Desbloqueamos el teléfono 140 veces al día para revisar una notificación o leer una noticia. Hay una alta probabilidad de que, al hacerlo, estemos usando algún software basado en inteligencia artificial. Si bien ahora todos hablamos del Chat GPT, la inteligencia artificial está integrada a aplicaciones que usamos hace años, como los asistentes virtuales en Whatsapp o el predictor de texto de nuestro teléfono. La gran mayoría de nosotros utiliza inteligencia artificial, pero somos poco conscientes de que nos apoyamos cada vez más en aplicaciones que usan algoritmos e inteligencia artificial para resolver problemas diarios.
Nuestros datos y preferencias alimentan todo el tiempo estos algoritmos, afinando sus sugerencias para que se ajusten a nuestros gustos casi perfectamente. Es un gran beneficio del que nos servimos porque bien usado nos ayuda en nuestra productividad. Reduce el tiempo y la energía que ponemos para encontrar los que nos gusta o lo que nos es útil. Pero también trae aparejado algunos riesgos, empezando por cómo nos aseguramos la privacidad de nuestros datos. Y quizá nos quede corto de alcance, por qué no, para asegurarnos que los algoritmos no nos estén ofreciendo opciones demasiado acotadas (y en realidad estemos viendo una pequeña parte del menú). Finalmente, tendemos a olvidar que todo ese poder computacional está dirigido a captar nuestra atención, que es lo más preciado que tenemos.
Sin embargo, la IA tiene la capacidad de darnos muchos beneficios y de hecho lo hace todos los días. Nos indica el mejor camino a seguir, nos sugiere noticias, ropa y hasta películas. Imaginemos, por ejemplo, planear un viaje sin la ayuda de aplicaciones de navegación o elegir una película sin recomendaciones personalizadas. A veces, parece que los algoritmos nos leen la mente. ¿No te pasó que pensaste en una canción y de repente apareció en tus recomendaciones?
Capitulo 4
El objetivo de este episodio es conversar sobre cómo podemos sacarle mejor provecho a la IA y mejorar las pequeñas decisiones que tomamos diariamente. Somos siempre nosotros quienes vivimos las consecuencias de usar cualquier tecnología. Entre mejor la usemos, mejores beneficios vamos a gozar. En la era de la inteligencia artificial, esto significa entender cómo podemos entrenar a nuestros algoritmos y cuáles son las consecuencias que tiene su uso.
Junto a Vicente Arias Gonzalez, abogado especializado en tecnologías e innovación, Investigador Asociado en la Iniciativa Global para la Gobernanza Digital y Asesor Senior de Proyectos en Global Solutions Initiative, conversamos con Loreto Bravo, para conocer su perspectiva y sobre todo sus consejos acerca de cómo manejarnos frente a esta tecnología que cada vez acapara más espacios.
Bravo es directora del Instituto de Data Science en la Universidad del Desarrollo de Chile y consejera del Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo de ese país. También es parte del comité de expertas de la Política Nacional de Inteligencia Artificial del Estado de Chile, ingeniera y Doctora en Ciencias de la Computación.
Entrena a tu algoritmo
Uno de los puntos que resalta Loreto es que cuando una organización entrena un sistema de inteligencia artificial lo que hace es enseñarle a partir de datos viejos o genéricos la forma general en que se espera que actúe. Los predictores de texto no saben si el usuario va a decir ché, po, pe, ve o tá. Luego, cuando nosotros como usuarios permitimos a nuestros objetos inteligentes o nuestras redes sociales que recolecten nuestra información, le entregamos nuevos datos al sistema para que se amolde a nuestra manera de vivir. Y de esa forma, personalizar su uso.
