(Desde Montevideo, Uruguay) – El expresidente uruguayo Julio María Sanguinetti (1985-1990 y 1995-2000) mira con preocupación el escenario político de América Latina. La región está en una situación “bastante compleja desde el punto de vista democrático” por los hechos que han sucedido en Ecuador, Perú y, pese a su “estabilidad”, en Chile. En los vecinos más próximos de Uruguay, en tanto, encuentra diferencias: en Argentina hay una crisis y lo que precisa es “normalidad”; en Brasil el gobierno avanza en “piloto automático”, dijo el exmandatario al ser entrevistado en Radio El Espectador.
Si analiza el “barrio” de Uruguay, Sanguinetti encuentra a Argentina en un momento “particular” por la “crisis tremenda” que atraviesa, dada por los niveles de pobreza, inflación y déficit fiscal. “La respuesta que ha dado la ciudadanía para salir de esa situación es que asuma un gobierno ultraliberal –anarcocapitalista, como se define el señor (Javier) Milei–, que tiene una situación políticamente muy frágil porque no tiene una mínima mayoría parlamentaria para enfrentarlo”, aseguró el dirigente del Partido Colorado de Uruguay.
Sanguinetti destacó que el rumbo que sigue Milei es es acertado e indicó que el país “precisa normalidad”, una palabra que en ese país parece “extravagante”. “Normalidad, simplemente. Hacer lo que se debe hacer porque semejante país, con la capacidad de gente que tiene, con los recursos que tiene, no debería en ningún caso vivir la situación en la que vive, con la zozobra política constante que lleva desde hace tantos años”, opinó el exmandatario.
Sanguinetti deseó que el gobierno de Mieli “salga bien” y definió como “muy radical” a la actitud que tomaron los dirigentes de la oposición y la CGT.
Las decisiones que tomó el presidente argentino fueron “más realistas” de lo que proponía en campaña, destacó el dirigente uruguayo, porque formó un gabinete integrado por “la casta”. Tener gente de experiencia en su equipo lo llevó a estar más cerca de “la realidad”, algo que es “imprescindible”. “Evidentemente, ni el equipo ni él mismo tiene la formación del Estado. Él simplemente ha sido un predicador, pero no tiene un conocimiento de la vida del Estado como para sostener esa responsabilidad”, opinó.
Sanguinetti advirtió que concretar los planteos de Mieli requiere “tiempo”, algo difícil en un país “ansioso y angustiado”. “Para normalizarse, esto va a requerir un proceso de un par de años, para luego llegar a que Argentina pueda recuperarse y adquirir el ritmo que todos deseamos que tenga”, afirmó.
El exmandatario sugirió que Argentina salga de los “subsidios cruzados” y de una economía “constreñida”, en la que “tres cortes de carne de asado no se pueden exportar”. Si lo hace, podrá liberar las “fuerzas económicas” que tiene.
El dos veces presidente de Uruguay diferenció la situación Argentina de la de Brasil, un país que está en “piloto automático”. “Lula asumió un país que, más allá de las extravagancias políticas de (Jair) Bolsonaro, tenía una situación económica razonablemente estable porque había tenido la sabiduría de entregar el manejo económico a un equipo competente”, definió. Da Silva, por tanto, no asumió una situación “crítica” aunque debe enfrentar los “problemas históricos” del país como la pobreza y discriminación hacia algunos sectores.
Sanguinetti describió una visión “anacrónica” y “romántica” del presidente Lula al intentar recuperar la industria del país. “Brasil tuvo un gran sueño industrial. Sin embargo, no es potencia industrial y con los años se ha devenido en potencia agrícola (…) Lula quiere revitalizarla con una inyección de crédito. No sé cuánto lo podrá hacer. Lo malo, o lo riesgoso, de eso es que lo lleva a un cierre mayor de su economía”, opinó Sanguinetti.
En la política exterior, en tanto, Brasil está “un poco errático” y se lo ve con cierta “nostalgia” sesentista, de “liderazgo tercermundista”, cuestionó.