El contador Adrián Moscovich es el tercer candidato que se postula para conducir la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), la principal entidad que agrupa a las comunidades judías del país y, como tal, con una fuerte gravitación en en la política nacional.
Moscovich, conocido en la comunidad por su rol de director ejecutivo de la escuela ORT entre 2002 y 2022, busca desplazar de la conducción al oficialismo, encabezada por Jorge Knoblovits y a quien representará esa lista este año, el vicepresidente Marcos “Marqui” Cohen; y el espacio que postula al empresario Darío Epstein, un contador y asesor económico cercano al presidente Javier Milei.
Ayer, Moscovich se lanzó en la Comunidad Dor Jadash, en el templo ubicado en la calle Murillo, en el que presentó a su equipo de askanim (voluntarios) que conforman su agrupación “Pero Juntos”. Allí expresaron sus principales propuestas de gobierno de la entidad, de su propuesta de gobierno.
“Mi foco hoy está puesto en volver a lo que fue la misión fundacional de la DAIA, que es la lucha contra el antisemitismo con la participación de las entidades que representa las y del interior del país, que ya no participan ni de lo debates ni de las decisiones”, consideró Moscovich, en diálogo con Infobae. “Soy una persona que privilegia el trabajo en equipo, respeto que las decisiones sean colegiadas y tengo una mirada innovadora a ser incorporada”, agregó.
Dentro de la actividad comunitaria, además de integrar Dor Jadash, participó como voluntario del Centro Israelita Sionista del Oeste (CISO) de la localidad matancera de Ramos Mejía, y de la escuela Arlene Fern, de Belgrano. También tuvo una experiencia como prosecretario de la DAIA en 2018, cargo que dejó por diferencias con el método de conducción del oficialismo.
“Renuncié debido a decisiones que no eran colegiadas, sino que eran tomadas por un pequeño grupo compuesto por el presidente y el vicepresidente”, comentó Moscovich. Entre las decisiones que mencionó, destacó lo que se resolvió en cuanto a desistir de la querella contra la ex presidenta, Cristina Kirchner, por la firma del Memorándum de Entendimiento con Irán, cuando “era algo que había que debatirlo”.
De hecho, para Moscovich, que la entidad se haya involucrado tanto en la política nacional es uno de los puntos de divergencia en relación al estilo de conducción que busca imprimirle a la entidad.
“La DAIA se desvió del foco fundacional y se centró en acciones secundarias, que se pueden acompañar pero no pueden ser lo central, que es apoyar a las acciones de los distintos colectivos de la comunidad. El vínculo con los gobiernos de turno y el personalismo bajó la reputación de una entidad representativa que debe ser altamente considerada, sobre todo, por sus propias filiales”, argumentó.
– ¿La DAIA estuvo muy cercana a la política nacional?
– Sí, y estuvo muy cercana a actividades ajenas a la DAIA. Por ejemplo, sugerir de manera explícita jueces, ministros de la Corte Suprema o miembros del Poder Ejecutivo. Esa no es la misión de la DAIA, sino la lucha contra el antisemitismo y comprometerse con la comunidad judía que representa, que es apartidaria y colegiada.
– ¿En qué se diferencia su lista de la de sus competidores?
– Me diferencio en que no soy parte de ninguno de los oficialismos: uno representa a la gestión y el otro fue parte de las decisiones del presidente actual. Estoy en las antípodas de lo que han hecho, por ejemplo, cuando el actual vicepresidente 1° (Marcos Cohen) declaró que Israel está haciendo un uso desmedido de sus fuerzas en la franja de Gaza después de la masacre del 17 de octubre. Es una aberración manifiesta, cuando la comunidad judía en todo momento se pronunció a favor de las decisiones del Estado de Israel.
Otros de los temas en los que hay matices es sobre la postura que sostiene la DAIA en relación al atentado terrorista contra la AMIA en 1994, en el que murieron 85 personas. “Comparto la mirada que tiene la AMIA sobre este tema, que se debe seguir profundizando la investigación y que condena lo que se llama “la conexión local”, afirmó Moscovich.
“No hay una sola persona con sentencia en relación a la conexión local. La DAIA solo felicitó al juez de Casación que declaró a Irán como culpable, que eso no se cuestiona y todos lo sabemos, pero tiene que haber un mayor compromiso con el esclarecimiento de esta conexión”, advirtió.
Lo comunitario, lo político y el antisemitismo
La DAIA es una entidad de segundo o tercer grado de la comunidad judía. En los hechos, es la representación política del conjunto de las instituciones religiosas, escolares, culturales o socio-deportivas de base de la colectividad, donde están incluidas algunas de renombre, como AMIA o la Sociedad Hebraica Argentina.
Las autoridades se designan a través con voto indirecto, a través de una Asamblea General Electora, a partir del peso específico de cada asociación adherida. Los mandatos duran tres años, con la posibilidad de renovar una vez.
La interna de este año en la DAIA tiene un color adicional, por la fuerte alianza del presidente Javier Milei con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu y su cercanía con el sector ultra ortodoxo, que tiene como principal exponente al rabino Axel Wahnish, actual embajador argentino en Israel y guía espiritual del mandatario en el credo judío.
En este marco se desarrolla la competencia interna. La lista de Moscovich impulsa, además de modificar la lógica en la toma de decisiones, actualizar los medios y formatos de comunicación. Según se informó, este espacio contará con un equipo legal voluntario dedicado a analizar las expresiones o actos antisemitas, que tomaron fuerza en el mundo tras el conflicto bélico en la Franja de Gaza entre palestinos e israelíes. En concreto, buscan crear un “Instituto Federal de esclarecimiento para la lucha contra el antisemitismo”, que será financiado por donantes particulares.
“Tenemos que representar a la DAIA para los tiempos actuales. La lucha contra el antisemitismo tiene que estar basada en una comunicación asertiva y efectiva, y parte de ese proceso está relacionado con la creación del instituto. En otros países hay experiencias interesantes, en la que quienes son capacitados obtienen una buena puntuación o reputación, si se postulan a cargos políticos o como docentes en universidades”, ejemplificó.
Según Moscovich, a la entidad hay que darle “un nuevo formato, educativo y cultural”, con una renovación que inste a las “nuevas generaciones o de edad intermedia se incorporen al trabajo voluntario”. “Quiero ser un vehículo para que los nuevos dirigentes y que tengan experiencia se sumen a esta propuesta”, sintetizó.