El pasado abril vencieron los mandatos de tres de los siete auditores que tiene la Auditoría General de la Nación (AGN), cargos que son propuestos por la Cámara de Diputados, lo que desató una fuerte pulseada en la que todos muestran alguna carta, pero no quieren abrir la jugada ya que hay más interesados que lugares a ocupar.
La AGN está integrada por siete miembros: un presidente (lo propone el partido de la oposición con mayor número de legisladores en el Congreso), tres representantes de Diputados y otros tres del Senado.
El presidente con mandato es Juan Manuel Olmos, mientras que los representantes del Senado son Francisco Fernández (kirchnerista), Alejandro Nieva (UCR) y Graciela De la Rosa (PJ). La representación de Diputados son los que terminaron su gestión: Gabriel Mihura Estrada, por el Frente Renovador; Juan Ignacio Forlón, por el kirchnerismo; y el radical Jesús Rodríguez.
Aunque hoy dos de los tres lugares son de diferentes vertientes del peronismo, en la próxima gestión no va a ser de esa manera por la irrupción de los libertarios. Sin embargo, el lugar que podría ser para La Libertad Avanza será ocupado por el PRO, por lo que habrá un diputado de la UCR, otro de Unión por la Patria y un tercero del partido de Mauricio Macri.
En la próxima sesión de la Cámara de Diputados se terminará de definir los nombres que irán a la AGN. Solo hace falta que algún bloque pida una moción de orden y se avance en el tema. Y lo más probable es que se apruebe rápidamente.
La Auditoría General de la Nación realiza el control externo posterior (ex-post) a la gestión de la administración central, los organismos descentralizados, las empresas y sociedades del Estado, los entes reguladores de servicios públicos, las instituciones de Seguridad Social, los fondos fiduciarios integrados con bienes y fondos del Estado, las organizaciones privadas que reciban subsidios o aportes del Estado e instituciones cuyos fondos o administración estén a cargo del Estado. Es decir, es quien hace los informes que después utilizan los sectores políticos para, por ejemplo, llevar adelante procesos judiciales contra exfuncionarios por malversación de fondos.
Los principales destinatarios de sus informes son los miembros del Congreso de la Nación, los responsables de las entidades auditadas y la ciudadanía en su conjunto.
Esto le permite acceder a información privilegiada, lo que de por sí lo hace un lugar muy apetecible para la política. A esto se le suma que tienen estabilidad laboral porque son cargos que duran dos mandatos presidenciales (ocho años) y una caja millonaria. Esto hace que la disputa por las sillas sea bastante encarnizada.
Según explica el newsletter parlamentario Hecha la Ley, en el caso de Unión por la Patria la disputa es entre el massismo, que quiere mantener su lugar, y La Cámpora, que también apunta a lo mismo. El candidato de los primeros es el ex titular de la Aduana y hombre de confianza de Sergio Massa, Guillermo Michel. Por el grupo que conduce Máximo Kirchner apuntan a la continuidad de Juan Ignacio Forlón, cercano a la ex vicepresidenta Cristina Kirchner.
Por el bloque amarillo, y con apoyo de un sector de los libertarios, aparece el exministro de Trabajo de Cambiemos, Jorge Triaca. En los pasillos del Congreso aseguran que hay un acuerdo entre Martín Menem, presidente de la Cámara de Diputados, y el titular del bloque macrista, Cristian Ritondo. Si esto es cierto, el bloque libertario se encolumnará porque Menem no cierra un acuerdo si no cuenta con el visto bueno de Karina Milei. Por el radicalismo todo estaría listo para que se vote por un histórico de la Cámara. Mario Negri es el candidato de la mayoría del bloque de la Cámara baja. Aseguran que tiene 22 votos de los 34 que tiene el bloque para acceder a la AGN. Enfrentado históricamente con su coterráneo y actual presidente del bloque, Rodrigo De Loredo, Negri no dejó nada librado al azar y, frente a la posibilidad de que aparezca otro candidato, cerró filas con Hacemos Coalición Federal de la mano de un viejo conocido: Miguel Ángel Pichetto.