I.S, un joven de 21 años, vecino de un monoblock de la Villa 21-24 en Barracas, fue arrestado el jueves pasado por la Policía de la Ciudad. Los policías irrumpieron en su casa. Así, frente a su familia, lo esposaron y se lo llevaron. Le secuestraron el teléfono, un cepillo de dientes e, irónicamente, una vieja gorra de la Policía de la Ciudad.
Los policías, desde ya, dijeron en voz alta por qué se lo llevaba detenido. I.S había sido acusado de violar a una menor, una chica de 15 años, con una causa a cargo del Juzgado de Menores N°5.
La propia madre de la víctima había realizado la denuncia. La menor declaró en la comisaría vecinal 4D. Sin embargo, la información era poca. La menor se negaba a contar detalles del hecho. Había señalado otro chico que resultó no ser el detenido, un menor de edad, lo que llevó a que la causa tramitara en un juzgado de menores, pero no había con información suficiente para avanzar.
Luego, el caso dio un giro inesperado.
Sin embargo, en una visita de la División Delitos Contra Personas Vulnerables y Trata de Personas, la joven se acercó a los policías, casi en secreto. Les dijo: “Esta es la verdad, solo confío en ustedes”. Allí, entregó un sobre, con una nota: “No le digan nada a mi mamá, porque ella es de reaccionar muy mal. No sabía a quién decirle la verdad. Yo quiero terminar con esto”.
Junto a la nota, la menor incluyó otro texto, una curiosa hoja de carpeta, escrita con símbolos, un criptograma. Detrás de la hoja, estaba el equivalente de cada símbolo en el alfabeto.
El texto decía;
“Esta es la verdad, yo sí me fui a ver con él como dice en el chat pero porque él me dijo ‘vamos a tomar mates’. Nos encontramos, todo bien hasta ahí. Llegué a la casa y se me estaba haciendo la hora o sea las 9 el horario en el que mi mamá me dio” para regresar, comenzaba la nota.
“Ahí fue que empezó todo. Le dije que me quería ir y me dijo que no podía ir le pedí que me dejara ir que ya era hora. Él llavió (sic) la puerta y me dijo: “Ya es tarde no te podes ir”, en ese momento ya estaba asustada le dije “si me tengo que ir” , él me miró no dijo nada se dio la vuelta y puso música de Romeo Santos a todo volumen, en ese mismo instante el se me fue acercando yo le dije que se alejara…”.
Entonces, I.S, según la acusación en su contra, procedió a atacarla.
Luego, siguió una declaración en cámara Gesell, donde surgió que la víctima le temía al acusado, al ser una “persona problemática” en su barrio, aseguraron investigadores del caso.
La identidad de I.S fue finalmente confirmada con un cotejo en su cuenta de Instagram.
Así, llegó la orden de allanamiento y arresto.