La historiadora del Holocausto y escritora norteamericana, Deborah Lipstadt, es desde marzo de 2022 embajadora de Estados Unidos para el Monitoreo y el Combate del Antisemitismo. Desde que fue nombrada en su cargo, estuvo en más de 35 países para hablar del Holocausto, la importancia de preservar la memoria, y la lucha contra el antisemitismo. Como Enviada Especial del gobierno de este país, llegó a nuestro territorio a principios de esta semana para asistir con motivo del 30º aniversario del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y para participar del Foro de Enviados Especiales y Coordinadores para Combatir el Antisemitismo (SECCA, por su sigla en inglés). Organizado en Buenos Aires, con apoyo del Congreso Judío Mundial y el Congreso Judío Latinoamericano, reunió el miércoles a enviados de distintos países para acordar un conjunto de prácticas por parte de gobiernos y organismos internacionales para hacer frente al antisemitismo.
El Foro comenzó el miércoles por la mañana en Cancillería y cerró en el Hotel Hilton, en Puerto Madero, con un discurso del presidente Javier Milei. Lipstadt destacó el compromiso del Gobierno argentino con las directrices globales que promueve Estados Unidos para enfrentar el antisemitismo en el mundo.
En el plano local, ayer por la mañana estuvo entre los asistentes a la ceremonia en conmemoración de las víctimas del atentado de 1994 que tuvo lugar frente a la sede del centro comunitario judío. Sostuvo la foto de una de las 85 víctimas, junto al lado del embajador norteamericano en el país, Mark Stanley.
No es su primera vez en Buenos Aires. Ya había estado hace dos años, para la misma fecha, con motivo del 28º aniversario de la voladura. “Estuve muy conmovida aquella vez, y prometí que iba a venir para la conmemoración número 30 con algunos otros ciudadanos estadounidenses. Y eso hice. Estuve en muchas ceremonias anteriormente en memoria de víctimas, pero esta ha sido una de las más movilizadoras. Ver a toda esa gente sosteniendo las fotos y escuchar a los familiares recordándolos, con su llanto pidiendo Justicia”, le dijo conmovida a Infobae poco antes de comenzar la entrevista en la Embajada de Estados Unidos, en un hueco en su apretada agenda, ayer a la tarde. Calificó el ataque contra la AMIA como “un acto de guerra”, no solo contra la comunidad judía, sino contra democracia argentina, y de “obscena” la amenaza aparecida en un medio iraní justo el día de la conmemoración del atentado.
Con un brillo en los ojos que no perdió a sus 77 años, tiene una larga trayectoria académica como historiadora del Holocausto y es autora de numerosos libros sobre el tema, varios de los cuales fueron premiados. Entre ellos, El juicio de Eichmann; Negación: La historia del Holocausto en juicio; Negando el Holocausto: El creciente asalto a la verdad y la memoria; Más allá de lo creíble: la prensa estadounidense y la llegada del Holocausto, 1933-1945; y Antisemitismo: Aquí y ahora.
Licenciada en el City College de Nueva York, tiene una maestría y doctorado de la Universidad Brandeis. Fue profesora de Historia Judía Moderna y Estudios del Holocausto en la Universidad Emory, y enseñó en la Universidad de Washington, UCLA y Occidental College. En 1994, fue nombrada por Bill Clinton para el Consejo de Memoria del Holocausto de los Estados Unidos, donde estuvo dos mandatos, y volvió a ser designada por Barack Obama. El ex presidente George W. Bush le pidió que representara a la Casa Blanca en el 60 aniversario de la liberación de Auschwitz. También se desempeñó como directora del Instituto Brandeis-Bardin, e investigadora en el Centro Internacional Vidal Sassoon para el Estudio del Antisemitismo en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Pese a ese extenso currículum, Lipstadt es probablemente más conocida por haber sido interpretada por la actriz Raquel Weisz, en la película Denial (Negación), de 2016, basada en su libro Negación: La historia del Holocausto en juicio. Trata sobre la demanda por difamación que le hizo David Irving, famoso historiador negacionista del Holocausto y admirador de Hitler, en 1996. El juicio tuvo lugar en un tribunal de Londres durante doce semanas, con gran publicidad por sus implicancias en cuanto a la prueba de la existencia del Holocausto que se presentó en el proceso. Pese a los deseos de Lipstadt y por decisión de su equipo de abogados, sólo fueron citados como testigos expertos del ámbito académico, sin que sea llamado a declarar ningún sobreviviente de la Holocausto. Irving perdió la demanda ya que el juez del proceso determinó que había manipulado la información sobre el Holocausto en sus libros, y que era antisemita y racista.
