y estaba al pie del cañón para lo que necesitara. Lo mismo cuando falleció mi mamá. Por eso la considero una gran amiga.
—Hablando de amigas, ahora Milei está de novio con Amalia González, de quien también habló muy bien usted.
—Yo a Yuyito la conozco desde hace muchos años. Y para mí es una mujer con todas las letras. Es buena artista y buena persona. Nos ha tocado compartir giras, yo con mi música y ella como actriz, porque teníamos el mismo mánager que era Carlos Gallego. Así que compartimos muchos momentos. Ella es muy querida en México, donde estuvimos trabajando. Y siempre le cayó muy bien a todo el mundo. De hecho, yo nunca la escuché hablar mal de nadie. Y en eso somos iguales, porque hacemos nuestro trabajo pero no nos gusta pasar malos momentos.
—Las dos fueron representadas por Norberto Marcos, el ex de Fátima Florez, otra ex de Milei, ¿es así?
—Claro, porque él era uno de los personal mánagers que nos acompañaba durante las giras. El mundo es chico. Y el mundo del espectáculo más, así que todos nos cruzamos en algún momento. Pero la verdad es que fue de casualidad.
—¿Dónde nació usted?
—Soy de Belgrano. ¡Soy de River! Y me crie junto a mi mamá, mi papá Eduardo y mi hermana mayor a la que le digo “Santa Cecilia”, porque no puede ser más buena…
—¿Desde chica quiso ser cantante?
—¡Era terrible! Mis padres tenían mucha vida social y siempre invitaban a sus amigos. Así que yo, con 5 años, me disfrazaba con ropa de mi mamá para cantar. Mi primera cámara de televisión fue el espejo de la habitación: agarraba un cepillo redondo, de esos que se usan para hacer brushing, y lo usaba de micrófono para hacer temas de Ángela Carrasco, Raffaella Carrá o Sandro.
—¿Su familia la apoyó cuando decidió comenzar su carrera artística?
—Mi papá, por ahí, era un poquito más conservador y quería que estudiara, cosa que le agradezco. Pero mi mamá no: ella me llevaba a audiciones a escondidas de mi padre. Fue como mi mánager. Y, aunque lo que yo quería era cantar, mi primer trabajo fue como modelo de una marca importante de ropa. Yo tenía 16 años e hice una campaña muy fuerte que duró dos temporadas. Ahí comencé una relación con un modelo que se llamaba Walter, que es el padre de mi hija mayor. Hasta que tuve la suerte de debutar en el mítico conjunto Las Primas en 1985. Yo fui de las primeras cinco integrantes del grupo.
—En esa época había muchos prejuicios y ustedes eran bastante disruptivas….
—La verdad es que, los dos años que estuve yo, nos vestíamos con calzas de colores y camisas sueltas. Y, salvo una que era más sexy, las otras éramos muy flaquitas. Después sí, el grupo se fue poniendo más hot, con chicas muy lindas que usaban ropa más osada. Pero en ese momento, por ahí, lo que llamaba la atención era lo que cantábamos. Saca la mano Antonio, Los nenes con los nenes, las nenas con las nenas… Eran letras con un doble sentido picaresco, pero muy sutil. Así que era un fenómeno que no tenía mucha explicación.
—¿Y por qué se fue?
—Porque me propusieron lanzarme como solista y no me podía perder esa oportunidad. En 1987, la compañía Emi Capitol me ofreció ir a México. Y, si bien me costó mucho dejar el grupo porque yo lo adoraba, era imposible decirle que no a esa propuesta.
—¿Cómo siguió su vida?
—Para entonces ya me había separado del padre de mi hija mayor y conocí a un mexicano, Wenceslao, con el que me casé y tuve a Linda. Y, después de que me divorcié, volví con mis dos nenas a la Argentina.
—¿Los padres de las chicas fueron presentes?
—Digamos que tuvieron una relación a la distancia. Porque cuando una era chica me fui a México y cuando la otra era chica volví al país. Así que, si tengo que definirlo, yo fui papá y mamá de las dos. Y nunca me despegué de ellas, aunque mantuve un buen vínculo con sus padres.
—¿Fue difícil?
—Todas las mujeres sabemos que es difícil pero no imposible. Nosotras podemos. Y creo que Dios nos pone las mochilas que podemos cargar. Aunque, para mí, lejos de ser mochilas mis hijas son los mejores regalos que me dio el cielo. Ellas siempre fueron mi motivación. Por ellas me enfoqué, por ellas fui dedicada y por ellas, para ser ejemplo de ellas, me mantuve bien en todos los sentidos de la vida.
—Hablamos de los padres de sus hijas y de Milei, ¿actualmente hay algún amor en su vida?
—Estoy con una persona ahora…
—¡Qué buena noticia! ¿Detalles?
—Todavía no lo voy a blanquear porque es un hombre de perfil bajo. Si en algún momento se anima, lo presentaré. Lo que te puedo decir es que es un empresario al que conocí hace muchos años y con el que no había pasado nada. Pero, por esas cosas de la vida, una amiga en común lo nombró a él y me nombró a mí. Y, en ese instante, empezamos a hablar. Ya hace dos meses de esto y la verdad es que estoy muy contenta. Nos divertimos y nos llevamos súper bien.
—¿Usted está viviendo sola?
—Sí, porque mi hija mayor está casada y la más chica tiene su departamento de soltera. Así que yo vivo sola en una casa con vista al lago que es hermosa y donde la paso muy bien.
—¿Y tiene ganas de probar la convivencia o eso ya no es algo que le interese?
—A mí me parece que la vida de a dos es muy linda. Es bueno tener a una persona con la cual poder contar, alguien que te agarre de la mano y que te lleve hasta que seas grande. Porque yo soy una romántica total y me emocionan mucho las historias de amor. Por eso, aún las canciones divertidas como Endúlzame que soy café que compongo, hablan de esto tan lindo que es estar en pareja.