En cuidadoso silencio pero siempre vigilante, la atención de Karina Milei sobre la escalada del conflicto con Mauricio Macri se disparó cuando PRO dejó trascender que el fuerte malestar del ex presidente hacia el Gobierno había empeorado con el destrato que se le había propiciado durante el acto de firma del Pacto del Mayo.
Inquisitorias miradas dentro y fuera del Gobierno se posaron sobre “el Jefe” cuando se supo que Macri se había sentido ninguneado tras regresar interrumpir su gira europea para demostrarle a Javier Milei que su compromiso estaba vigente más allá de los reclamos por la coparticipación. Como todas y cada una de las apariciones de Javier Milei, hasta el más mínimo detalle del acto en Tucumán había estado a cargo de “el Jefe”, que además de oficiar de guardiana de la imagen presidencial es la principal detractora de una alianza en igualdad de condiciones con PRO.
En alerta, Karina Milei ordenó una especie de caza de brujas para encontrar a los responsables de las tomas en la transmisión, donde Macri apenas había sido “ponchado”. Y mandó a aclarar que no hubo intención premeditada de socavar el vínculo con el principal socio político de su hermano, al menos durante este acto puntual (dicen que a Hernán Lombardi, uno de sus pocos interlocutores con el espacio aliado).
La semana pasada, sin embargo, muy cerca de la funcionaria se despachaban con dureza contra las ambiciones de poder del ex mandatario en la administración libertaria. Otra muestra de la ambivalencia de los mensajes del Gobierno hacia el ala macrista de PRO.
Por caso, después de varios días de contestarle con vehemencia a Mauricio Macri -por lo bajo prácticamente deslizaban que lo consideran fuera de juego- en la Casa Rosada se ocupaban de aclarar que las miradas críticas no corresponden necesariamente a la visión del jefe de Estado. Al mismo tiempo, un ministro atribuía las quejas al “ego de Mauricio”. Pero luego enviaron a Guillermo Francos, el ángel de la conciliación del Gobierno, a pedirle especialmente por teléfono que no dejara de sumarse a la ceremonia con los gobernadores. Y después, a elogiarlo en público en entrevistas y ante el círculo rojo, en el almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CiCyP).
Mientras tanto, el vocero presidencial, Manuel Adorni dijo que cumplirían el fallo de la corte por la coparticipación. Pero en Economía, a pesar de que accedieron a una reunión CABA y le pusieron fecha se mostraban muy cautos. Evitaban aclarar si irá Caputo al encuentro, quiénes negociarán, cuándo y cómo le pagarán la coparticipación a la Ciudad. Además, se mostraban firmes en negar cualquier posibilidad de pagar la deuda anterior.
Los esfuerzos del Gobierno por recomponer no convencen por ahora al ala macrista de PRO, que pretende una muestra concreta de compromiso más allá de las declamaciones. “Si no empiezan a pagar la cosa se va a complicar mucho”, sentenció un referente de la primera hora.
Sin embargo, en el campamento amarillo dedicaron su cuota de esfuerzo a calmar las aguas. Por ejemplo, se esmeraban en acotar los motivos de insatisfacción al reclamo por la coparticipación, a pesar de que en el fondo son bastante más amplios y profundos. Así, planteaban que la reunión del próximo viernes 19 funcionará como punto de inflexión en la continuidad del vínculo.
Además, si bien protestaban por las acusaciones en off, también disculpaban a Milei por hablar de una “fusión”. “En su inexperiencia política seguramente no midió el calibre de la palabra, no es lo que quiere”, dijo un alfil del macrismo que prefiere el concepto de “coalición”.
La línea de contacto entre ambas tribus se mantiene, vía el asesor de Milei, Santiago Caputo, y el flamante presidente de la Asamblea de PRO y diputado nacional, Martín Yeza, que se conocen desde que el consultor lo asesoraba en comunicación política y, dicen, son amigos. También, con el presidente del interbloque en Diputados, Cristian Ritondo, recién nombrado titular del partido a nivel bonaerense.
En este contexto, la posibilidad de formar un interbloque como propuso el oficialismo, está en punto muerto. El PRO logró persuadir a los libertarios de que no sólo rechazan esa diagonal porque está lejos de sus verdaderas pretensiones (en el ámbito parlamentario quieren la presidencia de la Cámara) sino porque no les conviene numéricamente a ninguno de los dos: según sus sondeos, los soldados de Larreta, si bien son pocos, no aceptarían integrar un bloque integrado por ambos y condicionarían próximas votaciones.
Por ahora, la disputa quedó todo reducida a la coparticipación, un escenario que les conviene a ambos en el camino hacia un apaciguamiento después del pico de tensión. “Si se soluciona eso, se soluciona todo”, dicen en PRO. Aunque aclaran: por ahora.