Con mucha ansiedad y algo de nervios, Camila Peralta espera ansiosa el momento en ser atendida por el equipo médico del Hospital Garrahan, que promete para ella una nueva vida. Nació hace nueve años con un tumor en una pierna, lo que le dificulta caminar, y aunque puede desplazarse con un zapato ortopédico, la única opción que en éste tiempo le dieron en su provincia fue amputarla.
Pero, como lo último que se pierde es la esperanza, su familia, oriunda de Córdoba, no bajó los brazos y lograron contactar con los profesionales del hospital pediátrico porteño donde la esperan en junio para operarla.
Pero llegar hasta esta ciudad no fue fácil y lograr la ansiada intervención, se realizó una campaña solidaria que en sólo dos días (tiempo récord), logró juntar los 17 millones de pesos que cuestan las prótesis que la niña necesita para mejorar su calidad de vida. “Ella está contenta, emocionada y nerviosa a la vez por esa cirugía” , le cuenta a Infobae Santiago Peralta, su papá.
De la triste noticia a la esperanza
Cuando Camila tenía 8 meses y comenzó a pararse para dar sus primeros pasos, lloraba en cada intento. Preocupados, sus padres consultaron con su pediatra, que mandó a hacerle una serie de estudios médicos. Llegó la triste respuesta: su pierna izquierda estaba quebrada por un tumor que tenía, al menos, desde que nació.
Entonces, los Peralta iniciaron un rally por cada uno de los hospitales y clínicas de Córdoba. Buscaban una solución para Camila. “En todos lados nos dijeron que lo único que podrían hacer era amputarle la pierna, que era más seguro hacer eso y luego ayudarla a con terapia psicológica”, recuerda Santiago y admite que de sólo imaginarlo a él y a su esposa se les destrozaba el corazón, pero a la vez eso los alentó a seguir buscando otro respuesta.
Fue así que en el 2021 llegaron por primera vez al Garrahan, donde le dijeron que podían salvar su pierna. “Llegamos allá porque cuando ya no sabíamos qué hacer empezamos a buscar respuestas en los medios y dimos con el hospital. Nos enteramos cómo era y fuimos. La noticia buena fue que no era necesaria la amputación su pierna. Nos dijeron que podía salvarse, que era muy chica para perderla. Volvimos a Córdoba e hicimos el proceso de pedido de prótesis, nunca llegó una respuesta; después renunció la doctora con la que ya habíamos hablado y bueno, no había solución a nada. Al tiempo me contacté con otro médico que nos dice que era posible operar, pero fue cuando comenzaron los problemas con la obra social. Ya sin saber que hacer pero con la esperanza de salvar su pierna me contacté con la Fundación de Juan Pablo y ahí cambió todo”, cuenta emocionado.
El tratamiento prometedor
“Cami ya tiene la fecha para el 19 de junio. Ella está contenta por esto porque ya ha pasado por tantas cirugías que le fue fácil y sabe que volverá a esas mismas rutinas. Sufrió mucho, y nosotros también, pero la que más sufre es ella con todas las operaciones fallidas que el hicieron”, cuenta el hombre que junto a su esposa peleó para que la nena tuviera la mejor atención posible aunque hasta que su caso se hizo público nadie intervino a su favor. A mediados de junio, la familia llegará a Buenos Aires.
Hace unos días, la obra social que le corresponde se acercó para prestar su apoyo. “Ahora parece que si se hacen cargo de todo, pero no lo sé. Está todo en manos de los abogados y el lunes tendremos noticias. Estamos viendo si entre el lunes o martes la obra social responde si nos ayudarán, sino el mismo martes estaré comprando una prótesis junto a Juan Pablo, de la Fundación que nos ayuda”, agrega el hombre, empleado de una maderera, mientras en su casa de Río Ceballos, a unos kilómetros de la capital de Córdoba, ya se escuchan los sonidos de platos y el murmullo de sus tres hijos. En su trabajo, cuando supieron de la campaña solidaria no dudaron en colaborar.
Actualmente, y hasta que ingrese al Garrahan, Camila camina con una zapatilla ortopédica que una plataforma de 12 centímetros y su costo es de $ 20.000, la solución que encontraron para que pudiera desplazarse lo mejor posible en una zona de desniveles naturales. Ese calzado será cambiado por una prótesis que, una vez que le saquen el tumor, logrará que su pierna crezca.
Cuando su historia llegó a oídos del Juan Pablo Rodríguez, el tatuador que luchó contra sus adicciones y se dedica a ayudar desde la fundación Un Tatuaje por Una Sonrisa, no dudó en iniciar una campaña para ayudarla. A él se sumó Luciano Benjamín, del portal Only in Córdoba, y en sólo dos días juntaron todo el dinero.
Cuando llegaron a la cifra esperada, él mismo Juan Pablo quiso darle la noticia a la familia. “Le fuimos a contar a la familia que juntamos esos $17.000.000, que parecían imposibles”, explicó en sus redes a las personas que siguieron el minuto a minuto de esta campaña. Estuvo acompañado por personal de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Río Ceballos.
“Ya pudimos hablar con ellos y se comprometieron a acondicionar la casa de Cami… Ahora vamos a esperar por la obra social Grupo Azul Salud, que ya se comunicó con el abogado de la familia porque aparentemente quieren ayudar de alguna manera en la compra de las prótesis. ¡Sería fabuloso! Porque de esa manera tendríamos un resto de dinero para acondicionar mejor aún la vivienda”, dijo el influencer.
Esa posibilidad sigue en pie: “Si la obra social se hace cargo, Juan va a comprar un poco del material necesario para hacerle a Cami una pieza para que cuando vuelva de Buenos Aires ya tengo su lugar para estar tranquila y poder recuperarse”, explica y cuenta que en el largo proceso esa obra social deberá hacerse cargo de la rehabilitación de la nena.
En la casa de Camila se habla mucho de la solidaridad, por eso lo que les ocurre es “una cadena de favores”, como en la película, por eso ella sueña que cuando sea grande la mejor manera de agradecer lo que hicieron por ella es ser médica.
“Cami sueña con poder curar como la van a curar, en ayudar a otros niños que tengan cualquier problema como la van a ayudar a ella los médicos y sí, quiere ser médica de grande y en casa la alentamos porque la solidaridad se devuelve. Por eso, hemos pensado que cuando se acomode todo y que ya la operen, con mi señora vamos a dedicarnos a ayudar a quienes lo necesitan. Lo que haremos es fabricar camas de madera para niños que no tienen hoy una camita en la que dormir o que comparten una entre varios. Nos gustaría hacerlo con Juan Pablo ya que yo trabajo con la madera y en mi trabajo me ayudan mucho cuando necesito, así que esa será nuestra manera de contribuir y ayudar también”, finaliza.