Es argentino, a los 12 años se fue a vivir a Europa, fue campeón y está cerca de probar un Fórmula 1

Sacha Fenestraz sentado en la trompa del auto de Fórmula E (Sacha Fenestraz)
Sacha Fenestraz sentado en la trompa del auto de Fórmula E (Sacha Fenestraz)

El año pasado el piloto Sacha Fenestraz se tomó 138 vuelos y estuvo más de 350 horas arriba de un avión. Nació en Francia, se crió en Córdoba y a los 12 años volvió a Europa en busca del sueño llamado Fórmula 1. Fue campeón y estuvo en el programa de pilotos de Renault F1. Vivió en Japón tres años y hoy corre en la Fórmula E, que este fin de semana se presenta en Portland, en los Estados Unidos. Tiene una historia muy especial y se la contó a Infobae.

La vida de un deportista de élite no siempre es color de rosa. En el caso del automovilismo, para los corredores que luchan por el máximo objetivo el camino es muy duro y en especial para quienes dejan sus hogares a tan corta edad. El desarraigo suele ser difícil y Fenestraz demostró cómo se hizo fuerte pese a las distancias; no baja los brazos para cumplir su anhelo de subirse a un auto de F1 y afirma que probará uno, ya que está trabajando en el simulador de una escudería.

“Nací en Francia (28 de julio de 1999) y a los seis meses me mudé para Argentina. Luego de un tiempo en Santa Fe, donde mis padres tenían unos amigos, encontraron un lugar hermoso en Jesús María con las cumbres y las montañas cerca. Gané un campeonato de karting en Córdoba y el premio era que te invitaban a correr en una carrera en Italia. Me fue bien y junto con mi padre nos dimos cuenta de que para ir detrás del sueño de la Fórmula 1 tenía que irme a correr a Europa”, recuerda en su casa en Puglia, en el sur de Italia. “Es lindo, tranquilo. Estoy en un campito y tengo cinco hectáreas”, describe.

La pasión por el automovilismo la heredó de su madre, Stephanie, que es francesa. Ella corrió el Rally Dakar junto a Gabriel Pozzo en 2009 y en 2010 pudo terminar la carrera más dura del mundo siendo navegante del galo Michele Turon. Sacha se subió por primera vez a un karting a los tres años y a los cinco ya tenía su licencia para correr. Se formó en los kartódromos de Colonia Caroya y en el de Jesús María. Allí conoció a José María López (su ex cuñado), quíntuple campeón mundial (3 títulos en el WTCC y dos en el Mundial de Endurance). Conoció de primera mano la historia de Pechito (no llegó a la F1 por falta de dinero) y al ver las complicaciones de los argentinos que emigran a Europa con escaso o nulo apoyo presupuestario de nuestro país, Fenestraz no tuvo otra opción que comenzar a correr con bandera francesa, ya que tiene doble nacionalidad.

Desarraigo con 12 años.

Sacha Fenestraz
Sacha junto a su amigo Lando Norris, con quien convivió un tiempo en Inglaterra (Sacha Fenestraz)

“Me fui a vivir a un pueblito de 280 habitantes al Sur de Le Mans y estaba con un padre y su hijo. Yo me hacía todo, tenía que cocinarme, lavar mis cosas y no fue fácil. Esos dos primeros años fueron los más duros de mi carrera deportiva. En esa época hacía todo lo posible para no aburrirme. Desayunaba a las ocho, almorzábamos a las doce, siesta hasta las cinco y cenábamos a las siete de la tarde y a las ocho ya estaban todos en la cama. Yo, con doce años, ¿no? (risas). Yo hacía un poco de mecánica y ellos eran los revendedores de Tony Kart, una marca de karting. Yo les ayudaba y también tenía mis autitos a control remoto y estaba todo el día con ellos. Hacía el colegio en casa y también entrenaba. Igual era aburrido y trataba de matar tiempo como se podía”, cuenta.

Pero la distancia hizo mella en Sacha y llegó al punto de que comenzó a generar amistades de forma virtual. “Mis viejos me enseñaron que las cosas no vienen fáciles y todo tiene su sacrificio. Aún no había WhatsApp o las videollamadas. A mi familia la veía cada tres meses y en un momento mi papá me compró una Play y tenía amigos para los juegos”, confía.

