Ochocientos tres mil millones de pesos, a valores históricos, desde el fallo de la Corte Suprema de diciembre del 2022, y unos ochenta y ocho mil millones, solo por el flujo del mes de junio, que la administración porteña dejó de recaudar por la decisión del Gobierno de no acatar, hasta acá, lo resuelto por el máximo tribunal.
Ese es, en números, el tamaño de la disputa entre los primos Mauricio y Jorge Macri y Javier Milei y Luis “Toto” Caputo en la previa de la reunión clave que la cúpula del Gobierno de la Ciudad mantendrá hoy a media mañana en las oficinas del Palacio de Hacienda con el ministro de Economía y su equipo. Un encuentro que vuelve a poner a prueba el vínculo entre el presidente y el jefe del PRO después de que este último reclamara públicamente, desde sus redes, por la devolución de los más de 2 puntos de la coparticipación federal que el kirchnerismo le recortó en su momento a la gestión porteña en septiembre del 2020 -del 3,5% al 1,4%-, en plena pandemia de COVID-19.
La cumbre -la tercera por ese tema desde que Milei y el jefe de la Ciudad asumieron sus actuales funciones- llega, además, en medio de una serie de movimientos que el ex presidente ejecutó en las últimas semanas para marcar cierta distancia con el Gobierno, disgustado con algunos aspectos de la gestión libertaria y, en particular, con el notorio rechazo del entorno presidencial que influye en las principales decisiones. Es decir, Karina Milei y Santiago Caputo.
Ayer, en las oficinas del Uspallata 3150 sobrevolaba un moderado optimismo. “Algo nos tienen que dar, sí o sí”, resaltaron. En reuniones privadas, el mandatario porteño se mostró expectante. La semana pasada, durante el desfile militar sobre la avenida Libertador, el 9 de julio, el ex intendente de Vicente López se acercó al ministro de Economía que, según confesaría luego Macri a su entorno, le habría dicho: “Te voy a pagar, ya te lo dije”.
La comitiva, además del jefe de Gobierno, estará integrada este viernes por Néstor Grindetti, Guillermo “Willy” Romero -un asesor clave para Jorge Macri- y Gustavo Arengo, el ministro de Hacienda de la Ciudad, que lleva el detalle de la deuda, algo preocupado por la caída en la recaudación y el desarme de los pases por parte de Economía.
“Veremos si eso nos satisface la respuesta”, subrayaron desde Uspallata, la sede del Gobierno porteño que en las últimas semanas tuvo algunas alteraciones en su funcionamiento: por ejemplo, mayores controles en el tercer piso del edificio, y la presencia, cada vez más seguida, de dirigentes por fuera de la órbita de la Ciudad.
En estos días, desde oficinas porteñas explicaron que, después de la respuesta de este viernes de Caputo, analizarán los pasos a seguir y, de ser necesario, evaluarán la posibilidad de volver a tocar timbre en el cuarto piso del Palacio de Tribunales, a la espera de que la Corte falle por la cuestión de fondo. La resolución de diciembre del 2022 fue dictada solo por la cautelar presentada en su momento por Horacio Rodríguez Larreta.
Desde Europa -tenía previsto volver otra vez al país este fin de semana-, el ex presidente seguía en línea con Buenos Aires la previa de la reunión de hoy, bien involucrado después de que el miércoles 3 de julio, tras la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal en el Congreso, le pidiera a Milei desde su cuenta de X que cumpla “con los fallos irrevocables dictados por la Corte Suprema”: “El sacrificio que están haciendo todos los argentinos requiere de un Gobierno ejemplar”, reclamó.
Menos de dos horas después, en la cuenta @SnakeDocLives se posteó: “¿La mía está?”. En Casa Rosada atribuyen ese usuario de la misma red social al entorno presidencial.
En esas 72 horas, el presidente del PRO impulsó una serie de movimientos que en el círculo rojo, y desde el propio círculo del ex mandatario, fueron interpretados como un despegue de la administración de Gobierno. Primero fue la difusión del primer informe de la Fundación Pensar, en el que se incluyeron algunas críticas, bastante airadas, al rumbo de la gestión. Después, el posteo con el reclamo por la devolución de la coparticipación. Veinticuatro horas más tarde, desde España, Macri monitoreó la votación de la asamblea del PRO que dejó a Patricia Bullrich afuera del órgano partidario.
La guerra a cielo abierto entre Macri y Bullrich por el posicionamiento público del partido que el ex jefe de Estado pretende revitalizar -una tarea titánica- en realidad arrastra, de fondo, la disputa por la independencia que el PRO buscará tener en las elecciones del año próximo. “La Libertad Avanza ya absorbió al PRO”, dijo esta semana la ministra de Seguridad. Una frase que enardeció a la cúpula macrista, que contestó a través de Martín Yeza, el diputado que se quedó en la asamblea con el lugar que el ex presidente, a través de sus colaboradores, le había reservado a la ex candidata presidencial.
Después de esa semana de tensión cruzada, Macri recibió un llamado de Guillermo Francos en el que el jefe de Gabinete le resaltó la importancia de su presencia en el demorado Pacto de Mayo, enterado de los trascendidos que daban cuenta de la reticencia del ex mandatario de seguir con su gira europea.
