Los aumentos de los combustibles durante el primer semestre en Argentina dejaron los precios en el surtidor en el promedio de la región medidos al dólar oficial en el caso de la nafta y de los más altos si se toma el gasoil. Sin embargo, medidos al tipo de cambio libre, ambos se encuentran entre los valores más bajos respecto a los países vecinos.
Así surge de un relevamiento realizado por la Consultora Economía y Energía. Allí detallaron que el litro de nafta súper en la Argentina cuesta en promedio USD 0,75 si se toma la cotización “libre” de la divisa y en USD 1,10 al oficial mayorista.
El trabajo indicó que en Bolivia el precio es de USD 0,55 por litro, USD 0,88 en Paraguay, USD 0,99 en Colombia, USD 1,09 en Brasil, USD 1,22 en Perú, USD 1,44 en Chile y USD 1,96 en Uruguay.
En el caso del gasoil, el litro en Argentina tiene un precio de USD 0,81 al tipo de cambio paralelo y USD 1,19 al oficial. Según la consultora, en Bolivia vale USD 0,54; en Colombia, USD 0,59; en Perú, USD 0,98; en Paraguay, USD 1,03; en Chile, USD 1,06; en Brasil, USD 1,09, y en Uruguay, USD 1,32 por litro.
Desde este lunes los combustibles aumentaron hasta un 4% promedio a nivel país. Desde que asumió Javier Milei el aumento acumulado en surtidores supera el 120%, por encima de la inflación acumulada en el período. Allí operó el incremento en los impuestos que definió el Gobierno y la recomposición que buscan las refinadoras –YPF, Shell, Axion y Puma– luego del largo congelamiento de la gestión de Alberto Fernández.
La nafta súper de YPF, líder local con cerca del 60% del mercado, pasó desde este segundo semestre de $905 a $941 por litro en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). El gasoil de $941 a $979 por litro.
El trabajo de Economía y Energía detalló que durante el primer semestre de 2024 el precio de los combustibles en el surtidor se ubicó, en términos reales, un 12% por encima del valor verificado en el mismo período del año pasado. “Sin embargo, los precios en términos reales en junio se ubican un 20% por debajo del mes de enero”, advirtió la consultora.
Ese es el mismo nivel de atraso que observan en la Secretaría de Energía, sin contar la parte impositiva. Es que el Poder Ejecutivo oficializó este lunes un nuevo diferimiento en la actualización por IPC del impuesto a los combustibles líquidos (ICL), al igual que había sucedido en mayo y abril, para apuntalar la desaceleración de la inflación.
Si se hubiera aplicado el traslado del tributo el incremento de este lunes habría sido del 15% para la nafta y del 10% para el gasoil según detalló a Infobae una fuente oficial.
Con el mismo objetivo, Caputo suspendió la indexación por inflación prevista para las tarifas de luz y de gas, ya que los usuarios residenciales, en particular los de ingresos medios y bajos, sentirán el impacto de la quita de subsidios aplicada ese mes en una época en donde el consumo es más alto por el descenso de las temperaturas. Es decir, las boletas serán más abultadas en los próximos meses.
Así lo explicó el asesor del Palacio de Hacienda, Felipe Núñez, a través de su cuenta oficial de X: “Las tarifas energéticas no van a aumentar en el mes de julio. Esto estaba planificado así en virtud de los aumentos realizados en junio y teniendo en cuenta la estacionalidad. En relación a los combustibles, se decidió aumentar el 1% el componente de impuestos a los combustibles. El grueso del ajuste está hecho y ahora hay que pasar de la motosierra al bisturí”.
La decisión tomada por Caputo no solo tiene que ver con garantizar el sendero de desinflación. El superávit fiscal conseguido hasta mayo y la sanción del paquete fiscal en el Congreso, entienden en el Ministerio de Economía, dan más aire para recalcular el ajuste. La inflación lleva hasta mayo cinco meses de desaceleración pero la quita de subsidios en energía de junio podrían poner presión sobre el IPC del Indec y cortar esa racha, por lo que la intención oficial es suavizar sus efectos en julio.
En paralelo, el Gobierno busca darle un alivio a los debilitados bolsillos de los consumidores en el marco de un aumento de la pobreza, la desigualdad y el desempleo durante el primer trimestre. Ese empeoramiento de las condiciones sociales también se sintió en el consumo y, en particular, en las ventas de combustibles.
“Durante el mes de mayo de 2024 se ratifica el escenario de baja en las ventas de combustible al público en todo el país. Se comercializaron unos 1.406.758 metros cúbicos de combustible al público, entre naftas y gasoil. En la comparación contra mayo de 2023, las ventas de combustible mostraron un retroceso del 8%, siendo el sexto mes consecutivo con descensos; sin embargo, respecto al mes previo (abril 2024) las ventas mostraron cierto repunte (+8,5%)”, detalló Politikon Chaco en base a datos de la Secretaría de Energía.