“A fines de 2014 vemos la chance de competir con el equipo oficial Tony Kart para poder correr el Campeonato del Mundo. Pero los presupuestos eran una locura, más caro que hacer Fórmula 4. Nos enteramos por medio de una periodista francesa, que es amiga de mi mamá, de la academia francesa para la Fórmula 4. Esa misma noche googleamos todo, cargamos los formularios y nos inscribimos. Fue la mejor decisión de mi vida. Llegué tarde, en abril, cuando todos habían hecho las primeras pruebas. Yo hice dos días de tests y eran 20 pilotos con tres ingenieros. Tenés gimnasio, tutores, un colegio; es una academia de pilotos”, explica.

“Llegué con poca experiencia y expectativas. Fui subcampeón en 2015 y en ese año comencé a vivir solo (16 años). En esa época mi mamá me venía a visitar y recuerdo que cada vez que se iba lloraba como loco. Para cocinar me hablaba mucho con mi abuela que estaba en Francia. Me pasaba las recetas y me salían mal, pésimo. Haber vivido esas cosas a esa edad me hizo fuerte. Ahora para mí es una costumbre cocinarme, lavarme la ropa, limpiar”, afirma.

Campeón en Europa.

Sacha Fenestraz
Con el auto de Fórmula Renault Europea donde fue campeón en 2017 (Sacha Fenestraz)

Al año siguiente pasó a la Fórmula Renault Europea y se hizo amigo de Lando Norris, actual piloto de McLaren y que este año en Miami ganó su primer GP de Fórmula 1. “Fue en el equipo Tech 1. Ahí corría contra Lando y nos hicimos amigos en esa época. A fines de 2016 se me acercó el manager de Lando, Fraser Sheader, que sigue siendo mi representante hoy en día. Fue una gran decisión y en 2017 firmé para el equipo Kaufmann, gané un montón de carreras y fui campeón. Se me acercó la gente de Renault y me sumaron para su academia”, recuerda.

Aunque su continuidad se hizo cada vez complicada por el presupuesto al punto que su familia vendió un inmueble para ayudarlo. “Nunca tuve un sponsor argentino y en esa época tenía uno que era una marca de agua en Francia. Mi familia se sacrificó mucho también y vendieron un inmueble. No me animé a preguntarle a mi papá, pero sé que fue una casa o un departamento. También cambiaron su estilo de vida, no venían tan seguido a verme. Eso fue para poder correr en el primer año de Fórmula Renault y en el segundo conseguimos el 50 por ciento del presupuesto. Ese año estuve un par de carreras mal y estaba bajoneado. Vino mi viejo y me dijo ‘tenés ponés las pilas o paramos todo’. Fue un momento tenso”.

Pero el título de la Fórmula Renault Europea en 2017 le dio tranquilidad, sumado a su ingreso al programa de desarrollo de pilotos de Renault F1. “En ese momento firmabas un contrato a varios años, pero estabas supeditado a los resultados. Me probaron en el simulador de F1 durante las carreras y los desarrollos. Iba a Enstone y era una cosa de locos poder estar trabajando ahí y que ellos confíen en mí. En esa época vivía en Inglaterra con Lando”.

Del inglés asevera que “es una persona increíble. Tiene un corazón inmenso. Es una persona muy buena”. Guarda una particular anécdota del día que le hizo probar fernet: “No le gustó y me decía ‘¿qué es este remedio que me estás dando?’ Habitualmente el que nunca lo probó quizá tiene que probarlo tres veces, Lando no pasó de la primera. Pero hay una muy buena y que años después nos enteramos. Una vez recibimos una factura de luz y nos arrancaron la cabeza. Ese verano hizo mucho calor en Inglaterra y un día le dije ‘che, deberíamos ir a comprar un aire acondicionado. Después nos enteramos que tuvimos en calentamiento del piso prendido con casi 30 grados y nos moríamos de calor. Después nos cagamos de la risa”.

