En Estados Unidos es habitual comparar la sensación térmica de Wall Street, la de los mercados financieros, y la de “main street”, es decir de la calle. Esa comparación también es posible en el caso de la Argentina, donde se agrandaron las distancias entre ambos mundos. Mientras los inversores están de festejo a 45 días de la asunción de Javier Milei como Presidente, en la economía real la situación se vive una realidad muy diferente.
Es indudable que la expectativa entre los grandes bancos y las sociedades de Bolsa ha mejorado notoriamente desde que el libertario ganó la segunda vuelta electoral. El discurso promercado, las promesas de enfrentar los vencimientos de deuda y de ir a déficit fiscal cero resultaron música para los oídos de los inversores.
Todo esto se manifestó en comportamientos concretos. Luego de un arranque flojo, las acciones argentinas que cotizan en Nueva York se recuperaron ampliamente. Las acciones bancarias, como el caso de Macro, ya están 10% arriba en enero, y Galicia incluso más, 12%. Otros papeles, como los relacionados a energía (YPF y Pampa), en cambio, vienen neutros. El mejor dentro de ese grupo sigue siendo Vista, la acción estrella de la Argentina. La petrolera de Miguel Gallucio ya batió récords por su evolución en el mercado en los últimos dos años y en el arranque de 2024 ya trepa casi 13%.
Los bonos argentinos subieron hasta 8% en dólares y las acciones argentinas en Wall Street hasta 13%. Ayudó el buen clima en los mercados, con récord del índice Nasdaq ayer, pero también la expectativa sobre una posible recuperación de la economía argentina, justo cuando atraviesa una severa caída de la actividad y el consumo
El entusiasmo de los mercados se refleja sobre todo en la firmeza de los bonos. El AL 30, que es el más corto que surgió del canje de Martín Guzmán, está volviendo a máximos desde la reestructuración de 2020. Luego de haber navegando en forma intrascendente en niveles de USD 25, ahora ya se acerca a niveles de USD 45, teniendo en cuenta los emitidos bajo ley Nueva York. Ayer fue otro día positivo y en lo que va del año ya sube 8%, mucho más que los títulos de duración más larga.
El riesgo país reflejó esta mejora al menos parcialmente, con una disminución desde más de 2.100 puntos antes de la victoria de Milei a niveles por debajo de los 1.900 puntos básicos.
Claro que parte de esta fuerte mejoría en los activos argentinos también está relacionada con el buen clima de los mercados internacionales. Ayer, por ejemplo, el índice Nasdaq, que agrupa a las acciones tecnológicas, tocó un nuevo récord, y lo mismo había ocurrido hace dos días con el Dow Jones.
¿Cómo se explica esta supuesta contradicción entre la euforia bursátil y la fuerte caída de la actividad? No hay una respuesta certera, pero sí se pueden hacer conjeturas. La más obvia es que los mercados se adelantan
Pero el mejor momento para las acciones y los bonos argentinos de los últimos años contrasta con la fuerte caída de la actividad económica. La recesión se hace sentir en todos lados: la abrupta caída de ventas minoristas (en diciembre CAME midió un derrumbe del 13%), mientras que la actividad industrial del sector PYME se desplomó más de 26%. También los salarios sufrieron un desplome ante la elevada inflación de diciembre, que llegó al 25,5%. Es ni más ni menos que el “trago amargo” que describió el propio Milei, cuando planteó la necesidad de sincerar la economía ni bien asumió.
¿Cómo se explica esta supuesta contradicción entre la euforia bursátil y la fuerte caída de la actividad? No hay una respuesta certera, pero sí se pueden hacer conjeturas. La más obvia es que los mercados se adelantan. En ese sentido, la expectativa es que la economía empiece a reactivarse a partir del ingreso de dólares de la cosecha gruesa. Además, también se espera que la inflación empiece a ceder, dando lugar a una suerte de círculo virtuoso.
Claro que para saber si los inversores están o no haciendo una buena lectura de cómo seguirá la economía habrá que esperar todavía varios meses. Mientras tanto, la expectativa juega a favor, al igual que un contexto internacional que resultó muy propicio para mercados emergentes en el arranque del año.