El preso político cubano José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica (Unpacu), se encuentra en una situación delicada en la cárcel y su familia pidió ayuda internacional para visibilizar su caso. Está detenido desde el 11 de julio de 2021, en el contexto de las masivas protestas que se desataron en toda la isla.
En diálogo con Infobae, su esposa, Nelva Ortega-Tamayo, detalló cómo son los días de su marido tras las rejas, contó sus miedos y lamentó que el personal penitenciario no permita las visitas familiares. “Lo están enterrando en vida”, denunció.
“El pasado lunes, me dirigí a la prisión de máxima severidad Mar Verde con la intención de poder ver durante la visita familiar reglamentaria a mi esposo, el preso político por tercera vez de conciencia, José Daniel Ferrer García. Fui acompañada de nuestro hijo de tan sólo cuatro años, Daniel José, y mi hijastra Fátima Victoria; y una vez más fue negada la visita. Solo aceptaron la jaba (bolsa) con los alimentos, productos de higiene, aseo y algunos medicamentos”, comenzó su relato a este medio.
Y siguió: “La misma táctica utilizada por más de un año al negar y violar su derecho a recibir visitas, tanto familiares como matrimoniales, así como las llamadas telefónicas. El pasado 3 de mayo, que era la visita conyugal correspondiente, lo hicieron nuevamente, usaron el mismo tipo de abuso de poder, algo que ya se le ha acostumbrado, un tipo de tortura psicológica no solamente para mi esposo, sino también para nosotros, sus familiares”.
La esposa de Ferrer aseguró que su marido se encuentra aislado y en condiciones inhumanas. “Luego de varias horas de espera, nos hacen trasladar a la misma oficina del lado militar para entonces decirnos que no se va a dar la visita. La dictadura Castro-Canel comunista se empeña hace un año y más de dos meses en mantenerlo no solo aislado de la comunidad penal, sino también del contacto con su propia familia, en la misma celda de castigo y de aislamiento donde permanece desde el 14 de agosto de 2021 bajo condiciones inhumanas, crueles y degradantes, siendo víctima de maltrato y violencia física y psicológica; privado de su libertad, con pésima alimentación, el mayor tiempo con agua no potable, que los presos deben cargar a largas distancias, pues apenas llegan pipas hasta allí. Y cuando llega esta, deben seguir cargándolo por falta de bombeo de agua”, denunció.
Ortega-Tamayo agregó que, “todo esto, sin atención médica ni estomatológica y con la solamente compañía de los mosquitos y otros vectores de enfermedades, pues no solamente sufren los presos en todo el país por la malnutrición, desnutrición, el hambre, el parasitismo, la leptospirosis, la tuberculosis, sino también por enfermedades y lesiones dermatológicas, y otras por picaduras o contacto con chinches, garrapatas, ratas, cucarachas, etcétera”.
Consultada sobre cuántas visitas se le ha permitido, detalló: “En estos más de dos años, solamente nos han dado derecho a 12 visitas familiares y tan solo nueve matrimoniales, sin olvidar el hecho de las pocas llamadas telefónicas que le permitían. Todo esto es de esta dictadura cruel y asesina, que se empeña en seguir enterrándolo lentamente y matándolo en vida”.
Además de narrar la crítica situación de su esposo en prisión, contó como vive su familia: “Nos acompaña, no solamente al preso, sino también a nosotros, la familia, la incertidumbre, la ansiedad, la angustia, la tortura mental, el coraje, la frustración, entre otras cosas, que nos impiden descansar, vivir en paz, preguntándonos cómo estará, dónde estará, qué le habrán hecho, si estará en huelga de hambre, si estará golpeado, en qué condiciones lo tendrán… Esto es constante para la familia y asimismo pasa con aquellos que están dentro de la prisión”.
“Nosotros hacemos un llamado a la solidaridad internacional para que se mantenga el apoyo y la denuncia sobre los abusos que sufre mi esposo en prisión. Tememos mucho por la vida de mi esposo, por lo que seguiremos exigiendo fe de vida, poder verle o escucharle, así como su libertad inmediata e incondicional, pues es inocente”, concluyó.
“Acción urgente”
El año pasado, Amnistía Internacional pidió una “acción urgente” por Ferrer. A través de un comunicado, manifestó: “José Daniel Ferrer García, líder del grupo de oposición política no oficial Unión Patriótica de Cuba, fue detenido el 11 de julio de 2021 en el contexto de los actos de protesta que se celebraron por toda la isla y, desde el 14 de agosto de 2021, permanece recluido en una celda de castigo, según sus familiares. Desde el 17 de marzo de 2023, permanece en régimen de incomunicación y antes de esta fecha se encontraba en mal estado de salud. Es preso de conciencia, por lo que debe ser puesto en libertad de inmediato y sin condiciones”.
En una carta pública dirigida al dictador cubano, Miguel Díaz-Canel, la ONG le exigió información sobre Ferrer, quien, “según su familia, llevaba (al momento de publicada la solicitada) más de ochenta y dos días recluido en régimen de incomunicación, sin acceso al exterior. Las últimas informaciones que recibió su familia indicaban que él padecía graves problemas de salud y que no estaba recibiendo la atención médica adecuada”, subrayó.
“La detención sin acceso al mundo exterior —detención en régimen de incomunicación— facilita la tortura y otros malos tratos, y las desapariciones forzadas; y, en algunas circunstancias, puede constituir en sí misma una forma de tortura o de trato cruel, inhumano o degradante. A su vez, el confinamiento solitario solo debe utilizarse en circunstancias excepcionales, y si es sostenido de manera prolongada también puede violar la prohibición de la tortura y otros tratos crueles”, consignó el escrito.
“José Daniel Ferrer García, detenido el 11 de julio de 2021 —antes de que llegara a unirse a las masivas protestas que tuvieron lugar en toda la isla—, es preso de conciencia, encarcelado exclusivamente por ejercer sus derechos humanos. Le insto a que lo ponga en libertad de inmediato y sin condiciones y, en espera de su liberación, ponga fin a su aislamiento y permita a su familia comunicarse con él sin demora”, concluyó la organización.