La falta de resultados en la Fórmula 3 en 2018 lo sacó del programa de Renault F1 y su carrera tuvo un giro impensado en Asia. “Fue una decisión difícil porque 2018 fue uno de los peores años de mi carrera deportiva. Firmamos con Carlin, donde el año anterior había corrido Lando y había sido campeón en la Fórmula 3. Al año siguiente él pasa a la Fórmula 2 y se llevó los mejores ingenieros. Renault me dejó a fines de temporada y sabía qué iba a pasar porque me pedían terminar tercero en mi primera temporada. Me puse como objetivo el Gran Premio de Macao (una de las carreras más importantes de la Fórmula 3), donde si me iba mal pensaba en dejar el automovilismo, pero si me iba bien, quería darme una chance y terminé segundo con un auto que no daba para eso. Ahí me voy para Japón gracias a Loic Duval, que es amigo de Pechito. Hablé con él y me dijo ‘no dejes el automovilismo y dale una chance a Japón. Vas a ver que si hacés un buen primer año te podés quedar como 20 años’. Hice el campeonato de Fórmula 3 y salí campeón con el equipo B-Max ,que no era uno de los mejores y el más fuerte era Tom’s. Ahí me contrató Toyota para ser piloto profesional y fue un sueño porque con doce meses de diferencia estuve entre retirarme a tener una gran posibilidad. Me gustó mucho por la experiencia de vida. El respeto por el ser humano”.

Sin embargo, luego vivió una pesadilla con la pandemia de COVID-19. “Había vuelto a la Argentina y cuando quise regresar en enero de 2021 en la embajada de Japón me dijeron que no daban más visado. Tuve que esperar diez meses a que se reabriera el país. Al año siguiente peleé el título en la Súper Fórmula y era una temporada a todo o nada. Terminé subcampeón y podría haber peleado un poco más si tenía otro equipo. Tenía el equipo Kondo”.

En esa temporada sufrió un gravísimo accidente en Fuji y revela lo traumático que fue la primera vez que volvió a pasar por el lugar del choque. “En el momento pasa tan rápido que no te das cuenta. Sí lo tomé en cuenta en la carrera siguiente cuando volví a Fuji y pasé por esa curva y me dio un poco de escalofríos. En el momento el susto más grande fue para mi familia”.

De su vida en Japón destaca que “es un país extraordinario, con una sociedad muy respetuosa. Tal vez porque su cultura es milenaria. Tengo amigos japoneses que me han tratado de diez desde el primer día. Son personas muy amables y educadas. Me impacta el trato que tienen entre ellos. Tratan igual a sus propios compatriotas como al que viene de afuera. Es decir, para tratar bien al extranjero, primero se llevan bien entre ellos”.

Enchufado.

Desde fines de 2022 corre en la Fórmula E, la categoría de autos eléctricos, en el equipo Nissan. Si bien aún no obtuvo buenos resultados, se tiene fe para lo que viene y explica qué le falta: “El año pasado fue positivo y pude hacer buenas clasificaciones. En carrera no podía redondear por la falta de energía. Me falta la experiencia del campeonato y estoy aprendiendo mucho de mi compañero de equipo (Oliver Rowland). Es muy conocido en la categoría y dicen que es como un Max Verstappen. Él tiene seis temporadas y cuando lo veía yo quería copiarlo, pero eso no es lo mejor. Lo que tengo que hacer en las próximas carreras es tratar de tranquilizarme y aceptar la realidad de que tengo menos experiencia que mi compañero”.

Sacha viene pidiendo a la organización de la categoría y a la Federación Internacional del Automóvil (FIA) que le permitan correr con bandera argentina. Pero su pasaporte de nuestro país no estuvo listo en el momento de las inscripciones, y debió mantener la licencia francesa. Aunque encontró una alternativa para llevar los colores celeste y blanco y utiliza un casco dedicado a los campeones mundiales de fútbol con las tres estrellas. “Sabía que quería hacer eso del casco por la Copa del Mundo y, como no iba a poder correr con la licencia argentina porque no tenía el pasaporte, no tuve otra alternativa. Como con el casco puedo hacer lo que quiera…”, esgrime.

