La trama comenzó a caldearse en Survivor Expedición Robinson (Telefe) de cara a la unificación de ambos grupos. Entre estrategias y traiciones, los participantes se olvidaron de sus lealtades a la hora de poner su voto en la urna del Concejo Tribal. A tan solo dos pruebas de inmunidad, el campamento Sur tomó la decisión de eliminar a Janet Duarte. Y en diálogo con Teleshow, la joven de 28 años dio a conocer todos los detalles de su experiencia en el certamen y sus proyectos tras dejar la isla.
En su video de presentación, la actriz formoseña contó que “siempre tengo comida porque me entretiene cazar”, lo cual se destacó a la hora de ser la proveedora de cangrejos, caracoles e incluso frutas a su equipo. También, dejó en claro que, a la hora de combatir contra el aburrimiento, suele generar peleas y conflictos entre sus pares. Sin embargo, tanto su extravagante personalidad como sus habilidades de supervivencia, no le fueron suficientes para convertirse en la décima concursante en abandonar el naufragio.
—¿Qué te motivó a anotarte para formar parte de esta experiencia?
—Lo que me motivó fue romper ciertas reglas con las que tiene que cumplir un actor como, por ejemplo, seguir un guion. Aposté a la autonomía de usar mis dotes como actriz, a experimentar con ello. Antes me había anotado a otras convocatorias para realities, pero no se pudieron llevar a cabo por razones de fuerza mayor, hasta que me llegó esta oportunidad.
—¿Qué actividad física realizabas antes que crees que influyó en tu preparación para la isla?
—Antes hacía danza e iba al gimnasio. Entreno más que nada para mantenerme en un estado de salud óptimo. Además, me dedico a hacer supervivencia de una forma “más hippie”, ya que ese es mi estilo de vida.
—¿Qué fue lo más difícil que viviste durante el naufragio?
—Honestamente, nada. No tuve ningún problema con este tipo de desafíos porque ya me encontraba preparada al realizar diferentes pruebas de supervivencia en mi vida, nada más que no fue a largo plazo. Previamente, estuve por mi cuenta en zonas muy hostiles y agrestes del país por 45 días y después necesité otros 40 para restaurarme físicamente y mentalmente. También seguí una dieta muy estricta para que mi cuerpo entienda que estaba pasando por un déficit de proteínas y que, a su vez, redujera el esófago y el estómago lo máximo posible para este desafío, ya que soy una persona que come diez veces por día. Por otro lado, sé cómo manejarme en ciertas situaciones, tales como maniobras de RCP, trasladar a una persona herida, entre otras habilidades que sirven cuando la naturaleza es muy desafiante.
—¿Te esperabas la eliminación?
—Sí, yo tenía una meta y lo expresé abiertamente. Yo estuve actuando y, además, fui a exponer cómo es convivir con una condición de vida que se llama síndrome de Catatonia o trastorno de la psicomotricidad, ya que mi personaje fue bastante particular. También fui con el objetivo de mostrar que hay diferentes normalidades en cada ser humano y que nadie debería ser visto como extraño.
—Qué aprendizaje te llevas de la isla?
—No perder la humanidad, ya que, si bien soy una persona muy competitiva, tuve la lucidez y la fortaleza de elegir qué hacer. Tenía miedo antes de que inicie todo esto, porque no quería que el juego me consuma y comportarme de una forma poco humana. Eso me puso muy contenta. Por otro lado, quiero expresarme sobre el equipo Sur: son unas máquinas, los amo.
—¿Cuáles son tus planes a futuro?
—Quiero seguir apostando a la actuación, por lo que continúo estudiando, capacitándome, aprendiendo un montón. También me gustaría volver a participar en competencias deportivas, ya que antes jugaba vóley y hacía atletismo. Cambié mucho a raíz del daño que me hicieron ciertas personas, que me decían que no iba a llegar a ningún lado, por lo que el deporte me estaba lastimando pese a amarlo. Pasé a tener una conducta defensiva constante y tuve que parar y sanar para volver a continuar.