Esto es bueno, mientras estemos conscientes de que los que nos está ofreciendo Instagram son las noticias que ya le dijimos que queríamos leer; o el tipo de meme del que nos queremos reír. Pero también tenemos que saber que no podemos confiar a ciegas en estas aplicaciones, ni esperar que nos muestre otras noticias, u otros memes, que también podrían llamarnos la atención. De hecho, tenemos menos posibilidades de recibir esta información de forma automática, porque el algoritmo no está necesariamente diseñado para eso.
“Si tenemos una posición política y queremos entender otra, no podemos esperar que las redes sociales lo hagan de forma automática. Tenemos que buscarla expresamente, de tal forma de despistar un poco el algoritmo e incitarlo a que nos dé una visión más amplia”, explicó Loreto.
Ser estratégicos
El segundo fantasma son las habilidades que perdemos por usar esta tecnología. El uso masivo de la IA nos vuelve sumamente dependientes del celular y de la computadora, principalmente. Aunque nos ahorra tiempo, muchas aplicaciones nos previenen de ejercitar nuestra memoria, o por ejemplo de nuestras habilidades matemáticas.
Como conversamos en capítulos anteriores, la revolución de la IA va a acarrear la pérdida de habilidades. Y va a traer otras nuevas, por supuesto. Es por eso que, para tomar mejores decisiones, Loreto nos recomienda ser decidir cuáles vamos a delegar: “Tenemos que ser estratégicos respecto a cuáles vamos a perder. Nosotros necesitamos mantener la creatividad y la capacidad crítica. Ahora muchas cosas las vamos a poder hacer más rápido con tecnología entonces dejémonos las cosas entretenidas”.
En otras palabras, usar la IA para tomar mejores decisiones implica que la pérdida de habilidades venga aparejada de la obtención de otras, como verificar que sus respuestas sean correctas. Esto también requiere entender los límites de lo que la IA puede hacer.
Las tecnologías tienen distintos usos y tenemos que estar conscientes de que los errores se cometen cuando no usamos la IA para lo que fue creada. Cuando queremos buscar información en línea, los buscadores nos pueden ahorrar muchísimo tiempo porque nos ofrecen una gran cantidad de opciones para que nosotros encontremos la información que buscamos. Pero siempre tenemos que verificar y asegurarnos que el contenido que nos está generando es correcto.
Loreto nos advierte también que es muy importante confiar en las instituciones a las que le compartimos nuestros datos. “Tenemos que terminar con esto de instalar aplicaciones en el celular y ponerle a todo: Sí. En el fondo tenemos que tomar conciencia del valor de nuestros datos”, explicó.
Al contrario de la imagen que nos hacemos muchas veces de que en futuro vamos a ser personas más pasivas a la tecnología, su uso correcto nos demanda ser más activos, investigar y leer qué datos estamos compartiendo y a quién. En los próximos episodios conversaremos sobre los principios éticos que se desarrollaron para guiar el desarrollo de la IA, su uso en el sector público y el impacto en las elecciones.
¿Querés conocer más sobre cómo usar mejor la IA en tu vida diaria?
Te dejamos algunas recomendaciones:
Bravo, Loreto. (2023). “El impacto de la IA en la toma de decisiones”. TEDxTalk UAI (YouTube)
Gardel, Lucía. (2024). Cómo utilizan las plataformas nuestros datos para entrenar a la inteligencia artificial y qué podemos hacer al respecto. El Explicador (Chequeado)
Episodios
No te pierdas los episodios anteriores de Fantasmas en los Algoritmos, donde conversamos sobre qué es la IA y sobre su impacto en el trabajo y la educación. Podés acceder desde aquí
*Julia Pomares y Vicente Arias Gonzalez son co-fundadores del capítulo latinoamericano de GIDE (The Global Initiative for Digital Empowerment). Julia es Profesora Invitada de la Escuela de Gobierno de la Universidad Di Tella e Investigadora en Global Solutions Initiative. Vicente es abogado especializado en tecnologías e innovación, Investigador Asociado en la Iniciativa Global para la Gobernanza Digital y Asesor Senior de Proyectos en Global Solutions Initiative.