Lipstadt aseguró que el antisemitismo no es nuevo y que es “una amenaza multicapa”, que afecta no sólo a los judíos sino también a las democracias, porque corroe la confianza de la sociedad en ella. Sostuvo que no solo hay negacionismo del Holocausto, sino también de otros genocidios, así como de la masacre de Hamás el 7 de octubre en el sur de Israel, pese a las pruebas reunidas.
Cuestionó el silencio de organizaciones internacionales vinculadas a temas de género frente a la violencia sexual cometida contra mujeres judías por parte de ese grupo terrorista islámico, y su reclamo de “mayor evidencia” para condenarla. Afirmó – enfática – que no puede haber un “pero…” cuando se trata de antisemitismo o violencia de género.
Resaltó que tanto el antisemitismo de derecha como el de izquierda son “malos” porque, pese a no compartir posturas ni visiones, los une el odio a los judíos, y calificó de “peligroso” cualquier extremismo. Por último, destacó el rol de los medios como “excepcionalmente importante” en la no justificación o admisión del antisemitismo. “Uno puede estar en desacuerdo con las políticas del Estado de Israel. Hay israelíes que lo están y eso no es antisemitismo. Pero cuando se cruza la línea del antisemitismo, es inaceptable”, sostuvo ante Infobae.
La entrevista completa
– ¿Por qué al antisemitismo está creciendo, especialmente después del ataque de Hamas 7 de octubre?
– Hemos visto un aumento del antisemitismo durante muchos años, en realidad. Y es por eso que el Departamento de Estado creó el cargo que tengo hoy, y que el Congreso le llevó a nivel de embajador. No es algo nuevo. Lo hemos visto en Europa y en los Estados Unidos durante muchos años. Pero desde el 7 de octubre con el terrible ataque de Hamás, y el conflicto entre Gaza e Israel, se ha creado un terreno más propicio para un antisemitismo más fuerte.
-¿Hoy en día el antisemitismo es una amenaza no solamente para los judíos, sino también para los países democráticos?
– Absolutamente. Es así. En el Departamento de Estado hablamos del antisemitismo como una amenaza multicapa. El primer nivel es para los judíos, las comunidades e instituciones judías, y también no judías. Yo tenía una foto hoy (en el acto de ayer por el atentado a la AMIA) de un joven que no era judío, que trabajaba en el edificio de la AMIA. Si uno está asociado con los judíos, también pueden resultar siendo víctima de antisemitismo. Pero además de esto, el antisemitismo es una amenaza a la democracia, porque cualquier persona que acepte el mito de la conspiración, que es la base misma del antisemitismo, de que los judíos son los que controlan los medios, los bancos, el gobierno, como si fuera un grupo controlando todo, afecta la democracia. Porque si creés que un grupo controla todo, no creés en la democracia. Por otro lado, los judíos – como objetos del odio – comienzan a preguntarse si el gobierno será capaz de protegerlos.
Entonces, ambos han perdido la confianza en la democracia, y la base fundacional de la democracia es la confianza. La base de la autocracia – ustedes lo conocen bien en la Argentina – es el miedo, es el castigo. Si uno pierde la confianza ,la democracia empieza a corroerse. Por lo tanto, es una amenaza definitiva a la democracia.
– Durante el juicio por la demanda que le hizo el historiador británico David Irving, después de que usted lo hubiera acusado de ser un negacionista del Holocausto, usted dijo que hay hechos, hay opiniones y hay mentiras. Lo que no se puede argumentar es que el Holocausto no haya pasado. ¿Qué piensa de los que niegan las atrocidades cometidas por Hamás el 7 de octubre?
