A tan solo cuatro días de la muerte de Gilad Gil Pereg, el ingeniero electrónico israelí condenado a prisión perpetua por matar a tiros y golpes a su madre y su tía, conocido como “el hombre gato”, un numeroso grupo de personas usurpó el predio donde vivía en la localidad de Guaymallén, provincia de Mendoza.
El hombre falleció el pasado domingo en el hospital penitenciario El Sauce tras sufrir una descompensación, pese a que los médicos intentaron reanimarlo con maniobras de RCP. Tenía 42 años.
Luego de trascender su muerte, el predio donde el israelí vivía en condiciones de indigencia, sobre la calle Roca al 6000, comenzó a ser ocupado. Medios locales hablan de entre 10 y 20 familias que ingresaron al lugar donde el criminal había intentado instalar canchas de fútbol y pádel.
Debido a que el predio se encontraba abandonado desde hace más de 5 años, cuando Gil Pereg fue detenido, la maleza creció de forma descontrolada. Y fue justamente el hecho de que los ocupas comenzaran a quemar el pasto, lo que alertó a los vecinos de Guaymallén para realizar la denuncia.
Según informó Los Andes, ayer pasadas las 15 horas se acercó personal policial que constató la presencia de los usurpadores preparando el terreno para instalar carpas y viviendas precarias.
La Municipalidad de Guaymallén se mostró predispuesta a colaborar con el desalojo, sin embargo, por una parte señalaron que el grupo de personas estaba realizando “una actividad pacífica”, y por otra parte la Justicia señaló que no intervendrá ya que no hay un denunciante.
El predio en cuestión tiene más de seis mil metros cuadrados, rodeado por paredes, rejas y un cerco electrificado En el fondo hay tres habitaciones a medio terminar. Dicho terreno es donde el hombre asesinó y enterró a Phyria Saroussy y Lily Pereg. Allí es también donde vivía entre mugre y DVDs de pornografía con una decena de felinos.
El portal El Sol, informó que ayer a última hora había efectivos de Infantería esperando indicaciones para proceder con el desalojo.
El ingeniero electrónico israelí era conocido como el “hombre gato” por comportarse como un felino en su celda. Si bien está descartado que haya sido víctima de un homicidio, dado que su muerte ocurrió en un contexto penitenciario, se impone una investigación de rigor con una autopsia.
El expediente, bajo la calificación de averiguación de causales de muerte, está a cargo de la fiscal Andrea Lazo. “Su salud estaba bastante deteriorada. Más allá de los cuidados del Servicio Penitenciario y de especialistas del hospital era una persona que no tenía una buena alimentación, entre otros factores”, aseguró días atrás a Infobae una fuente del caso.
Pereg fue condenado a prisión perpetua por los crímenes asesinatos de su tía Pyrrhia Saroussi y su madre Lily Pereg en noviembre de 2021 por un jurado popular, que llegó al veredicto de forma unánime. El ingeniero, históricamente, negó su participación en los hechos, cometidos en Guaymallén en enero de 2019.
“Me están intentando culpar a la fuerza. Quieren decir que yo hice cosas que yo no hice… Es fácil usarme como un target. Por eso, apenas hice la denuncia de que desaparecieron mi mamá y mi tía, enseguida empezaron a buscar la forma para acusarme a mí de su desaparición. Por eso, me hicieron tantos allanamientos en casa”, dijo al pronunciar sus últimas palabras previas al veredicto ante el tribunal que lo condenó.
Los cadáveres de las israelíes fueron descubiertos el 26 de enero de 2019, cuando, luego de varios días de búsqueda por Mendoza, e incluso Chile, fueron hallados enterrados en el predio propiedad de Pereg. Él mismo, bajo el seudónimo de “Nicolás”, había denunciado la desaparición de las mujeres ante la Policía de Mendoza. Con la ayuda de perros de la Escuela de Adiestramiento Canino (Escam), los investigadores encontraron primero manchas de sangre en la remera del imputado con ADN de una de las víctimas.
Lo que revelaron las autopsias fue grotesco: se hallaron orificios de bala y hasta heridas de entrada y salida realizadas con hierros, heridas infligidas aún después de que se produjeran las muertes.
Los cuerpos presentaban un grado importante de descomposición, por lo tanto, los especialistas no pudieron identificar cuál cadáver correspondía a la madre o a la tía. Algunos huesos, como el de una mano, o un antebrazo completo, estaban al ras de la tierra, tapados entre piedras y tierra, en el predio donde Pereg vivía entre basura y bolsas de comida para sus mascotas.
La defensa del ingeniero pidió que sea declarado inimputable. El prestigioso psiquiatra forense Mariano Castex aseguró que Pereg sufría de licantropía, que no actuaba y que realmente se creía un animal.