Sobre cómo hizo para adaptarse a bajar la velocidad y administrar baterías, cuenta que “no fue fácil por todo lo que vos traes del automovilismo convencional. Tenés que estar entre muchos autos y te tenés que adaptar al resto y aprender a guardar energía. Hoy estamos viendo carreras en la Fórmula E que son 15 veces mejores que la F1, con sobrepasos, estrategias, el año que viene se vendrán las paradas en boxes con recarga de batería. Además de llegar a la F1 mi sueño es ser campeón mundial de la Fórmula E”. “Creo que podría ser posible ganando experiencia. Pero la F1 es mi último sueño. Vengo trabajando con un equipo de F1. Estoy cerca y aprendiendo mucho con ellos. Pero por ahora estoy muy contento en la Fórmula E y con Nissan, tengo contrato con ellos para el futuro. Me gusta el campeonato”, añade.

La categoría es la primera de motorización eléctrica y a fin de año se cumplirá una década de su temporada debut. Llegó a haber tres fechas en la Argentina entre 2015 y 2017 en un circuito que recorrió parte de Puerto Madero y Costanera Sur. Era el época en la que los pilotos debían cambiar de auto a mitad de carrera debido a que las baterías se agotaban. Las actuales citas latinoamericanas fueron en México y en Brasil. Este sábado y domingo en Portland se disputará la penúltima fecha y el cierre será en una semana en Londres. El campeonato lo lidera el neozelandés Nick Cassidy (167 puntos) y lo escolta el alemán Pascal Werhrlein (142). Las fábricas (Jaguar, Nissan, Porsche, Maseratti) que tienen sus equipos utilizan esta competición como banco de pruebas para sus autos de calle.

La Fórmula 1

Desde el año pasado que está trabajando con un equipo de F1 y anticipa que probará un auto. “Fue en marzo del año pasado. Vivía en España y estaba saliendo del gimnasio. Me llamó mi manager y me dijo ‘¿te pintaría trabajar para este equipo de F1?’ ‘¿Vos me estás jodiendo?’, le dije. Obviamente me encantaría lo del simulador, pero sólo firmo con la condición de manejar el auto. Fuimos hablando y ellos también estaban interesados en que subiera al auto. Vimos detalles como lo de la Superlicencia y ellos la hicieron. Y acá estamos laburando. Para poder quedar me hicieron una prueba en la que me filmaron en el simulador y quedaron muy conformes. Con el feeling con el auto me fue muy bien. Comencé a trabajar y ahora me dieron más protagonismo. La prueba se debería dar. Por ahora no tengo fecha fija y calculo que será este año y o el año próximo.

Sobre las diferencias entre la F1 y Fórmula E explica que “a nivel profesionalismo no es muy diferente que a la Fórmula E. El volante es casi igual y los ingenieros nos dicen que los pilotos somos casi ingenieros también por todos los controles que tenemos que manejar. Ellos (F1) tienen mucho respeto por la Fórmula E y desde que se inició la era híbrida están muy interesados en pilotos que corran en la Fórmula E. El presupuesto es mucho más alto y hay 1.300 personas contra un equipo de Fórmula E que tiene 150. Aún no puedo decir qué equipo es, pero se van a sorprender″.

Aunque por su estilo de vida revela las complicaciones tiene para estar en pareja. “Mi vida no es fácil. La gente me dice ‘qué bueno, viajás por el mundo, visitás, conocés gente y vivís de tu pasión’. Es verdad, no me quejo, pero lo que la gente no ve es que el año pasado hice más de 138 vuelos, más de 350 horas arriba de un avión, muy pocos días en mi casa. Ahora es la primera vez en seis meses que estoy una semana en mi casa. Tener estabilidad en mi vida es muy difícil y poder programar una semana en mi casa, tener una pareja con toda la vida que tengo, lo hace muy difícil. Cuando estoy en casa me desconecto y no me muevo, soy aburrido en ese sentido. No estoy en pareja y lo hace difícil tener una por el estilo de vida. Estuve en pareja cuando estuve en Japón y me ayudó a encontrar la estabilidad cuando las cosas van bien. Cuando las cosas van mal te complica la cabeza y no te ayuda en el deporte”.

La charla se termina y a Sacha Fenestraz lo espera otro avión que lo llevó a los Estados Unidos, donde este fin de semana compite con la Fórmula E. Es uno de los pocos argentinos que corre un Campeonato Mundial. La licencia francesa es un detalle formal, pero ese acento cordobés no necesita documento ni pasaporte para confirmar que es argentino.