– La negación no está limitada al Holocausto o a lo que pasó en Gaza. Hubo negación del genocidio armenio a principios del Siglo XX, como también del genocidio de Ruanda. El genocidio es frecuentemente negado porque es inconveniente en la historia. Hubo atrocidades cometidas por Hamas contra mujeres, contra familias y chicos el 7 de octubre. Y todavía hay rehenes retenidos por ellos. Sin embargo, hay gente que todavía crea dudas.
– Pero hay mucha evidencia…
– Hay una evidencia tremenda. La mayoría de las víctimas están muertas. Pero hay evidencia de las cámaras GoPro que tenían los terroristas de Hamás. Hay testimonios de las personas que también estaban ahí, que vieron lo que pasó, que pudieron sobrevivir. En los últimos años hemos sido más conscientes de la violencia contra las mujeres. El principio ha pasado a ser que hay que creerle a las mujeres, no van a mentir por algo que las avergüenza y es doloroso. Pero, en el caso de los ataques de Hamas, dicen “no, necesitamos mejor evidencia o pruebas”. Naciones Unidas, de hecho, ha reconocido que hay evidencia de que lo denunciado ha ocurrido, sin dudas.
– Informes oficiales de Israel, de ONGs independientes, y también de Naciones Unidas dan cuenta de los delitos sexuales y la violencia contra las mujeres cometidos por Hamas. ¿Cómo se siente respecto del silencio de muchas organizaciones internacionales vinculadas a temas de género?
– Es muy perturbador y escribí sobre esto en enero de este año, junto a la embajadora de los Estados Unidos ante el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michèle Taylor, un artículo en The Guardian, de Londres, comparando la reacción de los grupos feministas y grupos de derechos humanos con las atrocidades contra las mujeres yazidíes, las atrocidades de Boko Haram que capturaron y también esclavizaron a las niñas, e incluso, con lo que le pasó a las mujeres iraníes cuando se retiraron el velo de los de las cabezas. “Realmente es terrible, es absolutamente indignante”, fue lo que dijeron en ese momento. Pero, en este caso, estuvieron silenciosas y dijeron que necesitaban más evidencia, cuando había mucha. ¿Cuál es la diferencia? La única diferencia que pudimos encontrar es que estas víctimas eran perseguidas solo por ser judías. No eran solo judías, en realidad. Había también musulmanas, pero la mayoría eran judías. A los ojos del mundo eran judías, y de los atacantes, también. Incluso sabían que eran musulmanes pero, como estaban o vivían en Israel, las trataron igualmente como enemigos.
– Siendo que los judíos fueron víctimas del mayor genocidio de la historia, ¿por qué piensa que el discurso de odio del terrorismo islámico atrae a sectores de la izquierda y tiene eco en la opinión política internacional?
Es algo sorprendente. Una de las cosas que me preguntaron en la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, cuando fui confirmada como embajadora, era qué antisemitismo era peor, el de izquierda o el de derecha. Y dije que ambos son malos. Son como una herradura en la que los dos extremos se unen y comparten la antipatía ante los judíos. Es decir, estos dos grupos que no comparten ninguna otra visión y están en conflicto entre sí, comparten el odio contra los judíos. Y eso es muy perturbador. El extremismo es un problema para el antisemitismo, y es algo que el mundo realmente debe combatir.
– ¿Ve alguna similitud entre la situación actual del creciente antisemitismo y la situación al final de los 30′s, cuando los nazis estaban en la cima del poder?
– No es con finales de 1930 la comparación que quiero realizar, sino con los años 20′s y el régimen democrático alemán de Weimar, entre la Primera Guerra Mundial y el nazismo. Ellos toleraron mucho antisemitismo en ese momento, lo que indica cuán peligrosa fue esa tolerancia.
