Mi vida, mi oficio: cómo se entrenan los perros que detectan drogas, explosivos o buscan sobrevivientes

Sandra Díaz viene de una familia de policías. Entonces, cuando era apenas una adolescente siguió el camino de su papá e ingresó a la Policía de la Ciudad de Buenos Aires cuando tenía 19. Hoy a los 34 años se muestra orgullosa del camino recorrido. Luego de la instrucción, la mujer se perfiló para la división perros. Hoy ya ocupa el cargo de Inspectora de esa división de la fuerza.

Sandra dialoga con Infobae en su lugar de trabajo. De fondo, una estatua de un perro en honor al trabajo de estos animales dentro de la policía porteña. “Me gusta estar en contacto con los animales, pero antes de entrar a la fuerza no tenía contacto con ellos. Todo lo aprendí acá”, resalta Díaz en la entrevista de la sección Mi vida, mi oficio.

Así, Sandra tiene como colegas no solo a seres humanos. “Te da mucha satisfacción trabajar con los perros. Son muy buenos compañeros y es un placer porque siempre te sentís muy acompañada en los adiestramientos”.

Mi vida, mi oficio - Adiestrador de perros
Sandra junto a sus perros

En ese sentido, se apura en derribar uno de los mitos que rodea a su actividad, la que dice que los perros que detectan droga consumen ese tipo de sustancias para conocerlas. “Es totalmente falso. A ese tipo de animales se los cuida igual que al resto y se los entrena con una pseudo sustancia que es inofensiva y tiene un olor similar a la droga que luego tendrán que detectar en los operativos”, resalta Díaz.

Hay que tener en cuenta que cada guía inicia el entrenamiento cuando el animal tiene 5 meses. “Pasamos mucho tiempo juntos y siempre nos ocupamos de la seguridad del perro cuando sale a los operativos -explica Sandra-. Se los educa a través del amor y de compartir juegos con ellos la mayor cantidad de tiempo posible durante la jornada laboral”.

El trabajo se cumple de lunes a viernes de 6 a 14 y los sueldos del personal oscilan entre los 400.000 y 500.000 pesos.

Mi vida, mi oficio - Adiestrador de perros
La adiestradora junto a Pelusín, uno de sus perros de exhibición

Los perros de la Policía de la Ciudad suelen estar en función 8/9 años. Después pasan a retiro y generalmente sus guías se los llevan a sus casas. En caso de que no puedan adoptarlos, los ubican en otros hogares. Díaz trabaja con dos canes: Pelusín y Loky.

La mujer los presenta en sociedad ante las cámaras de Infobae. Enseguida se le dibuja una sonrisa en la cara cuando los perros se acercan. “Pelusín es un perro de exhibición. Salta vallas y juega con pelotas. Esto tiene como objetivo armar espectáculos para acercar a la policía a la sociedad”, cuenta Díaz.

Pelusín forma parte de la Patrulla Fiel .Se trata de animales que realizan actividades de obediencia y cumplen una función social en la policía. Van a escuelas e interactúan con chicos, por ejemplo. Loky, el otro perro a cargo de Sandra también forma parte de la actividad de exhibición.

Mi vida, mi oficio - Adiestrador de perros
Sandra Díaz ingresó a la policía hace 15 años

“El perro interpreta que cualquier acción que realiza, ya sea de buscar marihuana o morder un brazo para neutralizar a una persona, es un juego donde al hacerlo recibirá un premio. La gratificación puede ser alimento balanceado, una caricia o palabra de aliento”, explica Sandra sobre su trabajo.

En la Policía de la Ciudad, los perros tienen atención todo el día. Pasan por la veterinaria donde se los pesan y revisan. Además, también está el cuerpo de la fajina que limpia sus caniles y les da de comer.

“Lo malo de trabajar con perros es que uno se encariña mucho con ellos y cuando llega el momento de separarse duele -advierte Sandra, mientras acaricia a Pelusín, uno de sus canes-. Un error común es sobreestimular al perro, darle mucho cariño, ya que ellos son perros de trabajo y necesitan tener una estabilidad emocional”.

Dentro de la División, los perros pueden ser asignados a una de estas cinco especialidades: Narcóticos, Explosivos, Rastreo Humano, Seguridad y Patrulla Fiel.