Macri acusó recibo, y decidió tomarse un vuelo relámpago de Europa a Buenos Aires solo para estar en la madrugada del 9 de julio en Tucumán, y que su ausencia no sea analizada como un desaire al Gobierno. Según su entorno, incluso se pagó los pasajes de su propio bolsillo, y se perdió la semifinal entre España y Francia por la Eurocopa que se jugó en Alemania, dos gestos invaluables.
Lo que siguió después del Pacto de Mayo fueron una serie de trascendidos en torno al lugar que el gobierno le dio al ex mandatario en la puesta en escena tucumana y, en particular, a la televisación oficial, que casi no lo ponchó en ningún momento. En el avión de vuelta entre Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires -un vuelo privado cuya logística agilizó Ezequiel Sabor, del riñón del jefe de Gobierno-, Macri no hizo ningún comentario: solo preguntó si no tenía que haber firmado el acta que rubricaron el presidente, los gobernadores y la secretaria General de la Presidencia, y después conversó durante gran parte del viaje con María Eugenia Vidal, Yeza y su primo sobre la gestión de la Ciudad.
Una señal de lo pendiente que está el ex mandatario del rumbo de la administración porteña.
Macri está convencido de que todavía está a tiempo de revitalizar al PRO y en condiciones de resistir la absorción que planteó Bullrich por parte de LLA. Y que, para eso, tiene que diferenciarse públicamente del Gobierno en aquellos posicionamientos que, según él, son errados. La política exterior es uno de ellos. También la gestión diaria, y la conformación del gabinete.
El mes próximo, por ejemplo, le pondrá su firma a la “editorial” del segundo informe de Pensar, que preside Vidal, con el análisis de la fundación sobre la marcha de la gestión. El think tank partidario prepara además un minucioso informe histórico sobre la pobreza en el país, un documento sobre la política energética y otro sobre empresas públicas. Macri tiene previsto, en tanto, relanzar el PRO también en agosto en Vicente López, con presencia de todos los dirigentes que le responden, y un evento similar para Pensar, a fin de mes, probablemente en Paraná, Entre Ríos.
El ex jefe de Estado tiene un trato preferencial con Milei. Incluso le guarda respeto por la audacia que el ex presidente desplegó para llegar a la Presidencia, y para ejecutar el brutal ajuste que impulsó en estos meses. Pero está cansado de los desplantes, de que le diga “que sí a todo” y que después su entorno haga todo lo contrario.
Milei es cuidadoso, sin embargo, de ese vínculo. La semana pasada, por ejemplo, resaltó en una charla con LN+ que Macri “es parte de la solución”. Este jueves se ocupó de hecho en consultarlo por el reemplazo de Julio Garro en la Subsecretaría de Deportes, aunque lo hizo después de una cacería en redes desde cuentas libertarias que el propio jefe de Estado avaló desde la suya con reproches muy agresivos hacia el ex funcionario, que tuvo la osadía de pedirle por radio a Lionel Messi que se disculpara públicamente con Francia por los cantos desafortunados de Enzo Fernández en los festejos por la Copa América.
La resolución de esa salida -ya son casi 60 desde la llegada de Milei a la Presidencia- fastidió al PRO y a Macri en particular. Por tratarse de un dirigente que llegó a ese lugar por impulso de él, para evangelizar a los clubes de las bondades de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), y por las resoluciones que se deciden en el procedimiento de toma de decisiones del Gobierno, que desconciertan al sistema político. Diógenes de Urquiza, director del ENARD, el reemplazo de Garro, trabajó en la gestión Cambiemos.
Llamativamente, cerca de Macri aseguraron a este medio que el presidente del PRO se llevó una buena impresión del encuentro de más de una hora que mantuvo hace semanas con la ministra Sandra Pettovello, atravesada por una ola de renuncias en Capital Humano. Lucas Fernández Aparicio, referenciado en el macrismo, ni siquiera llegó a asumir formalmente.
Ayer, en paralelo al affaire Garro, la jefatura del bloque del PRO en Diputados se reunió junto a los aliados con Francos para discutir la agenda legislativa del segundo semestre. “Insistimos en que la Nación cumpla con el fallo sobre los fondos que el kirchnerismo le quitó injustamente a la Ciudad de la pandemia”, resumió el PRO en la Cámara baja en su cuenta de X.
Antes de la noche de Tucumán, se había empezado a discutir la posibilidad de avanzar en la conformación de un interbloque entre el PRO y LLA en Diputados. Después se enfrió. La rotura final entre Macri y Bullrich colaboró para congelar las negociaciones. Esta semana, por caso, Oscar Zago, del MID -se desprendió hace algunos meses de la bancada oficialista tras su pelea con Karina Milei– amagó internamente con sumarse junto a los otros dos legisladores de ese espacio.
Para los Macri, la Ciudad de Buenos Aires, la cuna del PRO, es un territorio con un valor simbólico, político y económico notable. Indispensable para el proyecto amarillo, a pesar de las evidentes señales de fatiga. La reunión de esta mañana puede ser decisiva no solo para la convivencia en el Parlamento entre el partido que preside el ex presidente y La Libertad Avanza, si no también para una eventual alianza electoral de cara al próximo año. Un experimento que podría llegar a incluir una eventual candidatura del ex jefe de Estado al Senado.