Estados Unidos es parte de un grupo de casi 40 naciones que adoptaron, aquí en Buenos Aires, en el Ministerio de Relaciones Exteriores ayer a la mañana (por el miércoles), las directrices globales para contrarrestar el antisemitismo. Están disponibles en el sitio web del Departamento de Estado y de muchos ministerios de Relaciones Exteriores. Adoptamos estas directrices porque estas 40 naciones – entre las que están Australia, Austria,Argentina, Bélgica, Ecuador, Guatemala, Ucrania, Italia, Croacia, Lituania y muchas otras – ven el antisemitismo como una amenaza que debe ser combatida. Y la primera directriz es que los líderes, tanto gubernamentales a nivel nacional, estadual o municipal, como los líderes de instituciones, organizaciones educativas o deportivas deben denunciar, de manera inequívoca, el antisemitismo. Una de las cosas que no ocurrió en la República de Weimar, en Alemania, es que los líderes gubernamentales no decían claramente que las expresiones antisemitas estaban mal. Por eso, es importante que todos vean estas directrices globales para poder entender que esta es una lucha que debemos encarar. Estas directrices no van a erradicar el antisemitismo, pero van a ayudar a los gobiernos a lidiar con este problema.
– Desde que se convirtió en enviada especial del gobierno de Estados Unidos para combatir el antisemitismo, visitó unos 35 países hablando sobre este tema, y estuvo en Escandinavia el mes pasado, donde una cantidad de países se comprometieron a desarrollar programas a nivel nacional para luchar contra el antisemitismo. ¿Cuáles son los lineamientos principales?
– Entre las directrices principales, urgimos a los países a impulsar planes nacionales y designar enviados especiales. Argentina lo ha hecho. La Cancillería designó a la embajadora Fabiana Loguzzo (el 23 de junio de 2023), que es la enviada especial para luchar contra el antisemitismo. Es importante que haya una persona designada en el Gobierno que se ocupe especialmente del tema.
– Hace un año, la administración del presidente Joe Biden dio a conocer la primera estrategia nacional para combatir el antisemitismo. Usted fue una de las personas que habló en el lanzamiento de esta estrategia. ¿De qué se trata este plan?
– Fue un plan que involucró a todo el Gobierno en su conjunto, a las diferentes agencias del Gobierno, desde educación y justicia, hasta el área de agricultura. Todos empezaron a ver qué podían hacer para luchar contra el antisemitismo en su ámbito, así como en los programas educativos.
– ¿Qué piensa del creciente antisemitismo en las universidades de los Estados Unidos?
– En parte obedece al conflicto en Gaza, por la percepción de algunos alumnos de lo que está pasando ahí. Y también sabemos, por información de Inteligencia difundida la semana pasada, que hay actores externos – y esto tiene que ver particularmente con Argentina – vinculados a países como Irán, que han estado amplificando estas protestas. Tal vez, entre los grupos en los campus. Hay evidencia de que están brindando apoyo financiero a los estudiantes, a los que protestan.
– Esta mañana estuvo en la ceremonia de conmemoración de los 30 años del atentado a la AMIA y ya había venido hace dos años, en 2022. ¿Es especial esta fecha este año?
– Cuando asumí mi cargo y fui a mi oficina, prendí la computadora y había ya un correo esperándome. Era del embajador Mark Stanley diciendo que tenía que venir a Buenos Aires el 18 de julio para conmemorar la bomba en la AMIA, y le dije que, por supuesto, vine.
Hoy (por ayer jueves), estamos conmemorando una de las peores atrocidades cometida en Argentina, perpetrada contra judíos, pero dirigida hacia Argentina. Y dos años antes, había sido la embajada israelí, también en territorio argentino. Este terrible acto de terrorismo fue perpetrado – tal como dijo el fallo de la Cámara de Casación – por Hezbolá, con el apoyo de Irán. Y hoy vemos cosas similares que están pasando ahora en otros lugares, incluyendo a mi país.
– ¿Entonces Argentina fue una de sus primeras visitas?
