En Ginebra, Suiza, se produjo este lunes un inédito gesto de convivencia política de representantes del Gobierno y del sindicalismo en medio de la feroz batalla que mantienen en la Argentina: un homenaje a los caídos en las Malvinas unió al secretario de Trabajo, Julio Cordero, con el secretario de Relaciones Internacionales de la CGT, Gerardo Martínez, y el titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, e incluso participó Hugo Antonio Moyano, secretario de Coordinación de Asuntos Jurídicos de la Federación de Trabajadores Camioneros, uno de los hijos del líder del sindicato y hermano de Pablo Moyano, el más firme opositor a Javier Milei en las filas gremiales.
El acto, que se hizo en el marco de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), fue la contracara del clima antimileísta que predominó la semana pasada en la delegación sindical que participa de la conferencia anual del organismo y coincidió, nada casualmente, con la llegada el sábado pasado de Cordero, quien mantiene buenas relaciones con toda la dirigencia gremial tras su etapa previa como abogado laboralista de Techint y vicepresidente del Departamento de Política Social de la UIA.
Como anticipó Infobae, el secretario de Trabajo hablará este martes ante los países miembros de la OIT con un discurso que apuntará a no responder en los mismos términos las duras acusaciones de la CGT y de las dos CTA contra el Gobierno para tratar de tender puentes hacia el sindicalismo. Y, a la vez, sondeará a los dirigentes gremiales para que se sumen a una instancia de diálogo tripartito que quiere inaugurar en Buenos Aires, con la participación de la OIT como garante de las negociaciones.
En una suerte de antesala de esa posible etapa de diálogo, significativa a la luz de la pelea que existe en la Argentina, Cordero logró reunir esta mañana en Ginebra a los máximos representantes de las delegaciones sindicales y empresariales de la Argentina para brindar un homenaje a los caídos en la guerra de Malvinas y efectuar una reivindicación de la soberanía de nuestro país sobre las islas.
En el acto, que fue abierto por el embajador Carlos Foradori, representante de la Argentina ante los organismos internacionales, se hizo un minuto de silencio por las víctimas del conflicto bélico en 1982 y luego hablaron Cordero, Martínez y Funes de Rioja. Entre los presentes había sindicalistas como Cristian Jerónimo (vidrio), alineado con el moyanismo, pero llamó la atención la asistencia de Hugo Antonio Moyano, abogado laboralista y dirigente de la Federación de Trabajadores Camioneros, uno de los hijos del líder del sindicato, Hugo Moyano, y hermano de Pablo Moyano, el más tenaz opositor de Milei, que, sin el aval de la CGT, promovió para este miércoles una movilización ante el Congreso con el fin de presionar a los senadores que debatirán ese día la Ley Bases. También sorprendió la participación de Walter Correa, ministro de Trabajo bonaerense y titular del Sindicato de Curtidores, uno de los dirigentes más vinculados con Cristina Kirchner. Además, concurrió el ministro de Trabajo de Santa Fe, Roald “Coco” Báscolo, enviado por el gobernador Maximiliano Pullaro.
Los representantes de los tres sectores protagonizaron ese gesto de convivencia tras el discurso que brindó Funes de Rioja, como miembro del sector empleador, ante la asamblea de la OIT. Su discurso tuvo un tono moderado hacia el sindicalismo. Comenzó con una ratificación del “compromiso para avanzar en un diálogo social tripartito y efectivo de cara a la búsqueda de consensos que puedan luego reflejarse en nuestros propios países” y destacó luego que en la Argentina hay “una clara e impostergable necesidad de estabilización económica que debe tener en cuenta también la sostenibilidad de las empresas para que pueda estabilizarse el empleo y en especial las pymes, en un marco macroeconómico equilibrado que promueva la inversión y la generación de empleo de calidad”.
El titular de la UIA destacó sus coincidencias con el discurso que brindó el director general de la OIT, Gilbert Houngbo, quien habló de “la necesidad de actualización periódica de los acuerdos sociales para responder a la evolución de las circunstancias, tanto políticas e institucionales como económicas y sociales”, además de atender “las nuevas realidades laborales para adaptarse al desarrollo de nuevas y habilidades y oficios que se requieren, conjuntamente con la adecuación de la normativa para una modernización de las relaciones de trabajo”.
En ese sentido, señaló que la UIA había planteado esa temática en su Libro Blanco para “dar respuestas al desafío de los requerimientos de un nuevo ecosistema laboral y de formalizar a quienes hoy no lo están”. “Este doble desafío requiere avanzar en agendas que Argentina aún no ha resuelto -añadió-. Las multas laborales, la litigiosidad, la desproporción de las indexaciones judiciales, los costos laborales no salariales que afectan a la productividad y a la competitividad como telón de fondo de este panorama. Nuestro país tiene no sólo alta informalidad laboral sino también tributaria, por encima del 35% y un largo estancamiento de nuestra economía y, por ende, de nuestro empleo”.
“En paralelo, mientras abordamos estas agendas -consideró Funes de Rioja-, también tenemos que trabajar para el futuro. Las instancias de educación y formación profesional, como hemos dicho ya en virtud de las nuevas tecnologías, es fundamental. Trabajadores, empresarios y gobiernos tenemos que hacer el cambio que ponga en valor la empleabilidad. Como señalara el director general (de la OIT) en su reciente apelación a dar prioridad a la justicia social”.
Al volver a citar el discurso de Houngbo, el presidente de la UIA manifestó: “Debemos fortalecer las instituciones y organizaciones del trabajo para que el diálogo social sea eficaz y es necesario revisar las legislaciones y normativas que afectan al mercado de trabajo para que sean pertinentes y estén al día con miras a proteger a los trabajadores y fomentar las empresas sostenibles”.
Sobre el final de su intervención, Funes de Rioja resaltó que “otro tema que se encuentra en discusión actualmente son los límites al derecho de huelga, que claramente deben tener en cuenta la figura del acoso y violencia del Convenio 190 de la OIT, ya ratificado por la Argentina”. Allí fue cuando mencionó que ese convenio es de doble vía, pues los bloqueos de planta o la imposibilidad de ingreso o egreso de un establecimiento violan también derechos constitucionales como el de propiedad, el de ejercer toda industria lícita la libertad de tránsito y de trabajo”.
“El respeto por parte de gobiernos y los propios actores de los convenios fundamentales y los ratificados como el citado 190 tienen y pueden que ser un compromiso tripartito, pues el respeto a las normas es un presupuesto incuestionable para que el diálogo social sea efectivo y conducente”, concluyó el directivo de la entidad fabril.