Mientras el Gobierno nacional espera el desembolso de millones de dólares para financiación de las centrales hidroeléctricas en Santa Cruz, se inundaron las obras de la represa Jorge Cepernic y las autoridades trabajan intensamente para drenar el exceso de agua en la zona.
Desde la semana pasada, la provincia experimenta fuertes lluvias e intensas nevadas. De hecho, a principios de agosto, se registraron 37 milímetros de agua acumulada en solo un día, por lo que el Gobierno santacruceño puso en marcha un plan de contingencia para asistir a las comunidades más afectadas.
En simultáneo, los fuertes vientos que azotaron las últimas semanas a la región aceleraron el deshielo. De esta manera, en los últimos días, se registró una gran crecida del río Santa Cruz.
Así, este fin de semana el agua ingresó en la zona del vertedero de la represa, lo que generó la inundación de la estructura de hormigón y la casa de máquinas, de acuerdo con la información a la que pudo acceder el medio local Tiempo Sur.
En este contexto, UTE Represas Argentinas, la empresa encargada de la construcción, mintió un comunicado en el que explicó que todo comenzó con el proceso de deshielo que “provocó que grandes caudales de agua, aluviones, escurrieran en dirección al río Santa Cruz, atravesando la zona de obras por el cual ingresó agua”.
“Personal de UTE Represas Patagonia está realizando trabajos de desvío, contención y bombeo para normalizar la situación, logrando neutralizar hoy (por el sábado), el ingreso de agua a las referidas estructuras”, indicaron y aseguraron que “se están realizando las tareas de bombeo para la pronta extracción de agua”.
En línea con la información proporcionada por el medio Nuevo Día, la empresa garantiza además que “no se evidencian daños a las estructuras”. “Cuando el aprovechamiento se encuentre en funcionamiento, todas las estructuras afectadas, se encontrarán sumergidas bajo el agua del lago”, aclararon.
Las obras de la central hidroeléctrica están paralizadas desde diciembre del año pasado, tal como sucede con la construcción de la represa Néstor Kirchner. Por esto mismo, el Gobierno intensifica sus intentos para destrabar la financiación de las obras con los bancos chinos.
Hace tan solo dos semanas, el Ejecutivo realizó un pedido de waiver al consorcio de las entidades chinas encargado del financiamiento de ambas obras, con el objetivo de conseguir un desembolso de USD 750 millones. Las entidades aceptaron la solicitud, pero aún resta que Enarsa y las contratistas reconfiguren el contrato de obra para que llegue el desembolso.
Por las demoras, no solo se paralizó la construcción, sino que también se perdieron 2.500 puestos de trabajo, que podrían recuperarse si se concreta una nueva fecha de inicio y finalización de las obras.
El último staff report del Fondo Monetario Internacional (FMI) consignó que en junio ambas partes se encontraban en trabajo para cerrar detalles ambientales, laborales y de ejecución que permitan conseguir el desembolso antes de que finalice el invierno. Es que por las bajas temperaturas la obra podría reanudarse, en su plenitud, cuando las temperaturas sean más benignas. Un paso clave que había dado el BCRA fue la renovación del tramo del swap por casi USD 5.000 millones, otro punto crítico en la agenda con China.
Este tema, indicaron a este medio, formó parte de la reunión que mantuvieron en Beijing la canciller Diana Mondino; el embajador argentino en China, Marcelo Salvia; el presidente del BCRA, Santiago Bausili; y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, con ejecutivos de la UTE integrada por China Gezhouba Group Internacional (54%) y Eling Energía Argentina (ex Electroingeniería) (36%), a cargo de las dos centrales hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz. El 10% restante corresponde a Hidrocuyo.