– Fue el tercer país que visité. Había estado en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y después aquí. Y estuve tan conmovida cuando vi esos carteles, esas fotos, cuando escuché a las familias de las víctimas, con ese dolor tan profundo. Con una herida abierta muy grande, que en 30 años no han podido sanar por el hecho de que todavía no han encontrado justicia. Sentí que tenía que estar aquí otra vez. Tenía que saludar al gobierno argentino, que ha sido un socio importante para Estados Unidos por sus acciones recientes. Y además, la Corte determinó que el atentado fue perpetrado por Hezbolá, apoyado por Irán. Y recientemente, la declaración de Hamás como una organización terrorista. Tuve una conversación ayer con el ministro de Justicia (Mariano Cúneo Libarona), y hoy nuevamente en la conmemoración de la AMIA, sobre el cambio de la ley para el juzgamiento en ausencia. Aún si se supiera quién lo hizo, si no están en la Argentina, no hay un mecanismo para poder llevarlos a la justicia. Escuché el llanto esta mañana de las familias de las víctimas, que lloran justicia, con tanto dolor que cualquier que haya estado ahí esta mañana, se lleva ese llanto en los oídos.
– ¿O sea que apoya la posibilidad de aprobar una ley de juicio en ausencia?
– No quiero involucrarme en las cuestiones domésticas del sistema jurídico del país. Pero sí digo que cualquier herramienta jurídica que se pueda utilizar en una democracia como la Argentina, para castigar a aquellos que llevaron a cabo este ataque en Argentina, es valiosa. Es un error creer que fue un ataque contra los judíos, también lo fue contra la democracia argentina. Una forma de tratar de amenazar a la Argentina y a su democracia. La cual es frágil, porque debió ser reinstaurada en un momento, y por eso es tan valiosa. Por lo tanto, cualquier herramienta legal que se pueda utilizar para alcanzar justicia, para tener un cierre, porque debe haber cierre para los que perdieron a miembros de sus familias, a sus hermanas, sus hermanos, sus padres, sus hijos, como escuchamos esta mañana, cualquier cosa que se pueda hacer en ese sentido.
– ¿Ha estado en contacto con alguna de las familias?
– Me reuní con algunas de las familias y hablé con los sobrevivientes, no esta vez, sino hace dos años. Me acuerdo que conocí a una mujer, una educadora que trabajaba en el edificio de la AMIA y acababa de terminar una reunión e iba a imprimir lo hablado. Y no había una buena impresora cerca de su escritorio. Fue a imprimir en otra impresora en una habitación en el fondo. Caminó hacia allá, eran las 9:52, y 9.53 la bomba explotó y colapsó el edificio. Ella pudo salir y, después de un rato, alguien le dio un teléfono, llamó al esposo y él le dijo: “Voy a buscarte. Esperame en el frente del edificio”. Y ella le respondió: “No hay más edificio”. Cuando vi los videos estos días de esa destrucción, realmente uno ve que fue un acto de guerra. Fue un acto de terrorismo obsceno cometido contra Argentina, en una institución judía, por personas que siguen impunes. Justo vi un artículo de que Irán ahora está amenazando a la Argentina. Qué obsceno, justo hoy.
– Tal vez por la impunidad…
– Sí, ellos saben que nada podría pasar.
– Finalmente, ¿cuál es el rol de los medios en la lucha contra el antisemitismo?
– El rol de los medios es excepcionalmente importante y hablamos de eso en las directrices globales que compartimos en la reunión con los enviados de los gobiernos acá en Buenos Aires. Este Gobierno está tomando esto muy seriamente en Argentina, en cooperación con los Estados Unidos, y estamos muy complacidos y agradecidos por eso. Los gobiernos no pueden trabajar solos. Tiene que haber un enfoque de toda la sociedad, incluyendo instituciones deportivas, universidades, instituciones religiosas y medios. Cuando se trata de antisemitismo, de odio, los medios no pueden decir “bueno, veremos, por otro lado…”. Porque si hay violencia basada en el género, no puede haber gente – incluso en algunos medios – que dicen “Sí, es terrible, pero Israel ocupó Gaza…”, que tampoco ocupó Gaza en realidad.
Cuando se trata de antisemitismo, de violencia de género, que en realidad es un eufemismo para hablar de violación, no puede haber un “pero”. Es como justificar que el marido le pegó a su mujer porque ella quemó su comida. Cuando hay un acto de antisemitismo y uno dice “sí, pero este judío hizo esto o lo otro”, se está justificando. Uno puede estar en desacuerdo con las políticas del Estado de Israel. Hay israelíes que lo están y eso no es antisemitismo. Pero cuando se cruza la línea del antisemitismo, es inaceptable.
El video completo de la entrevista: