La tesis está registrada con el número 2656 y se titula ”Estudio de la anatomía ecológica de 14 especies de Astragalus de Irán”, una planta medicinal muy popular en ese país. Se aprobó hace 30 años, pero todavía se puede consultar en el sitio web de la biblioteca de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Su autora es Fatemeh Zarrinkamar Soleimanpour, esposa del embajador iraní en Buenos Aires cuando se produjeron los atentados de la embajada de Israel y la AMIA. En apenas cuatro días, y apenas unas horas después del segundo atentado, la mujer logró que se aprobara su tesis en tiempo récord y se fue del país con el doctorado bajo el brazo.
Un profesor de esa Facultad, Gabriel Mindlin, investigó durante 15 años el trámite burocrático de la tesis y finalmente decidió contar la historia con motivo del 30 aniversario del atentado a la AMIA. “En 5 días, con los cuerpos de la AMIA aún bajo escombros, Fatemeh ZarrinKamar Soleimanpour, esposa del embajador iraní, lograba llevarse, acaso como cínico recuerdo de su estancia en Argentina, su doctorado”, dice uno de los mensajes publicados en su cuenta de X (ex Twitter).
Efectivamente, el expediente del doctorado comenzó en 1991 y no tuvo movimientos hasta 1993, cuando se aprobó el plan de las tesis. “En ese año y medio hizo cinco cursos, y obtuvo 20 puntos para obtener el doctorado”, explicó una autoridad académica de la Facultad, donde se activó una nueva investigación.
Lo más llamativo ocurrió a partir del 25 de julio de 199, una semana después del atentado. Ese día la mujer de Soleimanpour presentó un pedido de rematriculación ante la Facultad de Ciencias Exactas argumentando su “ausencia del país”. La fecha coincide con el regreso del embajador a Buenos Aires en un vuelo de Iberia desde Irán. “Había dejado el país casi un mes antes, el 30 de junio, y se dirigió a la sede de la Cancillería para entregar una carta de su gobierno, en la que la República Islámica de Irán afirmó que estaba dispuesto a ayudar a esclarecer el atentado”, recuerda el abogado Alejandro Rúa en su libro “30 días, la trama del atentado a la AMIA”.
Soleimpour había desembarcado en el país en junio de 1991 y se fue poco después del atentado. Antes había cumplido funciones en las embajadas de Irán en Austria, Australia y España. En ese destino, primero como encargado de negocios y luego como embajador, entre 1985 y 1989, “se decía que había recibido instrucciones de su gobierno para colaborar con un grupo de residentes en territorio español para que brindara apoyo a la Guardia Revolucionaria en caso de que decidiera concretar una acción de represalia contra Estados Unidos e Israel”, cuenta Rúa en su libro.
El 25 de julio es la fecha que conecta ambas historias. Ese día, supuestamente recién llegada al país, la mujer hizo el primer trámite ante la Facultad. El 27, presentó sus tesis sobre el Astragalus. “El mismo 27, la subcomisión que atendía el doctorado de Biología, aprueba el jurado. También en tiempo record, el 28, se entrega a los miembros del jurado la tesis, que se defiende en día 29/7/94, como consta en el libro de actas”, describió Mindlin en su cuenta de X.
“Yo me enteré de esta historia en 2009, cuando una coordinadora contó el caso por un pedido similar de una persona que estaba apurada por un viaje al exterior. Me puse a averiguar y le pedí a Jorge Aliaga (entonces decano de Ciencias Exactas) el expediente principal. Una versión era que la mujer había querido defender la tesis antes del atentado pero las fechas demostraron que fue una semana después”, relató el profesor en diálogo con Infobae.
Aliaga puso en marcha una investigación interna el 8 de marzo de 2010. Diez días después, la secretaría académica, Nora Ceballos, expuso que el trámite “no parece presentar serias faltas al Reglamento de Doctorado vigente en el año 1991″. Esa investigación interna terminó archivada en 2022.
“No se encontró nada extraño. Hoy en día sería imposible un trámite exprés de ese tipo, la reglamentación fue cambiando mucho. En ese momento no había plazos. No era lo común, pero a veces pasaban esa cosas”, explico Aliaga ante una consulta de este medio.
El hilo publicado por Mindlin tuvo impacto inmediato en los pasillos de la Facultad de Ciencias Exactas. Por ese motivo, las autoridades actuales decidieron abrir una nueva investigación. El expediente original de la tesis de Fatemeh Zarrinkamar se escaneó y quedó guardado bajo siete llaves. “En ese momento no era inusual un trámite de ese tipo pero llama la atención por las circunstancias y la protagonista. La cadena de posibles responsables incluye a los jurados, la directora de tesis, la comisión del doctorado, la secretaría académica, y el decano de ese entonces”, admitió una autoridad de la UBA.
Hadi Soleimanpour siempre estuvo bajo el radar de la Justicia argentina. Apenas ocurrió el atentado, el teléfono de su domicilio estuvo intervenido por la SIDE, incluso sin orden judicial. En 2003, el entonces juez federal Juan José Galeno pidió su captura internacional y terminó detenido en Londres, pero quedó libre porque el material enviado desde Argentina para sostener la acusación y extraditarlo no cumplió con los requisitos exigidos por el Reino Unido. “La extradición nunca fue judicializada por las autoridades británicas. La Fiscalía AMIA no pidió la captura ni la indagatoria de Soleimanpour, pero el juez Canicoba Corral lo incluyó luego en los pedidos”, dijo a Infobae una fuente judicial.
“Especialista en células durmientes, mantenía contactos con miembros de Hezbolá y se lo señalaba como un ex integrante de la Guardia Revolucionaria. Se decía que mantenía contacto con Imad Mughniyeh y que había participado en la obtención ilegal de equipo militar de origen estadounidense y de las iniciativas del gobierno de Teherán para obtener tecnología nuclear proveniente de Latinoamérica”, lo describe el libro de Rúa.
La historia de su esposa y de la tesis sobre el Astragalus fuera desconocida fueras de los claustros de Ciencias Exactas.
El documento tiene 104 páginas y se puede consultar en la web. “A mi Esposo, Hadi Soleimanpour, y mi Hija, Saide Soleimanpour”, se lee apenas arranca. También hay agradecimientos para la directora de la tesis, Elena Ancibor, para algunos colegas, y para tres ingenieros.
Con esa tesis, Fatemeh Zarrinkamar logró el doctorado, pero tuvo que abandonar el país junto su marido y no hizo a tiempo para llevarse el título. Igualmente, el trámite avanzó por pedido de la embajada de Irán. “El trámite de título se fue a la UBA el 14 de marzo de 1995 y lo emitieron el 12 de diciembre de ese año”, contó ayer una autoridad de la Facultad de Ciencias Exactas.